Angela Merkel, anfitriona de la Cumbre del G20, adelanta este jueves reuniones previas con los presidentes Donald Trump (EE. UU), Vladímir Putin (Rusia) y Recep Tayyip Erdogan (Turquía), con el objetivo de "aligerar" el pesado ambiente que existe entre estas naciones.
La canciller alemana, Angela Merkel, tratará de allanar el camino hacia algún tipo de consenso en la cumbre del G20, que reconoce complicada, con encuentros con el presidente estadounidense, Donald Trump; el ruso, Vladímir Putin, y el turco, Recep Tayyip Erdogan.
Los temas de la cita son "difíciles" y "no se puede predecir en absoluto" cuáles serán los puntos que incluirá el comunicado final, advirtió el portavoz del Gobierno alemán, Steffen Seibert, acerca de la cumbre que reunirá a partir de este viernes en Hamburgo a los líderes de las principales economías y las potencias emergentes del mundo.
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Seibert indicó que la canciller alemana se propone "aligerar" las discrepancias, que -según dijo- "son de sobra conocidas", con dos entrevistas bilaterales previas hoy jueves; la primera con Trump y la siguiente con Erdogan.
Ambas tienen formato y hora delimitada para el presidente estadounidense, y una hora después, para el turco-, e irán seguidas de otra reunión con Putin, todavía sin cerrar, en la que participará también el presidente francés, Emmanuel Macron.
Trump llega a Hamburgo procedente de Polonia, el país europeo en el que decidió iniciar este nuevo viaje a la UE después de que en mayo acudiera a una reunión de la OTAN en Bruselas y a la cumbre del G7 en Taormina (Italia).
Entre esas citas y la de Hamburgo, ciudad natal de Merkel, EEUU consumó su abandono del Acuerdo de París contra el cambio climático, que la canciller y el grueso de la comunidad internacional se ha comprometido a salvar, con el país más contaminante del mundo, China, como nuevo aliado.
La canciller alemana advirtió que no debe contarse con un cambio de parecer de Washington en este capítulo y tampoco quiere levantar expectativas respecto al otro gran escollo, el libre comercio.
"En estos momentos no puedo saber cómo será la resolución definitiva", manifestó Merkel en una comparecencia conjunta junto al presidente chino, Xi Jimping, de visita de Estado en Berlín.
China pasó el pasado diciembre a Alemania la presidencia de turno del G20, que el próximo año asumirá Argentina.
"El orden mundial está cambiando y se desplazan las relaciones de poder", insistió Merkel en una entrevista al semanario "Die Zeit".
Trump no es el único invitado incómodo en esta cumbre, categoría en la que, para Berlín, se incluyen también Erdogan y Putin, dos líderes con los que Merkel no quiere ni puede romper, pese a los disensos acumulados con cada uno.
Las relaciones con Ankara están en un momento más que complejo, hasta el punto de que Alemania decidió retirar a sus soldados de una base turca tras prohibírseles varias visitas de un grupo de diputados del Parlamento federal (Bundestag).
Al propósito de Erdogan de ofrecer un mitin en Hamburgo respondió Berlín con una negativa, mientras aún colean las acusaciones de "prácticas nazis" lanzadas desde Turquía después de que el pasado marzo se prohibieran varios mítines de ministros turcos en Alemania a favor de la reforma constitucional.
Merkel sigue defendiendo el diálogo con ese país, clave para frenar la llegada de refugiados a Europa a través de Grecia, del mismo modo que insiste en mantener en pie los puentes con Moscú.
Para la reunión con Putin contará con el apoyo de Macron, su actual socio en el revitalizado eje franco-alemán, ya que el tema prioritario de la cita será Ucrania, conflicto en el que Francia y Alemania comparten el papel de mediadores.
Moscú es, además, país imprescindible en la lucha internacional contra el terrorismo y contra Estado Islámico (EI) y toda estrategia frente a la guerra en Siria acaba dependiendo del papel que Rusia ejerza frente al régimen del presidente sirio, Bachar al Asad.
Los puntos esenciales incluidos por la presidencia alemana en la agenda de la cumbre de Hamburgo son África, bajo la premisa de que impulsar su desarrollo significa combatir la pobreza extrema que está en el origen del drama migratorio, así como apoyar financieramente el acceso de la mujer al mundo laboral y empresarial.
Incorporar ambos aspecto en un comunicado final que, como insiste en destacar Berlín, surge del consenso entre los veinte países del G20, no parece demasiado complejo.
No lograr incluir además menciones a asuntos más espinosos, supondría resignarse a un acuerdo de mínimos.