El domingo 28 de julio, él encarnó la historia épica del ciclismo colombiano y nos recordó, por si lo habíamos olvidado, que el ciclismo es el deporte nacional por excelencia
Egan Bernal ha logrado materializar el sueño amarillo y, con lujo de detalles y de virtudes deportivas y humanas, ha conquistado a muy corta edad a la cumbre del ciclismo: el Tour de Francia.
Es usual que, ante estos maravillosos triunfos, en medio de la emoción, surja el grito: “GANAMOS”. Y, esta vez, es más real que nunca: “GANAMOS”, porque el triunfo del gran Egan es un triunfo colectivo pues el domingo 28 de julio, él encarnó la historia épica del ciclismo colombiano y nos recordó, por si lo habíamos olvidado, que el ciclismo es el deporte nacional por excelencia.
Esa camiseta amarilla también es de todos los pioneros que desde hace muchos decenios se lanzaron a las carreteras colombianas, en condiciones precarias, para buscar la gloria: Ramón Hoyos Vallejo encabezando a “los paisas en caravana”; los campeones del Táchira y México, Pachón, Samacá, Siachoque; los primeros aventureros en Europa: Giovanni Jiménez iniciando los setentas, Rafael Antonio Niño, el gran Martín Cochise Rodríguez, primer compatriota participante en el Tour y ganador de etapa en el Giro, además de su récord de la hora y el título mundial de persecución individual y mejor deportista de Colombia en el siglo XX.
En los años ochenta se inició, formalmente, la campaña para conquistar a Europa gracias a la terquedad y visión del dirigente Miguel Angel Bermúdez y Alfonso Flórez Ortiz ganó el Tour del Avenir, aún en el ámbito aficionado. Pero en 1984, se reta a los grandes y Martín Ramírez triunfa en la Dauphiné Liberé sobre Bernard Hinault. Llegan Patrocinio Jiménez, Condorito Corredor; Pacho Rodríguez y Oscar de J. Vargas, con sus pódiums en España y los históricos Lucho y Parra, el primero ganando la Vuelta a España en 1987 y Parra, pisando por primera vez en anhelado pódium del Tour y, un año después en la Vuelta.
Luego Víctor Hugo Peña se pone, por primera vez para nuestro ciclismo el “Maillot Jaune”, lo que años después repetiría Fernando Gaviria y, ahora, Egan Bernal quien se la enfundó para no quitársela.
Santiago Botero, su título mundial de ruta y las etapas ganadas en el Tour; Nairo Quintana y sus triunfos en dos de las grandes, sus pódiums en Tour y su espíritu de lucha para persistir en el intento de ganarlo, que seguro continuará con nuevos aires y nuevo equipo, Rigo y sus subtítulos de Tour y Giro más su medalla Olímpica; El Chavito y Superman López y sus pódiums en Giro y Vuelta y un sinnúmero de grandes coequiperos cuyos nombres no menciono pues omitiría injustamente a algunos.
Y detrás de Egan, cuya carrera apenas despunta y en la cual habrá muchos más triunfos y algunas derrotas, que deberemos aceptar sin querer destruirlo, viene una inagotable camada de futuros campeones llenos de talento, espíritu de sacrificio y sed de triunfo que continuará con esta saga maravillosa de nuestro deporte bandera.
Todo el honor y la gloria para Egan y todo el reconocimiento y gratitud a todos los heroicos ciclistas que lo antecedieron y que aportaron a la realización de este sueño, del sueño amarillo. En ese maillot caben todos pues es, indudablemente, un triunfo colectivo.
Y de nuevo gritemos felices: ¡GANAMOS!