La misión de la Otan en Afganistán informó la semana pasada, que en los dos últimos años ha reducido a la mitad el número de miembros del grupo terrorista Ei y en más de un 60% el territorio controlado por el Ei en el país.
El general John W. Nicholson, comandante de las tropas estadounidenses en Afganistán, aseguró este viernes que la bomba GBU-43, apodada "la madre de todas las bombas" y usada en un bombardeo en la provincia oriental de Nangarhar contra una instalación del Estado Islámico (Ei), era el arma correcta.
"Era el arma correcta contra el objetivo correcto", indicó Nicholson en una rueda de prensa en Kabul. Además, este general estadounidense también ha sido el máximo responsable de la misión de la Otan, en alusión a un complejo de túneles, cuevas y búnkers en el distrito Achin de Nangarhar, que el Ei utilizaba como una base de operaciones.
El militar estadounidense sostuvo que la bomba, de diez toneladas y una de las más potentes del arsenal convencional de Estados Unidos, es "un arma efectiva" y por ello decidieron emplearla en la campaña lanzada en marzo por las tropas afganas contra el Ei.
Afirmó que la base alcanzada era un "gran obstáculo" en la lucha contra ese grupo terrorista y por ello "era el momento correcto para usarla". Nicholson mantuvo que hasta el momento se han contabilizado 36 muertos en el ataque, "totalmente coordinado" con el gobierno afgano, y subrayó, como ha venido informado el Ejecutivo de Ashraf Gani, que no se han producido bajas civiles.
El portavoz del Ministerio de Defensa afgano, Dawlat Waziri, precisó en la misma rueda de prensa que sólo una familia vivía en las cercanías del lugar del bombardeo y que había sido evacuada pocas horas antes de la acción militar.
También señaló que algunos de los túneles, construidos por los muyahidines durante la época de la invasión soviética a Afganistán, se encontraban a 40 metros de profundidad por lo que la Fuerza Aérea afgana no podía destruirlos.
Nicholson indicó que en este momento las tropas afganas y estadounidenses están sobre el terreno y continuarán la tarea de "despeje". Afirmó que Estados Unidos continuará trabajando "hombro con hombro" con Afganistán para eliminar a un grupo que ha cometido "atentados contra manifestantes pacíficos, mezquitas y hospitales; ha matado con explosivos a civiles y ancianos y ha secuestrado a mujeres y niñas", señaló.
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En los últimos dos años, alrededor de 400 kilómetros cuadrados de territorio han sido despejados de presencia del Ei en Nangarhar, el principal bastión del grupo, donde han pasado de estar presentes en once distritos a controlar "una pequeña zona".
El ataque se produjo después de que el gobierno de Afganistán, afirmara esta misma semana que el número de insurgentes del Ei en el país es inferior a 400 y que el año pasado abatió a unos 2.500 miembros del grupo, lo que redujo su presencia a sólo dos de las 34 provincias afganas.