La carta ¿se mantendrá el suspenso hasta el 7 cuando se posesione Iván Duque, buscando de pronto otro singular golpe de opinión?
En pleno siglo XXI y en medio del rotundo apogeo que tienen las redes sociales, Colombia es el único país del mundo que puede darse el lujo de menospreciar a Facebook, Whatsapp, Instagram, Linkedin y Twitter, entre otras avanzadas novedades tecnológicas, para regresar a la mula como medio expedito de comunicación.
Acaba de ocurrir con una promocionada pero retrasada carta que no demandaría más de cien o doscientas palabras, pero la cual tuvo que ir a recogerla el propio destinatario en el entorno del remitente, cuatro días después de haber sido enviada.
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Situación bastante singular solo dable en este Macondo que con tanta originalidad y magnificencia retrató para la posteridad Gabriel García Márquez, haciéndose merecedor por su gesta literaria de tan solo una silla junto a Satanás, al decir de una ilustrada senadora.
El Hermes modelo siglo XXI escogido para la azarosa misión de entregar dicha misiva, nada tiene que ver con el diligente Rowan, aquel que Robert Hubbard inmortalizó en su famosa y ejemplarizante Carta a García.
Comparando a los dos, puede uno imaginarse al eficiente devorando trochas, valles y montañas desde Llanogrande hasta Bogotá para cumplir el cometido impuesto, y al otro despernancado en cualquier fonda caminera, taburete recostado contra la pared y cerveza en mano, dilucidando si reiniciar la marcha o echarse su motosito.
Mientras el alígero emisario escogido para ser el moderno correo en el presente siglo de las luces seguía en sus estériles cavilaciones, el destinatario de las letras resolvió ir él mismo por el encargo, demorado ya cuatro días desde que fue anunciado su envío.
La carta que tuvo que ser recogida por el propio destinatario y que fue anunciada desde el día 24 de julio, sin embargo, solo será tramitada en forma debida, según parece, a partir del 3 de agosto, cuando vence una incapacidad de 30 días que le fue dictaminada al expresidente Alvaro Uribe, luego de caerse de una bestia y sufrir la fractura de una costilla.
Anunciada la carta-renuncia, enviada supuestamente el mismo día del anuncio, no entregada por el emisario sino recogida por el propio destinatario cuatro días después y cuyo texto exacto todavía no se conoce, queda por averiguar la verdadera intención que se tuvo con este episodio con aires de telenovela.
Así como el billar tiene una modalidad denominada de fantasía, en la cual hasta nueve bandas distintas pueden tocarse con la bola antes de hacer el respectivo punto al mejor estilo de Semih Sayginer, en la política también existen las truculencias y las secretas o segundas y hasta terceras intenciones.
¿Se tratará en este caso de una jugada admirable como las del turco Sayginer, campeón mundial de la especialidad, y con ella se busca tocar o afectar una serie de circunstancias que tanto tienen que ver con la política y los poderes judicial y legislativo de Colombia?
¿La carta todavía sin texto conocido -- por lo menos hasta el pasado domingo – se pondrá a consideración del Senado el 3 de agosto? ¿O se mantendrá el suspenso hasta el 7 cuando se posesione Iván Duque, buscando de pronto otro singular golpe de opinión? ¿Posesión del nuevo mandatario y de pronto renuncia no aceptada ?
En este macondiano país cualquier cosa puede ocurrir, inclusive volver a la mula como medio de transporte y convertir al destinatario de algo en un simple recoge paquetes, sin importar que para esa labor ya existen numerosas y bien organizadas empresas a lo largo y ancho de la nación.
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TWITERCITO: Si la renuncia es aceptada, ¿el destinatario del cuento tendrá que volver a Llanogrande a recoger ideas, sugerencias y mandatos?