No se trata tan sólo de un gobierno “tibio y timorato” como ha sido calificado frecuentemente, sino que “no asumió su mandato”.
El titular corresponde a una conocida película que en la actualidad es muy aplicable para dos procedimientos o estrategias a seguir: La primera es hacer un balance de la situación actual del país, en general, y la segunda es tratar de formular una planeación futura con el fin establecer los correctivos que se encuentren o determinen ser necesarios.
El Gobierno Nacional actual cumple dos años desde su posesión, y entonces es muy conveniente y necesario hacer un balance sobre sus realizaciones.
Ciertamente este tipo de análisis se hizo también cuando se presentó la transición entre el gobierno del expresidente Santos y la llegada del nuevo gobierno del presidente Duque. En general, la comunidad tenía la esperanza de que se corrigieran tantos desaciertos cometidos por el gobierno anterior, pero su desilusión y desencanto comenzó desde las primeras palabras del mandatario nuevo, porque, de entrada, se rehusó hacer un balance sobre la situación como le había dejado el país el expresidente Santos.
En general y haciendo consideraciones aparte del ataque viral actual, no se trata tan sólo de un gobierno “tibio y timorato” como ha sido calificado frecuentemente, sino que “no asumió su mandato”. Esto no tiene solamente una clara explicación por las frecuentes vacilaciones del gobierno actual, sino porque, además, ha manifestado una falta de mandato cuando, por ejemplo, sus decisiones se ven declaradas inexequibles por quienes frecuentemente demuestran ser los “primeros mandatarios”.
Pero hay mucho más. El solo caso del fracaso de la erradicación de los cultivos ilícitos ha demostrado que quienes realmente están ejerciendo el poder son los grupos narcotraficantes secundados por las cortes. Esto combinado con la actitud de una oposición muy beligerante, herencia también de Santos, se resume con la pregunta que recientemente formuló un diario local: “¿Se abre otra vía de cogobierno mediante la presentación de acciones de tutela, por parte de congresistas de la oposición, para que jueces reviertan medidas del gobierno y, sentencia mediante, ordenen la adopción de las que esos parlamentarios quieren imponer?”. En muy pocas palabras: ¿Quién es el que manda aquí, ah?
También es importante considerar la situación debida a las limitaciones y cortapisas que, mediante actuaciones típicas repetidas, le han impuesto las cortes, infiltradas por la oposición y el mamertismo, al líder natural del partido de gobierno.
La burla permanente que constituye la JEP desde su propia conformación, es otra demostración de que no se introdujo, como se prometió, ninguna reforma a lo pactado en el espurio acuerdo de La Habana.
En general, no se aplica aquello del vaso medio lleno o medio vacío, cuando el vacío es muy grande. ¡El que entendió, entendió!
La desorientación que cunde es tal, que muchos analistas ya se preguntan si las contradicciones y vacilaciones del gobierno actual no corresponden a inocencia o ineptitud, sino que, más bien, corresponden a un plan muy bien urdido, desde hace mucho, por parte del comunismo internacional para apoderarse de Colombia. El solo hecho de la gran infiltración dentro de la burocracia oficial enorme que no se ha recortado en lo más mínimo, parece confirmar esta apreciación.
Y así por el estilo. Entonces la pregunta obvia es: ¿Qué pasará el día después del 7 de agosto de 2020?
Pero, como están las cosas, es conveniente ir pensando en lo que va a pasar el día siguiente del próximo cambio de gobierno. El mamertismo de las nuevas SS (Samperismo y Santismo) se ha mostrado demasiado activo aprovechando todas las facilidades y ventajas que le da el vacilante gobierno actual. Existe la preocupación porque al final resulte una elección entre un candidato menos malo y el más malo o pésimo. Los analistas, que abundan en el país ya plantean, además, un escenario consistente en que en la futura elección se tratará de elegir un sistema de gobierno y no la escogencia entre los programas de unos partidos. Resumiendo: Será la elección entre el sistema capitalista y el comunista. ¡Así de sencillo!
A nivel local cabe aplicar el dicho: “Si por allá, (por el gobierno nacional), llueve, por acá no escampa”.
Esto se ha visto confirmado por las recientes actuaciones del alcalde Daniel Quintero, a quienes algunos califican como “el enviado” y cabe preguntar ¿Por quién?
Bastaría tatar de analizar sus intenciones al solicitar facultades extraordinarias para “reformar” a las EPM. Habría que agregar la soterrada intención de importar “lobos con piel de ovejas” o mejor dicho médicos cubanos para atender la pandemia. “Coincidencialmente” se informa simultáneamente de la posesión del nuevo director del museo “Casa de la memoria”, de la más clara ascendencia de la “Colombia humana” quien de entrada manifiesta: “Hay que reimpulsar la misión de la Casa de la Memoria”.
Tristemente hay que reconocer, como ya lo han manifestado muchos analistas locales, la infiltración del “petrismo” es clara y se debe en gran parte a una juventud desorientada por un magisterio que ya había sido infiltrado también por el mamertismo cubano, aplicando una de las formas de lucha que lo caracterizan. Diría Marañas: “Nos están velando parados”.
La pregunta resumen es ¿Qué quiere Colombia para el día después de mañana?