El clan del voto

Autor: Álvaro González Uribe
12 octubre de 2019 - 12:06 AM

Estamos hablando de un delito que vicia la legitimidad del poder, que horada los cimientos de la democracia

Medellín

Álvaro González Uribe

La poderosa empresa electoral criminal que se develó con la captura de la hoy fugada excongresista Aída Merlano es una muestra más de cómo en muchos casos se ha conseguido y se consigue el poder, no solo en la región Caribe como algunos creen, sino en toda Colombia. Claro, hay regiones donde esa perversa costumbre es más común que en otras o, quizá, más abierta.

De todas maneras, es un delito de suma gravedad que no puede seguir siendo tomado a la ligera y hasta en términos jocosos.

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Tamales o tejas, ladrillos y cemento -TLC- y más. No es un chiste ni una suerte de práctica picaresca. Estamos hablando de un delito que vicia la legitimidad del poder, que horada los cimientos de la democracia como soporte de las instituciones y del Estado de Derecho, y que tiene graves repercusiones en el desarrollo, en especial en la satisfacción de las necesidades de los más pobres que son quienes menos voz tienen para denunciar y, paradójica y consecuentemente, los más instrumentalizados para cometer dicho delito.

La captura de la señora Merlano, y luego su mediática fuga, no pueden seguir siendo una cortina de humo que oculte durante más tiempo la empresa de compraventa de votos de la cual ella era solo una de sus ejecutivas -lo cual no le quita gravedad a su dolo- y que tiene como accionistas a tradicionales y casi perpetuos dirigentes del departamento del Atlántico pertenecientes a diferentes partidos y a poderosas familias, con tentáculos en Bolívar y Magdalena. (El Espectador, 2-10-19; “¿A quién beneficia la fuga de Aída Merlano?”).

No en vano se habla de la “casa tal” o de la “casa cual” como si se tratase de dinastías monárquicas que va uno a ver y sí.

Ha pasado más de un año y medio desde que la señora Merlano fue capturada. ¿Por qué la Fiscalía ha demorado tanto esa investigación? Ya tenemos encima otras elecciones y no nos quepa duda de que esa empresa de votos con otros ejecutivos pero iguales dueños no ha parado de funcionar. Los “negocios” para que queden los mismos con las mismas ya están casi listos. Solo falta el día de elecciones para su perfeccionamiento y listo: a posesionarse los nuevos alcaldes, gobernadores, concejales y diputados.

Serán elegidos, homenajeados, se posesionarán y gobernarán. ¿A quién representarán? ¿Cómo gobernarán? Los resultados de este delito se pueden ver en la pobreza de tantos barrios de Barranquilla y varias ciudades de la región Caribe. Claro, muestran algunos puentes faraónicos y una que otra gran obra por lo general costeados con dineros de la Nación. Lo demás se oculta. Y repito, aunque este es un caso concreto y aberrante, sucede a escalas y en formas diferentes en todo el país.

Nuestro sistema electoral artesanal facilita la compra de votos, pero, obvio, no es la causa. Cuando se cambió la tradicional papeleta dentro de un sobre por el tarjetón que hoy marcamos, se dijo que ello permitiría un mejor control. Pero no. La delincuencia, como siempre, se ideó nuevos “modus operandi”. Y seguramente lo mismo sucederá si se implementa el voto electrónico, a lo mejor con más facilidad como sucedió con los atracos bancarios que fueron casi del todo reemplazados por hurtos cibernéticos.

Venta de votos

Ciudadano, recuerda que hoy te pueden dar una camiseta, un tamal, un mercado o $ 20.000 y más por tu voto o por conseguir votos, pero te están quitando tu dignidad

Es que la calentura no está en las sábanas ni en las sabanas ni en las montañas ni en las mesetas ni en los valles. La calentura es la corrupción que se da silvestre en toda la geografía, en todos los estratos sociales, en todos los oficios y en todos los niveles públicos y privados.

¿Se requería la fuga de Aída Merlano para que ahora sí se hable de investigar decididamente, de judicializar y de condenar a sus poderosos patrones? ¿Para tocar a los intocables? Pues al parecer sí, triste, pero sí. Obligados por el escándalo de la fuga ocurrida a ojos de todo el país y hasta del mundo, las autoridades están pregonando que caerán sobre ellos, un poco tarde, pero aún es tiempo, siempre será tiempo.

Y que no sea solo en la región Caribe: Que se ataquen las bandas electorales en todo el país. No se han demorado uno o dos años, se han demorado décadas y décadas en ponerle coto a tantos delitos electorales que solo han servido para incrementar el número de artículos en el Código Penal.

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¿Será necesario un bloque de búsqueda para combatir el clan del voto del cual Aída Merlano era solo una ficha de mostrar, usar y desechar? ¿Serán necesarios varios bloques de búsqueda para combatir los cientos de clanes grandes y pequeños que resultan siendo los verdaderos dueños de los municipios, de los departamentos y del país? Pues lo que sea necesario, pero hay que actuar ya sin dilaciones. ¡Ah!, y sin espectáculos para la galería.

Urna: Ciudadano, recuerda que hoy te pueden dar una camiseta, un tamal, un mercado o $ 20.000 y más por tu voto o por conseguir votos, pero te están quitando tu dignidad que no tiene precio y, además, eso que te dan hoy y muchísimo más a lo que tienes derecho te lo robarán durante cuatro años.

 

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