Colombia profunda

Autor: Johnatan Clavijo
6 abril de 2017 - 12:07 AM

Los campesinos se acostumbraron a la siembra de la coca como si se tratase de cualquier otro cultivo convencional.

Existe una Colombia profunda… desconocida desde la centralidad e históricamente olvidada por el Estado. Una Colombia a la que se llega después de viajar muchas horas por trochas que parecen eternas y que conducen a paraísos naturales poco explorados, donde la vida cotidiana se resuelve en el día a día con mucho menos de lo que se considera necesario en las grandes ciudades.
Hablo de una Colombia compuesta por veredas tan lejanas como La Cooperativa, en Vista Hermosa (Meta), donde –curiosamente– fue las Farc la que construyó hace ya varios años el primer bloque del colegio en el que ahora estudian cerca de 75 niños campesinos. Pequeñas y distantes poblaciones en las que la guerrilla ha sido los tres poderes públicos al mismo tiempo, y en las que apenas ahora, con los Acuerdos de Paz, se logra identificar una presencia más activa del Estado democrático en estos territorios.
Un país con corregimientos como Belén de Bajirá, cuya titularidad se la disputan políticamente los departamentos de Antioquia y Chocó cuando, en términos prácticos, el verdadero control del territorio parece seguir en manos de estructuras criminales que tienen repleto el caso urbano de grafitis de “Agc” (Autodefensas Gaitanistas de Colombia) y cuyo ambiente enrarecido refuerza la noción de una comunidad sujeta a los intereses y designios de actores ilegales.
Territorios como Buena Vista, en Mesetas (Meta), o la zona rural de Puerto Asís (Putumayo), donde los campesinos se acostumbraron a la siembra de la coca como si se tratase de cualquier otro cultivo convencional, con la diferencia de que por este sí les han pagado algo de dinero… el suficiente para poder sobrevivir. 
Una Colombia profunda de la que también hace parte Mocoa, que, siendo la capital de un departamento, también ha sido olvidada históricamente y cuyas consecuencias se pagan ahora, con la muerte de centenares de personas que vivían en asentamientos sin mayor planeación y en alto riesgo frente al desbordamiento de los ríos… tal y como ocurrió.
En esta Colombia profunda se vive el día a día, descuidando riesgos y amenazas que solo parecen merecer atención cuando ya se convierten en realidades inevitables ¿Hará falta que ocurran más tragedias en esta Colombia olvidada para que al fin podamos voltear a mirarla?
#TodosSomosMocoa
Nota de cierre: marchas contra la corrupción en las que se arenga que el proceso judicial a Andrés Felipe Arias por AIS es “persecución política”… En nuestra sociedad, no sé si el problema es de ceguera o de lentes difusos que trastornan las nociones de las realidades…
 

Compartir Imprimir

Comentarios:


Destacados

Carlos Vives
Columnistas /

Para adelante y para atrás

El Mundo inaugura
Columnistas /

EL MUNDO fue la casa de la cultura de Medellín

Mabel Torres
Columnistas /

Firmas y responsabilidad

Guillermo Gaviria Echeverri
Columnistas /

La desaparición de EL MUNDO

Fundamundo
Columnistas /

Mi último “Vestigium”

Lo más leído

1
Política /

Panorama político 31 de julio

Las despedidas son muy duras y mucho más tras 35 años en El MUNDO de mis 40 años en el periodismo...
2
Columnistas /

¡EL MUNDO Vive !

Es pertinente advertir que la información veraz y análisis objetivos son fundamentales para la toma de...
3
Salud /

Este lunes 27 de julio, Colombia suma 116.652 casos activos de covid

El último informe entregado dio cuenta de 8.125 casos nuevos de covid-19 en el país, para un total de...
4
Columnistas /

La verdad os hará libres

El obispo le puso un nombre que a algunos les parece aterrador, como sea, lo que es cierto es que el obispo...
5
Columnistas /

La violencia comienza en casa, erradicarla también

¿Estaría de acuerdo con que los jefes puedan pegarles a los trabajadores cuando hacen mal una tarea? ¿Y...
6
Columnistas /

Delfín Acevedo Restrepo: Paradigma del antioqueño íntegro

Me doy plena cuenta de que el doctor Delfín Acevedo Restrepo, es la antítesis de esta realidad. Él se...