“Yo doy una clase y me pongo feliz”: rector del Inem

Autor: Kelly Melissa Álvarez Correa
12 febrero de 2018 - 05:51 PM

Fernando Carvajal, rector de la institución educativa más grande de Medellín, habló con EL MUNDO sobre sus motivaciones, reflexiones y el camino que ha recorrido por la convivencia escolar y la educación vocacional.

Medellín, Antioquia

En redes sociales se viralizaron videos de una pelea registrada en el Inem a principios de este mes. Una vez ocurrió el incidente en la noche, al otro día en el país eran famosas las imágenes, pero más que eso el nombre del colegio más grande de Medellín, Inem José Félix de Restrepo.

Una cadena de hechos ocurrieron tras ese episodio, pero hoy en día, con cabeza fría, el directivo de este colegio recuerda sus motivaciones, reflexiones y el camino que ha recorrido por la convivencia escolar y la educación vocacional desde sus inicios como docente y hasta su estreno como rector, en un plantel al que espera retornar.

Sin duda, una de las cosas que más le gusta de la docencia, una carrera que necesita más vocación que otra cosa, es la energía que le transmiten niños y jóvenes. En algunos momentos, otras cosas como el incidente ocurrido, empañan los momentos que han sido buenos, pero no desdibujan de su quehacer el porqué de su gestión y de continuar por la senda de la educación.

Con orgullo cuenta el hecho de que Luis Guillermo Patiño, secretario de Educación de Medellín, hubiera sido su alumno en el tiempo en el que dictó clase en la Universidad de Antioquia. Como elemento jocoso, a su vez Patiño también fue maestro del alcalde de la ciudad: "se invirtieron los papeles".

Su rol en la enseñanza no comenzó en el 89 cuando egresó de la Licenciatura en ciencias sociales de la Universidad de Antioquia, sino antes, cuando alfabetizando dada clases para adultos. Durante 17 años fue profesor del Alma Máter en la misma facultad que lo formó, además alterno a su trabajo, decidió estudiar Derecho.

Llegó en 2010 al Inem tras ser docente en el ITM once años y seis en la San Buenaventura; desde hace trece años se convirtió en directivo-docente, con un camino que comenzó en la Institución Educativa El Picachito (donde espera regresar algún día) y continuó en el Pascual Bravo. Empezó como docente en el año 88 en el San Carlos de La Salle.

Pese a que su segunda profesión le abrió las puertas para ser docente de Derecho Internacional Público, prefirió estudiar una especialización en Gerencia educativa.

En la actualidad, cuando estuvo bajo los micrófonos, cámaras y ojos de la ciudad de Medellín, continúa en su reflexión del quehacer frente a estos casos y las estrategias de convivencia en el colegio.

¿Cómo describiría la convivencia en el Inem?

Antes de 2010, año en el que yo llego a acá, era un año muy difícil para la convivencia escolar, la verdad es que sí teníamos acá situaciones muy complejas entre los muchachos. En un descanso salían los muchachos y ellos jugaban, como en la ciudad, a que tenían combos: el creamhelado, los kioskos, las barras y era difícil porque los viernes venían muchachos de afuera quienes patrocinaban esas peleas y se hacían en la parte de afuera.

La gente, mucha de los que vivieron esa época, tienen esa imagen. En el año 2010 y 2011 trabajamos muy duro en eso, a mí desafortunadamente en agosto me tocó elaborar veinte resoluciones de cancelación de matrícula a quienes realmente no querían venir a estudiar, eran los que manejaban ese tema. Lo hicimos con la Personería de Medellín, con la Fiscalía, la Secretaría de Educación e incluso hubo un asesor de la Gobernación; Jaime Fajardo Landaeta.

A partir del 2011 comenzamos a vivir un clima muy diferente, en 2012 no tuvimos ninguna dificultad. De 2012 a la fecha no habíamos tenido ningún enfrentamiento, pensando uno que aquí convergen cerca de 5.000 estudiantes y si miramos por cada uno sería yo como un padre y una madre para todos, es una comunidad educativa con más de 15.000 personas, eso es un pueblo, para uno decir que en cinco o seis años no ha tenido ninguna dificultad al interior de la institución es difícil.

