Colombia es la tercera nación latinoamericana, después de México y Chile, que logra ingresar al selecto club de 37 países de la Ocde. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) es reconocida como un organismo internacional que promueve entre sus afiliados la puesta en práctica de políticas para mejorar el bienestar social y económico de sus ciudadanos. Fueron siete años que demandó el proceso de ingreso de Colombia a la Ocde, proceso que contó con el escrutinio de 23 comités y la introducción de reformas para adaptar su legislación, políticas y prácticas a los estándares de la Ocde.

Dentro de las reformas que el país realizó, producto del proceso de ingreso a la Ocde, se encuentran las relacionadas con cambios en el gobierno corporativo de las empresas del Estado, el fortalecimiento de superintendencias, dando autonomia y período a sus directivos; adecuación de la legislación tributaria para evitar la doble tributación y castigar la evasión fiscal; la legislación en temas de propiedad intelectual; la formulación de la Política de gestión integral de residuos sólidos (Conpes 3874 de 2016), cuyo enfoque es la gestión de los residuos no peligrosos, aportando al desarrollo sostenible y a la adaptación y mitigación del cambio climático; hasta la adopción de medidas de protección a sindicalistas mediante la sanción de una Ley de protección colectiva (Decreto 2078 de 2017).

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Otro de los temas que vale la pena mencionar, en esta revisión, está el relacionado con el mejoramiento de la Calidad de la Educación Básica, que en el caso de la Ocde se monitorea a través de los resultados de la prueba internacional Pisa (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la Ocde). Desde que Colombia participa en esta prueba de evaluación internacional, se ha notado un gran interés por parte de la sociedad colombiana para comprender las razones del bajo desempeño de los jóvenes colombianos de 15 años que toman estás pruebas, en comparación con sus pares de los demás países miembros de la Ocde. La reflexión ha obligado a repensar el sistema de formación de profesores que tiene Colombia tomando como referente las buenas prácticas de países como Finlandia (Informe Fundación Compartir, Tras la excelencia académica).

No obstante, a pesar de los estudios sobre el sistema de formación de maestros, las políticas de selección, vinculación y formación permanente del profesorado, unido a la necesidad de mejorar los niveles de remuneración y prestigio social de esta profesión, el Estado colombiano no ha logrado realizar los cambios estructurales que permitan tener un sistema educativo que esté a la altura de los países de la Ocde.

Hacer parte de la Ocde implica un compromiso con el desarrollo de buenas prácticas encaminadas a la transparencia, a la promoción de una vida sana y plena, con ingresos dignos, acceso al conocimiento y oportunidades, respeto y cuidado del medio ambiente, proporcionando bienestar general a las personas.

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Sin duda alguna, Colombia deberá seguir adelantando transformaciones que permitan disminuir las brechas en desigualdad, acceso a la educación de calidad, empleos formales y dignos, acceso a la cultura y la salud. Para que Colombia sea miembro pleno de la Ocde no es suficiente el ingreso formal que realizó el pasado 28 de abril, se requiere que el país se parezca o se acerque al nivel de desarrollo de los países que hacen parte del “club de las buenas prácticas”.