La enfermedad es, en el caso de la Universidad Pública, una continua Extorsión y Chantaje a que han sometido a sus estamentos directivos y profesorales.
Es bien conocido, y así se ha manifestado repetidamente en esta columna, que una de las formas de lucha del mamertismo internacional, es la de infiltrarse en todos los estamentos e instituciones que tienen que ver con la dirigencia, el manejo de la cosa pública y, principalmente, con la formación de las nuevas promociones de profesionales de todas las ramas: la Academia, sobre todo la pública.
Como demostración clara de dicha infiltración está el símbolo que en forma destacada presenta la efigie del Che Guevara en la Universidad Nacional.
La infiltración, desde hace mucho, en dicha Academia pública comprende no solo a la conformación de núcleos estudiantiles, sino que la mencionada infestación incluye a muchos profesores y maestros.
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Una de las consecuencias de la infiltración es el hecho claramente evidenciado en las últimas manifestaciones, de que la Academia está siendo permanentemente “vacunada”. Esta afirmación requiere un repaso de la definición, que puede consultarse en la red, de Vacuna: “Preparación destinada a generar inmunidad adquirida contra una enfermedad estimulando la producción de anticuerpos”. A lo que hay que agregar la definición de Extorsión o chantaje: “Amenaza de daño contra alguien con el objetivo de obtener un provecho de él”. La enfermedad es, en el caso de la Universidad Pública, una continua Extorsión y Chantaje a que han sometido a sus estamentos directivos y profesorales.
Esto se ve confirmado plenamente en las permanentes manifestaciones de las directivas buscando mitigar lo desafueros que “unos pocos” cometen continuamente en las manifestaciones de inconformidad.
Las directivas académicas siempre están tratando de no despertar la inconformidad de los estudiantes y es así como permanentemente buscan adecuar los calendarios para que no haya “perdidas de semestres” y además “recuperar el tiempo perdido” (¡Ya voy Toño!), lo que permanentemente está contribuyendo a un deterioro de la calidad profesional de los egresados.
Esta actitud está claramente demostrada en las declaraciones recientes de la Rectora de la Universidad Nacional de Colombia cuando afirmó: “Pensamos que hay que pasar de la protesta a la propuesta y más bien resolver los grandes problemas nacionales”. Esta afirmación trae consigo otro problema y es el nivel de preparación de los estudiantes. La pregunta que surge de inmediato es: ¿Qué tan capacitados están para presentar tales propuestas?
Se ha manifestado repetidamente que es muy general la ignorancia de las nuevas generaciones sobre muchos de los aspectos cruciales en el devenir nacional. Con gran facilidad se les ve transformados en los “idiotas útiles”.
Otro aspecto para considerar porque, continuamente se utiliza como escudo para que el Gobierno no pueda efectuar el control del orden público, es la Autonomía, definida como: “Facultad de la persona o la entidad que puede obrar según su criterio, con independencia de opinión o el deseo de otros” y refiriéndose a la Autonomía Universitaria se dice que: “Es la independencia política y administrativa de una universidad pública respecto a factores externos”. ¡Que belleza de hermosura!
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Continuamente están pidiendo aumentos en los presupuestos, pero no aceptan ningún control exceptuando el de los mamertos incrustados en la universidad que son precisamente los “factores externos” determinantes en todas las manifestaciones de inconformidad.
Al referirse a los “pocos” desadaptados que propician, en forma fríamente calculada, los actos terroristas, se dice que “los buenos son más”; ¡Cierto! Son más laxos, son más tímidos, son más pasivos y al decir de nuestras matronas “los están velando parados”. ¡El que entendió, entendió!
Al final en la Universidad pública, “la calentura no está en las sábanas” y la “vacuna” debida a la infiltración mamerta no constituye ninguna prevención y está conduciendo a su destrucción.