Días lúgubres

Autor: Pedro Juan González Carvajal
31 marzo de 2020 - 12:03 AM

Están a prueba nuestra verdadera educación individual y colectiva, nuestra unidad como grupo social y nuestro comportamiento como verdaderos ciudadanos

Medellín

Escribo esta columna en medio de nuestra “Cuarentena por la vida”, iniciativa del Gobierno Departamental para que aprovechemos el puente del 19 de marzo, día de San José, y nos quedemos en casa viernes en la noche, sábado, domingo, lunes y martes hasta el amanecer, con el fin de evitar y prevenir la exposición al contagio o a contagiar. Esta medida se ha de articular con la cuarentena nacional implementada por el Gobierno Nacional y que debemos acoger con beneplácito.

Lea también: La viga en el ojo ajeno

Debemos respaldar todo tipo de medidas que nos permitan impedir o al menos mitigar la propagación del virus que está ocasionando esta emergencia.

Por otro lado, y ante la contundente evidencia, es bueno que las autoridades locales no vuelvan a esgrimir la imposición del pico y placa como una medida para enfrentar la emergencia ambiental, pues ha quedado ampliamente demostrado en esta emergencia por el coronavirus covid-19, que no es el parque automotor el que más contamina. Claro que sí aporta a la contaminación pero no es el factor preponderante. Cuando se quiera argumentar a favor del pico y placa, ojalá lo empleen como estrategia para mermar la avalancha de carros en circulación y mejorar en algo la movilidad, pero no para mezclarlo con la problemática y los temas ambientales. De no hacerlo, sería una postura imbécil e irresponsable.

No podemos olvidar, sin embargo, que las estadísticas nos muestran que por cada carro nuevo, existen 20 carros viejos, lo cual es un exabrupto y que en muchos países ya han prohibido las motocicletas de 2 tiempos.

Está a prueba la templanza de la humanidad y la calidad de gobiernos que se tienen.

Para quienes somos mayores, no se nos había presentado una situación como esta, que fuera capaz de desnudar ampliamente la fragilidad de nuestra existencia. No por hablar de “un simple virus”, estamos descalificando su real capacidad de afectación a la especie humana, a la cual tiene hoy en jaque.

Alguien hablaba con ligereza en estas semanas de que a los ingenieros de sistemas se les podría pagar por unas pocas horas al día para que hicieran su trabajo. ¡Que supina estupidez! ¿Cómo estaría enfrentando el planeta entero esta situación si no fuera por las plataformas tecnológicas que soportan el teletrabajo, la tele educación, la virtualidad, los pagos remotos, las consultas médicas remotas, los call centers, entre otro sin fin de aplicaciones soportadas en el mundo computacional?

Cada época trae su afán y la humanidad, a través del tiempo, ha sobrevivido a experiencias exigentes sin computadores, pero el día de hoy, así lo exige.

Lo que es claro es que la tecnología sin cultura ciudadana, también colapsa. Así como no debemos comprar cosas en exceso, de manera especulativa, pues estaríamos quitándoles oportunidades a los otros, tampoco podemos saturar los medios de comunicación, los anchos de banda, pues esto podría ocasionar un colapso de enormes implicaciones.

Están a prueba nuestra verdadera educación individual y colectiva, nuestra unidad como grupo social y nuestro comportamiento como verdaderos ciudadanos. El examen final es hoy, no es mañana, pues ese mañana es incierto.

Están a prueba todas las instituciones que en teoría se instituyeron para aglutinar esfuerzos, generar redes de colaboración, aprovechar mejores prácticas, compartir repositorios de contenidos, sacarle provecho a las economías de escala, sugerir las herramientas apropiadas para sacar adelante acciones, actividades y tareas que deben hacerse de otra manera o de manera alternativa y de preparar los planes B, C y D, que sean necesarios.

Cuando superemos la contingencia, las Instituciones que no aportaron en la realidad, las que no mostraron liderazgo, conocimiento y previsión, pues deben ser suprimidas y refundadas si es del caso.

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Además debemos ser conscientes de la gran problemática económica que se nos ha de venir encima.

Rescatemos, en medio de la desazón, el programa “Antioquia asombrosa”,  presentado por Teleantioquia y donde se muestran importantes y remotos lugares turísticos de nuestro rico y variado Departamento.

¡Buena suerte!

 

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