¿Cuáles son las estrategias que le han funcionado aquí y en los otros colegios donde ha estado para la convivencia?

Acá cuando vemos que efectivamente el joven o la niña se queja de una situación de maltrato de otro compañero y vemos que efectivamente le está lesionando la dignidad, que lo está afectando psicológicamente, nosotros inmediatamente intervenimos.

Tenemos unos proyectos muy bonitos, uno se llama Para la convivencia conversemos pues, que lo maneja un profesor y ellos mismos preparan estudiantes que son mediadores. En las unidades docentes también hay un programa de formación en valores y en cada grado el programa tiene un nombre, se trabaja muy duro desde cada grado, entonces la convivencia mejora mucho en ese sentido.

El Manual de Convivencia lo ajustamos a la Ley 1620 del 2013, al decreto reglamentario 1965 de ese mismo año, que es el grueso del tema de convivencia. Viene funcionando un Comité de Convivencia Escolar, que me parece que lo está haciendo bien, no hemos tenido dificultades grandes.

Pero en otros colegios usan estrategias más coercitivas en estas problemáticas, ¿qué funciona más?

Fundamentalmente el acompañamiento al estudiante con el padre de familia, cuando se ha vulnerado alguna situación de estas, damos aplicación al Manual de Convivencia. Si un estudiante comete un falta de estas (leve, grave, gravísima), inmediatamente le iniciamos el proceso disciplinario garantizando todo el debido proceso. Cuando yo le cancelo a un estudiante, en la resolución siempre coloco que la rectoría actuará para garantizarle al estudiante el derecho a la educación en otra parte, si lo dejo sin estudio peor, podría ser un delincuente yo.  

Los jóvenes hoy se enfrentan a una problemática muy grande de violencia en los barrio, ¿cómo afrontar esto?

Indudablemente no nos podemos salir al margen de la sociedad, ellos están ahí y lo viven en carne propia. En algunos casos estos temas de delincuencia, violencia no sólo intrafamiliar sino de los barrios en los 'combos' ellos lo viven, y aquí uno trata de crear con los niños algunas condiciones favorables para convivir.

Son cantidad de niños los que estudian en la mañana y lo que hacen es aprovechar la tarde para quedarse acá en el colegio, por qué le dicen a uno que ir al barrio a qué. ellos ven aquí un territorio de convivencia.

Pero hay otras realidades en los jóvenes...

Dificultades muy comunes en la institución educativa sí las tenemos. Por ejemplo, en el tema del consumo, desafortunadamente nuestros niños, si hace unos años atrás venían consumiendo a partir de unos 20 años, los de 10º y 11º; hace diez años se había bajado a los de 8º y 9º; hoy en día a los niños les están iniciando o vendiendo en los grados de 6º y 7º. Tratamos que cuando se presente el caso, pues intervenirlos.

Tenemos dos psicólogos en la institución nombrados por la Secretaría de Educación. Inmediatamente conocemos del tema, los remitimos al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, a la EPS, o donde corresponda. Hay que enviarlo a ese sistema y hay que asistirlo.

¿Qué opina de toda esta situación de los videos?

Está muy enredado porque ahí lo que hicimos, todos, fue revictimizar mucho esas niñas. Entonces ellas no quieren saber nada de nadie. Yo creo que ese tema no lo manejamos como era, todo Medellín, a mí me cogió acá la Mesa de Seguridad, pero primero hay un comité de Convivencia Escolar.

Yo menos mal, en otra ocasión hace como ocho años, tuve un caso similar en el Pascual Bravo. En los últimos quince días en otras instituciones adentro se presentaron heridos con arma blanca y esto fue afuera, y entonces todo el mundo se vino fue para acá. Y que le digan a usted, un rector de un colegio, que tiene prohibido el uso del celular de la institución educativa, y de eso no digamos nada.

