Lo cierto es que confirmada la evasión o se produzca la casi imposible presentación, hoy es un día crucial para esta polarizada nación, que no da señal alguna de mejoría en esta absurda y peligrosa división por mitades.
Fecha definitiva la de hoy para saber que pasó al fin con el exguerrillero jesús santrich, negociador de las Farc y ahora legislador colombiano, once días después de su misteriosa evaporación, algo que para bien o para mal tendrá capital importancia en el futuro inmediato del anhelado pero controvertido proceso de paz.
De ahí el título de la nota – entre un sí y un no – pues cuando usted amable lector la tenga ante sus ojos, se sabrá con certeza si el hombre huyó burlándose de las autoridades y de todos los colombianos, o si por el contrario, en un gesto que lo enaltecería, pondrá la cara ante la Corte Suprema de Justicia.
Pase lo que pase en las próximas horas con este personaje y se establezca cabalmente que sucedió con él, una cosa sí parece cierta: aparte de lo mediático y del escándalo que comporta el caso, principalmente si persiste su desaparición, no puede ocurrir lo mismo con el proceso de paz.
Algo tan fundamental para el futuro del país, tan largamente buscado y al final concretado no obstante las imperfecciones que se le señalen, no puede ni debe desaparecer de la noche a la mañana en medio del fragor de dos corrientes de opinión enfrentadas de una manera agria y casi unipersonal, diferencias que deberían tener una visión no inmediatista sino de largo plazo.
No es siquiera imaginable que una sola persona, por más mediática en que se haya convertido gracias a sus equivocadas actuaciones y al ruido que alrededor de ellas han hecho los medios de comunicación, pueda echar por la borda el esfuerzo de decenas de líderes gubernamentales y guerrilleros, y la esperanza de millones de compatriotas deseosos de tener al fin un país en paz.
Si como vaticinan la mayoría de analistas y observadores del acontecer político se confirma hoy la huida de jesús santrich a Venezuela -a dónde más pudo haberse dirigido– habrá necesariamente una variación importante en el devenir inmediato de la nación y en las relaciones gobierno- exguerrilla.
Y aunque la posibilidad de que reaparezca ante el alto tribunal es bastante remota, vale la pena escribir que ese sería un gesto que le daría enorme valor, no solo al protagonista sino a la facción que por tantos años estuvo alzada en armas y que tuvo en el hombre de las gafas negras a uno de sus principales estrategas. Como dice el optimista, la esperanza es lo último que se pierde.
Ahora bien, dando por hecho que no habrá ningún bienvenido, sino por el contrario un mal ido, habrá que anteponer – aún contra el querer de muchos – el futuro del tortuoso proceso, el porvenir de quienes se mantienen fieles a él y, en una esfera más macro, el porvenir mismo del país en casi todos los órdenes.
Otro punto a considerar en este deplorable suceso es cómo puede afectar las ya casi inexistentes relaciones de Colombia con Venezuela, guarida perfecta aunque no oficializada de los principales desertores de las Farc y traidores del proceso, encabezados por el principal negociador en La Habana, iván márquez.
Vinculado con este caso queda un aspecto importante al que es necesario referirse, y es el que tiene que ver con el supuesto tráfico de droga adjudicado a santrich por autoridades de Colombia y de los Estados Unidos.
Por lo que se ha visto y demostrado hasta ahora, tal hecho parece ser cierto, aunque el acusado y sus defensores sigan empeñados en demostrar que todo se debió a una trampa tendida por los enemigos del proceso de paz.
Lo cierto es que confirmada la evasión o se produzca la casi imposible presentación, hoy es un día crucial para esta polarizada nación, que no da señal alguna de mejoría en esta absurda y peligrosa división por mitades.
TWITERCITO. jesús santrich puede quedarse en Venezuela protegido por Maduro. El que sí debe regresar es Seuxis Paucias Hernández Solarte.