Asuntos ambientales

Autor: Pedro Juan González Carvajal
18 abril de 2017 - 12:08 AM

La salud está por encima de cualquier consideración e interés particular

Recientemente han acontecido tres sucesos en los ámbitos local, nacional y mundial que nos tienen que haber llamado la atención, pues existen evidencias cada vez más próximas del malestar que manifiesta el planeta con sus inquilinos de turno: los homos sapiens.

Medellín, por segunda ocasión, declara la alerta roja por la mala calidad del aire. Se toman medidas que para algunos son buenas y para otros, simplemente simbólicas. Se evidencia el impacto económico de las decisiones tomadas, pero debe tenerse en cuenta que la salud está por encima de cualquier consideración e interés particular. Mi solidaridad con el Señor Alcalde de Medellín, los Alcaldes del Valle de Aburrá y el Gerente del Área Metropolitana. Existen casos específicos que deben ser considerados. Existen muchas empresas cuyas emisiones por chimeneas, aun cuando visibles, son solo vapor de agua. Pero hay otras muchas que definitivamente sí expulsan residuos tóxicos. Ante ellas, el cierre definitivo es para mí, la única opción. Se continúan viendo automóviles, buses y camiones para quienes la revisión técnico mecánica vale un pepino. O no aplican los correctivos exigidos por la revisión, o ahí existe otro foco de corruptela. Lo triste es ver vehículos públicos en estas condiciones: ¡Qué falta de sindéresis!

Dicen los que saben, que las decisiones son de fondo y que finalmente es una mezcla de acciones conjuntas las que podrían dar algún resultado. La primera, mientras más años tenga un vehículo, más impuesto de rodamiento debe pagar. Segundo, Parece qué si se mantuvieran calibradas las llantas con la presión adecuada, el ahorro en combustible sería enorme. Tercero, si pagamos la gasolina a precios internacionales, deberíamos consumir gasolina de acuerdo con los estándares de calidad internacionales. De no ser así, nos están robando de frente. Cuarto, cueste lo que cueste, haya que tumbar, lo que haya que tumbar, necesitamos más vías. A más vías, menos trancones; a menos trancones, menos consumo de gasolina; a menos consumo de gasolina, menos contaminación. Quinto, mientras cada año entren en circulación más carros de los que salen o son chatarrizados, pues esta simple ecuación desequilibrada hace que cualquier medida sea inútil. Por ahora, mis ojos siguen resecos y mi garganta afectada. Qué diremos de lo que están padeciendo   los bebes, los niños y los ancianos.

Medellín ha realizado esfuerzos ingentes por salir de sus estigmas y sus problemas. Una marca como ciudad contaminada, tira por la borda todos los ejercicios previos alrededor de la innovación, la recuperación del espacio público y los esfuerzos por hacerla cada vez más competitiva. El asunto es de factibilidad, de viabilidad y de sostenibilidad de nuestra ciudad como escenario de nuestro proyecto societal.

¿Qué tal que tuviéramos que pensar en trasladarnos de ciudad o en qué la gente ya no quisiera venir? Como mínimo, la desvalorización generalizada de los activos, sería una verdadera tragedia.

En el ámbito nacional, el claro y contundente mensaje dado por los habitantes del Municipio de Cajamarca con respecto a su decisión de no estar de acuerdo con la explotación de oro, pone al Gobierno Nacional en un verdadero parangón, donde ojalá los altos intereses de la nación (asumiendo que ésta existe), sean los que orienten la decisión que se haya de tomar. Opinar desde lejos es atrevido e irrespetuoso. Si no se hace la explotación de manera legal, usualmente por parte de empresas multinacionales, pues de todas maneras se hará de manera ilegal, con las múltiples consecuencias, todas ellas conocidas, todas ellas nefastas, de las cuales se tienen múltiples experiencias.

Simultáneamente sale el informe donde se evidencia que solo nos queda un total del 37% de la extensión total de nuestros nevados y que en 60 años ya no quedará ninguno, lo cual es una verdadera calamidad.

En el ámbito mundial, la catástrofe invernal de nuestro país amigo Perú, nos deja perplejos. Contra la madre naturaleza definitivamente no hay nada que hacer y los fenómenos extremos, son cada vez más terribles.

Qué especie tan perniciosa es la especie humana. Los amos del planeta, cuya soberbia e irresponsabilidad, terminará por matarnos a todos. Por ahora, mantengámonos confesados.

Mientras esto se acaba, insisto en la necesidad de dotar a Medellín con un adecuado escenario de Espectáculos Públicos.

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