Las formas cooperativas de asociación han permitido que en entornos locales se puedan generar desarrollos económicos y sociales que en muchos casos han alcanzado gran impacto en la calidad de vida de las personas e incluso en escenarios de deliberación pública.
El cooperativismo es uno de los componentes que mayor dinamismo aporta al desarrollo de las localidades. La organización social a través de cooperativas que respondan a los intereses de grupos específicos ha permitido la consolidación de iniciativas y el mejoramiento de la calidad de vida en diversos grupos poblacionales a lo largo de la historia.
Juan Guillermo Murillo, profesor investigador de ingeniería financiera en la Universidad de Medellín ha trabajado en la modelación y construcción de modelos de riesgo para el sector cooperativo y resaltó la importancia del sector solidario en subregiones como el Norte y el Bajo Cauca antioqueños.
“Las cooperativas acuden a una franja de ciudadanos que normalmente los bancos no abordan porque desde su visión no les resulta muy competitivo, en cambio en el cooperativismo ese nicho de mercado resulta mucho más eficiente porque las personas o empresas pequeñas y medianas pueden acceder a créditos mucho más fácil y pueden mejorar aspectos de productividad, desarrollo y empleo en las regiones”, señaló Murillo.
Por su parte, Rafael Gómez Giraldo, gerente de la Cooperativa de Caficultores de Antioquia, señaló que “la cooperativa tiene un carácter social y en casos como el de los caficultores, no sólo se es garante de la compra del producto sino que procuramos llevar el menor precio posible en la venta de fertilizantes y el mejor precio posible en la compra de café, así que eso les ayuda a dinamizar las economías de estos municipios porque al generar buenas condiciones el cafetero vende su carga y luego va al mercado o paga su transporte y dinamiza todo el comercio del municipio y eso genera un beneficio general”.
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En el caso financiero, Murillo destacó que las personas suelen confiar más en las cooperativas porque son percibidas como entidades más cercanas que los bancos y agregó que “la gente cuando se asocia en cooperativas tiene más acceso a recursos financieros e incluso a recursos de tipo físico, porque las cooperativas multiactivas les pueden proveer maquinaria, acompañamiento, insumos y se convierten en un motor de desarrollo importante”.
En cuanto al componente social, Gómez Giraldo destacó el trabajo que desde las cooperativas se hace en pro del empoderamiento de los asociados. “Es vital. Y para eso hay que hacer mucho trabajo en las veredas con las comunidades para que se entienda el modelo cooperativo como una opción de vida que tiene múltiples instancias de participación. Así que hay un compromiso claro que es el de llevar conocimiento, información y motivación para que los asociados a través de la identificación se conviertan en gestores de su propia cooperativa”.
Juan Guillermo Murillo concluyó destacando el papel del cooperativismo en temas como la promoción de hábitos que contribuyen al mejoramiento de la calidad de vida en las localidades.
“Las cooperativas crean cultura de ahorro a través de estrategias como el ahorro navideño y eso va consolidando ese hábito que termina siendo un bienestar incalculable para el desarrollo y el bienestar de las comunidades”.