Los medios de comunicación publicaron el video pese a que se identifica claramente a todas las implicadas menores de edad (agresoras y víctimas)...

Yo solicité al Comité de Convivencia Municipal que investigaran eso a los medios.

Si a mí para venir a hacer acá una toma de apoyo me dicen nos comprometemos a que no sale el rostro, porqué los medios de comunicación sí lo hicieron. Todos.

Usted viene del Pascual Bravo, ¿cómo dimensiona ahora ser el rector del colegio más grande de Medellín?

Son dos colegios bien complejos y son más o menos con la misma dinámica. Entonces como son colegios que le apuntan a la educación para el trabajo, yo tenía una experiencia importante en el tema de educación vocacional y el rector que estaba acá quería retirarse.

Eso me dio la oportunidad de ir a hacer un diplomado a Japón, en el que llevaban sólo 14 latinoamericanos y de Colombia sólo fuimos dos y yo me lo gané por estar en esto, en educación vocacional.

De ahí hice un plan de acción que es el que nos ha dado impulso, yo lo postulé allá, lo ejecuté y al año vinieron a hacerme seguimiento acá.

Hay docentes que se quedan toda su carrera en las aulas y no mutan a lo administrativo, ¿qué lo motivó a ser rector?

En el 2004 que se hizo el concurso para rectores, ya había tenido muchos estudiantes y ya llevaba buen tiempo como docente.

Yo sentía que tenía la experiencia suficiente para ejercer de buena manera esto y sobre todo, que ya tenía la formación como abogado. A uno lo conocían bastante como maestro, tenía la experiencia y el conocimiento.

Yo dije, es el momento de aportarle a mi ciudad, de ser rector de una institución educativa y me presenté. Me gustaba el tema y aquí estoy en él, y me fascina.

Entonces, ¿cuáles son sus motivaciones actuales?

La motivación mía más grande es estar trabajando con jóvenes, yo digo que eso es lo más lindo que hay. Por encima del salario, de cualquier otro evento, no hay cosa más linda que cuando uno va caminando y de pronto siente un abrazo de un muchacho grande y le dice mi profe, cómo lo quiero: eso para uno es lo más bello.

Yo creo en el valor de trabajar en un colegio de estos, con tantos desafíos. Empecé como rector en la IE El Picachito y adoro a Picachito, he dicho que el día que salga de acá ojalá salga para Picachito como rector; allá empece y allá quisiera llegar al final de mi labor de docente. A mí me gusta este reto de ciudad.

¿Pero volvería a dar clase?

Uno se la goza. Yo llevo tiempo sin dar clase y ya me siento mal, quisiera volver.

A uno lo revitalizan esos muchachos, de hecho yo me les robo la energía a ellos cuando doy una clase. Yo doy una clase y me pongo feliz, entonces a mí ese tema de rector y de maestro me ha gustado.

 

El Inem en cifras

En el 2014 en el programa Ser Pilo Paga en Colombia, de 12.000 instituciones educativas que existen en el país quedó en cuarto puesto, en 2015 en el tercer puesto y en el 2017, en Antioquia se ubicó en el primero, mientras que en el ámbito nacional en el segundo con 38 estudiantes.

En 2017, el colegio que más mejores puntajes presentó en las Pruebas Saber, de las mismos 12.000 fue el Inem: 829 estudiantes y el segundo fue el Cefa con 501, quedando 328 cupos por encima de su sucesor. De los trece colegios que mayor número de gente presentaron, todos están en nivel superior o A y sólo hay uno por encima en calificación y es privado: el Salazar y Herrera, quedando por encima de los 12 colegios.

De los 750 - 800 bachilleres que egresan cada año, más del 75% ingresan a la Educación Superior al año siguiente. A su vez, este fue el primer colegio oficial en el mundo en ser invitado a la Asamblea General de las Naciones Unidad (InemUN), con una delegación de dos maestras y cuatro estudiantes.

En la actualidad existen 21 tipos de bachilleratos.

Del colegio, no ha salido el primer docente amenazado ni alguno ha pedido traslado, sólo se han retirado (jubilación).

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