Se oponen, por ejemplo, a los proyectos hidroeléctricos y de minería con argumentos de toda clase como la defensa fanática del medio ambiente, pero callan sobre los desastres ecológicos que propician como la voladura de los oleoductos.
El día de elecciones
…se ve el humo”, dice un conocido adagio de la sabiduría popular. Haciendo uso de la imaginación es lo que suele ocurrir los días en que se efectúan los procesos electorales.
Muchos de los numerosos precandidatos resultan que no ven colmada sus aspiraciones, y popularmente se dice que se “queman”. En otras palabras, los que no resultan favorecidos con el triunfo, ingresan, al numeroso también, grupo de los “quemados”.
Pero también hay que tener cuidado, porque puede resultar que se produzca un verdadero “incendio” que resulta “quemando” a la nación como ha ocurrido en países cercanos.
Durante las actividades propias del proceso preelectoral, abundan los “cantos a la bandera” y las promesas que no pueden cumplirse como los “cantos de sirena” que emiten principalmente los autodenominados candidatos independientes. En otras palabras, las fundamentaciones y principios ideológicos básicos han desaparecido. Lo mismo ocurre con los verdaderos planes y propósitos a desarrollar.
Surgieron hechos que siguen confirmando la nefasta influencia del mamertismo. Bastaría recordar el caso de Mockus y las actuaciones de las cortes. No debe extrañarse la ocurrencia de estos hechos en un país en donde “se roban” un plebiscito y el ladrón anda por ahí como si nada. También no deja de ser una verdadera burla la, propiciada por el mamertismo, presencia del expresidente Samper ante la Comisión de la Verdad.
En medio de la baraúnda preelectoral es un consuelo que “donde menos se piensa salta la liebre” y se producen declaraciones como las que emitió Faustino Asprilla, reconocido exfutbolista, al manifestar: “La emancipación de un pueblo es no dejarse esclavizar por las nuevas ideologías del “Socialismo del siglo XXI”. ¡“Golazo” del Tino!
Es que en ocasiones algunos deportistas que dieron tantos triunfos a Colombia se expresan más sabiamente que muchos curtidos dirigentes. Bastaría recordar a “Cochise” cuando manifestó que: “En Colombia se mueren más de envidia que de cáncer” y al recordado exboxeador “Pambelé” cuando muy sabiamente manifestaba: “Es mejor ser rico que ser pobre”.
Lo que sí es evidente es la simultáneamente planeada violencia generada por el mamertismo nacional, y, al mismo tiempo, extendida a países vecinos gracias al evidente apoyo de países como Cuba y Venezuela, pero sin olvidar la influencia del “oso ruso”. Es bien conocida la estrategia de propiciar el caos y la inconformidad de la población, pues ese es un terreno en que las huestes del comunismo internacional se mueven muy bien. Es la aplicación del dicho: “A río revuelto ganancia de pescadores”.
En los últimos tiempos se ha visto como, los mamertistas, en forma orquestada, se oponen a toda clase de proyectos que impliquen algún desarrollo que contribuya al mejor estar de la población. Se oponen, por ejemplo, a los proyectos hidroeléctricos y de minería con argumentos de toda clase como la defensa fanática del medio ambiente, pero callan sobre los desastres ecológicos que propician como la voladura de los oleoductos.
En las vísperas del día de las elecciones cada vez se nuestra más evidente la aparición de candidatos de las huestes comunistas que se presentan bajo diferentes matices. Se aprovechan del desprestigio que tienen los partidos tradicionales y aparecen bajo toda clase de disfraces y camuflajes, como la cacareada independencia, prometiendo toda clase de promesas que no se pueden cumplir.
Porciones importantes de la población son presas fáciles de estos movimientos que aprovechan la poca preparación y conocimiento de dicho estamento.
Es evidente, entonces, una inestabilidad mental que afecta a buena parte de la población, como las juventudes desorientadas por un profesorado en buena parte infiltrado por el mamertismo.
En la ingeniería se conoce que el “equilibrio inestable” corresponde a una posición muy peligrosa de las estructuras, porque con cualquier fuerza desestabilizadora se puede presentar el colapso de la estructura.
No se requiere mucha imaginación para aplicar este concepto a la política, para afirmar que Colombia, desde el punto de vista geopolítico, se encuentra en una posición muy inestable y con cualquier fuerza desestabilizadora, como sería un resultado de las próximas elecciones que favorezca al mamertismo puede provocar el colapso institucional.
Atendiendo el concejo:” Si rasuran al vecino pon tu barba a remojar” se debe mirar lo que está haciendo el mamertismo internacional en los países vecinos: Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua, antes de apoyar a los candidatos de estos movimientos en las próximas elecciones. “El que entendió, entendió”.
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