La campaña ha estado dominada por temas como los impuestos, el bienestar, la inmigración o el medio ambiente.
Los colegios electorales abrieron este lunes en la mayor parte de Noruega a las 9.00 hora local (7.00 GMT) para iniciar una jornada en la que el bloque gubernamental de derecha y la oposición aparecen igualados en los pronósticos para estos comicios legislativos.
Unos 3,7 millones de noruegos están llamados a las urnas para elegir a los 169 diputados que componen el Storting (Parlamento), en unas elecciones en las que los colegios cerrarán a las 21.00 hora local (19.00 GMT).
Dos cuartas partes de los ayuntamientos ya habían permitido este domingo votar -una posibilidad que aprovechó por ejemplo el líder opositor, el laborista Jonas Gahr Støre-, mientras que algo más de un millón de electores lo han hecho de forma anticipada, una cifra récord.
Los sondeos difundidos en los últimos días apuntan a una gran igualdad entre los dos bloques, con ligera ventaja para la derecha, un panorama en el que los indecisos y el papel de los pequeños partidos, oscilando en torno a la barrera mínima del 4%, podría ser decisivo.
La derecha recortó en las primeras semanas de campaña la clara ventaja que el bloque opositor había tenido en los meses previos y se puso por delante, aunque las encuestas más recientes apuntan a una recuperación del centroizquierda.
Tal es la igualdad que el Partido Laborista, el más votado desde 1924, envió este domingo un mensaje de texto a medio millón de electores pidiéndoles el voto, una medida inédita y que ha generado críticas.
La remontada en los sondeos del bloque gubernamental coincide con la recuperación económica de Noruega, principal exportador de petróleo y gas de Europa occidental y que sufrió el desplome de los precios del crudo en otoño de 2014.
A ello hay que añadir la mayor confianza que despierta, según los sondeos, Solberg, al frente de un gobierno en minoría y por primera vez en Escandinavia con una fuerza ultraderechista en el ejecutivo, el Partido del Progreso (Frp).