Desgraciadamente, existe una creciente percepción de que el señor presidente “se lava las manos” apoyado en los “fue que” debidos a las actuaciones del Congreso y las cortes
Ante el desarrollo de los últimos acontecimientos que se han presentado en la nación, respecto a la aplicación de la justicia y el ejercicio de la autoridad, son necesarias muchas reflexiones. La primera reflexión es que muchos de estos hechos no son casuales ni coincidenciales, sino que corresponden aun plan muy bien urdido y ejecutado por parte del comunismo internacional.
Antes de proceder al análisis es necesario recordar las definiciones de dos términos importantes, a saber:
DIGNO: que es merecedor de la cosa que se expresa.
HONORABLE: Que es honrado y merece el respeto y la estima de los demás.
Entonces, ante las actuaciones, en los últimos tiempos, de muchos de los integrantes del alto gobierno, el Congreso y de las altas cortes, habría que entrar a analizar si merecen los calificativos de DIGNOS Y HONORABLES con que continuamente se les califica.
El análisis debe empezarse por las actuaciones del primer mandatario. En un escrito anterior, recordando al poeta Rafael Pombo, se le atribuía al alto gobierno la definición de “DIGNO Y TIMORATO” y es claro que debe revisarse si se hace merecedor a estos calificativos. Hay que reconocer que el señor presidente, en su afán, de “defender las instituciones”, con su actuación parece ser que le ha dado la categoría de institución a las Farc, y eso explica su actitud vacilante y con carencia de mando, en lo relacionado con la laxitud con que se han manejado los tratos con la subversión narco terrorista. La primera institución que debe defender el primer mandatario es la misma Presidencia. Desgraciadamente, existe una creciente percepción de que el señor presidente “se lava las manos” apoyado en los “fue que” debidos a las actuaciones del Congreso y las cortes. No puede dejarse de mencionar como un hecho grotesco, que reafirma los asertos relacionados con la actuación vacilante y sin fuerza del actual gobierno, el nombramiento de la comisión de juristas para “controlar” al ejército.
Es preciso, además, considerar que es una verdad de a puño, que el gobierno actual está infiltrado por un excesivo “santismo”, herencia del anterior gobierno, que no ha podido (¿o querido?) desmontar el nuevo mandatario.
La situación debida a las falsas relaciones entre los tres poderes, le han permitido a la sabia imaginación popular decir, palabra más o palabra menos, que la sede del gobierno no está en la Casa de Nariño, sino en el Palacio de Justicia o sea en las cortes.
Las últimas “salidas en falso” de las cortes, no son “meras coincidencias” como se anuncia en muchas películas. Respecto al “asunto” Santrich, es muy claro que toda su actuación demuestra que todo está “fríamente calculado”. Lo anterior exige que la comunidad revise también si estos organismos son merecedores de los calificativos de DIGNOS Y HONORABLES. Esto aparte de todas las denuncias que les han merecido a estos estamentos el calificativo de “CARTEL”.
Otros calificativos que tienen que ser revisados son los de: TOGADOS Y AFORADOS.
A los TOGADOS les cabe el refrán: “La mona, aunque de seda se vista, mona se queda” y sobre los AFORADOS es muy claro que muchos de los gozan de este privilegio, parece que lo han tomado como una “patente de corso” para cometer toda clase de fechorías.
Tampoco son meras casualidades o coincidencias, la salida del anterior fiscal general y la destitución del fiscal “ad-hoc” que estaba investigando el asunto Odebrecht. Se ha levantado una verdadera muralla para evitar que las investigaciones pasen de cierto punto que evidentemente involucraría al anterior primer mandatario, quien anda por el mundo cual verdadero “espíritu burlón”: “muerto de risa y merendando”, “cometiendo” improvisadas conferencias, y según ha trascendido dizque como profesor en universidades prestigiosas. Pero no hay que olvidar que, al mismo tiempo, está practicando una de sus mejores habilidades como es la “siembra de cizaña” influyendo en los estamentos que llenó con sus seguidores, conformados por enmermelados y mamertos, como las cortes, el mismo congreso y la nefasta JEP, en asuntos como el caso Santrich, el uso del glifosato y la resurrección, también “coincidencial” de los “falsos positivos” con el fin de desacreditar a las fuerzas armadas.
Finalmente, las columnas y editoriales de un diario gringo relacionadas con las actuaciones de las fuerzas armadas, lo mismo que la mencionada carta de parlamentaros gringos, casualmente demócratas (¿o mejor mamertos?) dizque apoyando el “acuerdo” de la Habana, tampoco son meras coincidencias.