Los humanos nos hemos organizado para dominar el planeta, con las consecuencias nefastas que hoy ponen en vilo nuestra propia supervivencia.
Dicen los estudiosos que los grandes inventos de la humanidad han sido la escritura, el lenguaje, la numeración y la agricultura, de donde pasamos de la energía proveniente del sudor animal y el sudor humano al carbón, al vapor, a la electricidad, a la energía atómica y hoy a las llamadas energías alternativas.
A partir de estos aportes, los humanos nos hemos organizado para dominar el planeta, con las consecuencias nefastas que hoy ponen en vilo nuestra propia supervivencia.
La aparición del cálculo diferencial, nuestra aproximación al universo astronómico y al universo atómico, los computadores, nos han colocado en una posición de permanente cambio, con el cual muchos de nosotros hemos convivido en el transcurso de nuestras propias vidas.
Quisiera hacer con ustedes un corto viaje de los años 70 hasta el presente, para evidenciar algunas de las grandes transformaciones que hemos vivido en estos últimos 50 años y que han hecho parte de nuestra realidad individual y colectiva.
Iniciemos nuestro recorrido con la llegada del hombre a la luna hace exactamente medio siglo. Luego llegaron el Voyager, la Estación Espacial –MIR-, los transbordadores, la Estación Espacial Internacional, Cassini, la llegada a Venus y la llegada a Marte. Hemos superado con creces las expectativas de Julio Verne.
Ayer, gracias a los desarrollos obtenidos entre otros, alrededor del proyecto Apolo, se popularizó el uso de la electrónica y la miniaturización, pasando del radio de tubos conectado a la pared, al transistor, abriéndole el camino a lo que hoy conocemos y valoramos como movilidad gracias a los microchips.
Pasamos de 4.500 millones de habitantes a un poco más de 7.000 millones.
Hemos visto la transformación de la energía mecánica, la eléctrica y la cuántica.
Hemos pasado de 80 elementos contenidos en la Tabla Periódica de los Elementos, a 118.
Pasamos del milisegundo y el segundo, al nanosegundo y al gigasegundo.
Pasamos de tres reinos de la naturaleza, animal vegetal y mineral a cinco, animal, vegetal-plantas, fungi-hongos, monera-bacterias y protista.
Pasamos de dos géneros, masculino y femenino a ocho: masculino, femenino, lesbianas, gais, bisexuales, transgénero, intersexuales y queers.
Pasamos del televisor en blanco y negro al televisor a color y hoy al televisor digital.
Pasamos de las transmisiones por cable a las transmisiones inalámbricas.
Pasamos de la gran tecnología a la nanotecnología.
De la moneda tradicional a las tarjetas de crédito y los Bit Coins.
Pasamos del correo tradicional al correo electrónico.
Pasamos de los computadores gigantescos a los computadores portátiles.
Pasamos de la telefonía fija a la telefonía celular.
Pasamos del Long Play al Cassete, al CD, al Spotify.
Pasamos del Betamax al VHS, al DVD, a las películas On line.
Pasamos del cine en salas de teatro a Netflix.
Pasamos de los puntos de venta tradicional al e-commerce.
Pasamos de servicios con grandes inversiones en activos (Hotelería, Transporte) a plataformas como Airbnb y Uber.
Pasamos de la realidad real a la realidad virtual.
Pasamos de la secuencialidad a la simultaneidad.
Pasamos de la preponderancia masculina a la equidad de género.
Pasamos de la moral religiosa a la solidaridad civil.
Pasamos de la muerte repentina a conocer las causas de esa muerte inesperada.
Pasamos de una tasa de mortalidad en un año por cada 100.000 personas en el campo planetario de 10.269 a 7.613.
Pasamos de tener una expectativa de vida de 63 años a 72 años.
Pasamos de lo Local, a lo Global y a lo Glocal.
Pasamos de dos superpotencias a varias superpotencias.
Hemos sido testigos de cómo degradamos el planeta, como se extinguen algunas especies, como crece la iniquidad, como nos idiotizan los medios de comunicación y cualquier tipo de farándula, como trasplantamos órganos en nuestros cuerpos, como aparecen los robots y la inteligencia artificial, como se transforma el concepto de familia y como se agotan todos los tipos de ideologías.
Hemos entendido que la factibilidad, la viabilidad, la sostenibilidad y la sustentabilidad de nuestra especie y nuestra civilización están en veremos.
Hemos visto el apogeo y el ocaso del concepto de Estado Moderno.
Por último, y como un síntoma inequívoco de lo que se nos avecina con la terminación de los tiempos, pasamos de la balada al reguetón.
Recordemos que “Cuando las cosas son urgentes, ya es demasiado tarde”.
SIN PALABRAS: El hundimiento de la Ley Anticorrupción es una demostración más de la debilidad y la falta de liderazgo (y de interés) del actual gobierno en este y otros temas.
Y como la estupidez es infinita, aunque las abejas son el animal más importante del planeta y hoy existe alarma por su disminución vertiginosa, este Congreso negó la ley para protegerlas. ¡No hay derecho! ¡No dan una!
¡Sobran todos!