Al cabo de 100 años, quedamos listos para empezar una nueva historia de aviación comercial propia, como en aquel 5 de diciembre de 1919.
En cuanto a lo financiero se me parecen el caso Avianca y el caso Argentina. Pasan poco tiempo en estabilidad y sin mayores problemas. Unas veces están arriba, en la gloria, y en seguida caen a un profundo hueco. Recuerdo aquellos años en que Avianca pertenecía al Grupo Santo Domingo, el que, me parece, se decepcionó de la empresa y ésta era tan mala e incumplida que se hablaba de Avianunca.
La Federación de Cafeteros, que estaba a punto de perder también, como en efecto la perdió, a Aces, pues ésta se encontraba en pésimo estado y, además, aliada con Avianca, también en muy difíciles condiciones, y ambas compañías abandonadas por sus dueños mayoritarios porque veían cómo su falta de más control a su respectiva inversión las habían llevado a la agonía, entonces encomendó a su gerente, señor Silva, para que a Germán Efromovich le ofreciera en bandeja de plata las dos aerolíneas, aunque en verdad solo le interesó Avianca y así procedieron, dentro de la menor ética y de la menor transparencia, a liquidar a Aces. A Efromovich se le presentó un negocio bueno por un precio mínimo.
Es cierto que entre 2004, cuando Synergy (empresa de Efromovich) tomó las riendas de Avianca, y 2019 Avianca tuvo un desarrollo muy grande. No más en flota, pasó de tener 32 aviones viejos a tener 175 nuevos. Ese enorme crecimiento creo que respondió más a las ambiciones de Efromovich, apoyado en sus ingresos petroleros, de tener la mayor aerolínea de Latinoamérica.
Así se llegó a grandes deudas con entidades financieras y por contratos de arriendo de aeronaves, en fin, endeudamiento exagerado para satisfacer los sueños del dueño mayoritario produjeron lo que, adornado por varios hechos casi folclóricos, hoy se ve en Avianca: peleas entre dueños; devolución de aviones; retraso en la aceptación de los que debía recibir, según encargos hechos; refinanciación de bonos (deuda); quejas de los usuarios ante autoridades competentes, etc.
Del endeudamiento de Efromovich, mejor dicho, de su empresa Synergy hay que aclarar que las acciones de Avianca fueron dadas en garantía para respaldar un préstamo por 450 millones de dólares con destino a un astillero en Brasil, propiedad de Synergy. Efromovich tiene un portafolio de empresas muy diversas (petróleo, aviación, astilleros, hoteles, etc.) que demandan capital y hoy Avianca está a punto de salir de las manos de Synergy.
Para complicar las cosas: 1- el nombramiento del señor Rincón en la presidencia de la aerolínea fue un desacierto, pues, entre otras, enrareció y deterioró el ambiente laboral que había edificado su antecesor, Fabio Villegas R. Ni la cúpula administrativa de Avianca ahora está en manos de colombianos; por ejemplo, el presidente es un holandés y el vicepresidente financiero es otro europeo. 2- el “matrimonio” Avianca/Taca no parece haber tenido luna de miel y, más bien, se aguantan mutuamente mientras cada uno paga abogados para adelantar demandas en contra del otro, y 3- la alianza, unión, o como se llame, con la norteamericana United Airlines tampoco va a ser pera en dulce, sobre todo en cuanto a mejor servicio se refiere.
Los datos del tercer trimestre / 2019 muestran que las pérdidas de Avianca son de más de 500 millones de dólares y que la deuda pasa de los 3.500 millones de dólares. La administración se muestra confiada en salir adelante, pero... ¿de qué tamaño será la "nueva" Avianca?
Si United Airlines le prestó a Efromovich 450 millones de dólares, con respaldo de sus acciones en Avianca, es porque el final de la historia sería que entre United y el grupo dueño de Taca se van a quedar con Avianca. No queda aerolínea de gran tamaño de propiedad mayoritaria de colombianos. Entonces, al cabo de 100 años, quedamos listos para empezar una nueva historia de aviación comercial propia, como en aquel 5 de diciembre de 1919.