El señor expresidente infiltró todas las instituciones y el nuevo gobierno se ha visto en “calzas prietas” para controlar dicha infiltración
Luego de cumplirse los primeros seis meses del nuevo gobierno, han quedado en la mayoría de la comunidad muchas sensaciones o percepciones muy preocupantes, que no son gratuitas ni casuales.
La primera de ellas es que la comunidad acoge la pregunta que titula una película satírica, cuasi cómica, bien conocida hace pocos años: “¿Dónde está el piloto?”. O como lo puso un conocido director de un medio noticioso al acoger la frase gringa “¿Who is in charge? ¿Quién está a cargo? Al referirse al aparente vacío de poder que se ha manifestado con el nuevo gobierno. Bastaría detenerse a mirar la forma como se manejó la “tal” minga de las organizaciones indígenas. Es que, a pesar de su repetido compromiso de no negociar bajo presiones extorsionistas fuera de la ley, terminó negociando y, de ahí que la comunidad, con razón, dice: “le midieron el aceite”. El problema no es que “le midan el aceite”, sino que el resultado de esa medición es que: “está bajo de lubricación”, y es bien sabido lo que les pasa a los motores sin la lubricación adecuada: “Se queman”. ¡El que entendió, entendió!
Como era de esperarse, luego de esta última negociación vergonzosa, el mamertismo la celebra como un triunfo, porque, al fin y al cabo, dicho movimiento estaba detrás de la vergonzosa asonada.
La comunidad está en mora para reaccionar en contra de la apología que el mametismo continuamente hace del socialismo del siglo XXI, (comunismo, Juanito). Llegan al extremo de tildar a dictaduras sangrientas como la de Stalin, como una “izquierda autoritaria” y atacan a sus opositores con muchos argumentos como el de que “son reticentes al cambio”. ¿Hasta cuándo?
No puede olvidarse que los movimientos propios del socialismo del siglo XXI (mamertismo criollo), cuando quieren que se atiendan sus solicitudes absurdas, muchas veces fuera de la ley, son los que pregonan el diálogo, pero cuando asumen el poder ¿Cual diálogo? ¿Los diálogos típicos con Stalin, Mao, Castro y Maduro?
Es preciso analizar profundamente varias circunstancias. La primera es que el expresidente Santos volvió a mentir cuando dijo, palabra más o palabra menos, que se retiraría para dejar gobernar al mandatario entrante. ¡Mentira! El santismo está aplicando el lema de las EPM: “¡Estamos ahí!”.
El señor expresidente infiltró todas las instituciones y el nuevo gobierno se ha visto en “calzas prietas” para controlar dicha infiltración. Ejemplos claros están en la Corte Constitucional y la también vergonzosa JEP, para no insistir en analizar al Congreso.
Ante las circunstancias actuales, también ha surgido el temor de que muchos de los altos funcionarios del estado “llegaron a su nivel de incompetencia” y con esto se ha dicho todo.
Preocupante es que también al actual gobierno, se le puede aplicar el dicho de que: “Con amigos así, para que enemigos”, plenamente aplicable a los enmermelados del Cambio Radical, el Partido de la U, el partido Liberal y parte del conservatismo. Es que al decir de Marañas: Son unos “puesteritos”.
Además, es muy difícil poder ejercer la autoridad obligada por la Constitución, cuando entre sus más cercanos colaboradores se encuentran personajes que se creen “presidenciables”, como es el caso del Canciller y el Procurador, que ya emprendieron esa carrera, en busca de la presidencia, y solo buscan mejorar su propia imagen.
Pasando al nivel regional, es preciso reconocer que a raíz de la “contingencia” de Hidroituango, se ha desatado un verdadero “Duelo de titanes” entre el señor gobernador y las EPM (socio contratista). Más específicamente se trata de la confrontación entre el señor Gobernador de Antioquia y el señor alcalde de la ciudad de Medellín (¿futuros presidenciables, también?). Las cuestiones han pasado de “castaño a oscuro” y ya se esgrimen calificativos muy desafortunados. Y claro, la “gavilla mediática” cundiboyacense no puede ocultar su satisfacción.
En este duelo parece haber una competencia para ver quien usa más los medios, emulando, ¿cuál más? a Fajardo.
Pero el problema es de mucho más fondo: Con el ánimo muy plausible de tratar de sacar adelante el proyecto y de defender a las EPM, se corre el peligro de que se recurra a un “tapen, tapen” muy indeseable. Se llega al extremo de que se afirma que la “contingencia es un caso fortuito” (aquello que se produce de forma casual o accidental) y se le endilga la “causa raíz” a una falla geológica. Es como si el colapso de un edificio mal diseñado y construido fuera fortuito (casual o accidental) por culpa de la atracción de la gravedad. “¡Ya voy Toño!”.