Es muy difícil irse en contra de la NRA, una organización que es parte del ADN de los norteamericanos.
La matanza de Parkland en Florida no ha quedado en el olvido. La ola que pide un control a las armas de largo alcance se va extendiendo con el paso de los días. Marchas a lo largo y ancho del país donde los muchachos, maestros y padres de familia les exigen a los legisladores en Washington actuar en consecuencia. Una crisis que puede terminar en oportunidad. Y para sorpresa de todos, Trump dejó boquiabierto a su partido republicano pidiendo un veto a la venta de rifles a menores de 21 años, revisar el pasado criminal de los compradores y prohibir la venta a quien padezca algún trauma mental.
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Pero al tiempo que una inmensa mayoría pide cambios en la legislación, Trump propone armar a los maestros. Un absurdo que va en contravía de lo que precisamente se quiere evitar: que la gente se aleje del mercado de la muerte que representa la industria armamentista. El para-estado en cabeza de la todopoderosa Asociacion Nacional del Rifle-NRA va a seguir siendo el mayor obstáculo para un cambio en el statu quo.
Ese clamor generalizado se ha traducido en un boicot comercial por parte de importantes compañías que anuncian la suspensión de ventas de rifles de asalto como Dick’s, mientras Wal Mart, Kroger y otras cadenas ya no venderán a menores de 21 años. La lista de corporaciones que quieren cortar sus vínculos con la NRA va en aumento: Delta Air Lines, United Airlines, MetLife, Avis, National Car Rental, Enterprise Rent-A-Car, Lockton Affinity, First National Bank of Omaha y Republic Bank. Todas ellas otorgaban descuentos a los miembros de la NRA. Una muestra de su poder político y económico.
Es muy difícil irse en contra de la NRA, una organización que es parte del ADN de los norteamericanos. No es sino ver lo que son sus convenciones anuales donde una masiva asistencia de afiliados cercana a 80 mil visitantes mueve las economía locales cada ano. Además, existen miles de campos de tiro abiertos y cerrados que sirven para que los aficionados aprendan a disparar y usen sus armas como deporte. Los Estados Unidos son el país con el mayor número de armas en manos de civiles. La NRA no va a permitir que los políticos a los que califica según su voto en el congreso en favor de las armas, pierda su influencia y poder.
El brazo político de la NRA es el partido republicano cuyos líderes en el Senado y Cámara se muestran renuentes a poner en la agenda legislativa modificaciones de fondo y más bien distraen la atención introduciendo cambios cosméticos que no van a llevar a ninguna parte. La estrategia republicana de los últimos días es culpar a las autoridades policiales de Parkland por no haber actuado con la debida eficacia y prontitud. La NRA no se ha quedado atrás pudiendo reunirse con el presidente Trump en 2 oportunidades en menos de una semana.
El debate continúa entre la esperanza y el escepticismo teniendo en cuenta las contradicciones de la Casa Blanca cuando se trata de hacer realidad lo prometido. Como buen actor de reparto Trump tiende a recular luego de que las cámaras de televisión se apagan. ¿Quién le tiene miedo a la NRA? es título de la nueva película. Hay que darle el beneficio de la duda a Trump y puede ser que esta vez sí veamos progresos en algo que no parece tan complicado y tiene el respaldo casi unánime del público.
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