Ojalá lo piense y reverse ese nombramiento. La doctora Torres representa lo contrario de lo que Duque dice defender
La designada ministra de Ciencia y Tecnología, Mabel Torres, escribió el 21 de noviembre del año pasado, día de inicio del paro nacional, lo siguiente: “Paramos porque necesitamos dignificar la vida […] Recordemos que la vida también se dignifica en las urnas, con educación, con oportunidades, con equidad, con innovación […] Yo no paro contra personas, paro contra un sistema que nos ha esclavizado y alienado al punto de no reconocer lo mal que vamos y a defender lo indefendible” (las cursivas son mías).
La doctora Torres tiene derecho a pensar lo que quiera. Y lo tiene hasta tal punto que expresa sin ninguna restricción su apoyo al llamado paro que desconoce lo dictaminado por las urnas en 2018 a las que ella dice reconocer, convocado por la minoría de la izquierda radical desde esa fecha y que sembró de caos y violencia las calles de las ciudades colombianas, especialmente, Bogotá, a nombre de una mayoría a la que maltrató y negó con sus acciones, los derechos fundamentales al trabajo, la educación, la salud, la movilidad, entre otros, mientras se obstinaba a negociar la agenda del Estado con el Gobierno y trataba de impedir una conversación nacional multisectorial e incluyente.
Me llama la atención, eso sí, que la doctora Torres para contra el sistema que le dio todas las oportunidades de formarse, la llevó al exterior para hacerlo; la “esclavizó” para que pudiera realizar sus altos objetivos académicos y la “alienó” para que pudiera denigrar de lo que ha recibido de la sociedad colombiana hasta el punto de designarla ministra. ¡Así cualquiera se deja esclavizar y alienar!
Y pensar que, gracias al sistema, decenas de miles de colombianos han hecho estudios de posgrado en el exterior y en el país, millones están cursando educación superior, prácticamente no hay niños sin escuela ni adolescentes sin educación secundaria. Para no hablar de los avances en salud, los pasos dados en la superación de la pobreza y otros indicadores que muestran que no vamos mal y que lo indefendible es el conjunto de consignas y de acciones que los organizadores del paro y sus titiriteros asumen para destruir la democracia colombiana al costo de la miseria y la opresión generalizadas de una dictadura narcocomunista como las de Venezuela y Cuba. Claro que no estamos en el mejor de los mundos posibles y que falta mucho por hacer. Podríamos estar mejor si los ocho años de la horrible noche santista no se le hubiesen atravesado a la sociedad colombiana.
Por eso es inexplicable, al menos para mí, que el presidente Duque lleve a un ministerio que será clave para el desarrollo del país, a una persona que critica todo lo que él dice representar: un gobierno democrático de estirpe liberal con un plan de desarrollo basado en la legalidad, la equidad y el emprendimiento. Ya ha llevado al gobierno defensores del sí en el plebiscito, con el argumento de que es un gobierno que representa a todos los colombianos, algo difícil de digerir, pero que podría sustentarse en que los nombrados han aceptado trabajar con base en el programa de gobierno y su plan de desarrollo, claramente destinados a defender y mejorar las condiciones de vida, las libertades y los derechos de los colombianos a partir del fortalecimiento de su sistema democrático liberal.
¿Pero, cual es la justificación de llevar al gobierno a alguien antisistema, como la doctora Torres, que cree que vive en un estado que la esclaviza y aliena? ¿Piensa Duque que la volverá prosistema con un nombramiento?
La ciencia, la tecnología y la innovación fracasaron estruendosamente en la antigua Unión Soviética. Fue la incapacidad de competir con los desarrollos científicos y tecnológicos de Estados Unidos (y Japón, Corea del Sur y Europa occidental, subsidiariamente), lo que la llevó al colapso. China tuvo que volverse una dictadura capitalista para desarrollar su economía y Cuba y Venezuela no son más que parásitos en esto campos y en su economía. ¿Quiere la doctora Torres, entonces, capitalismo sin democracia como en China o Rusia o el parasitismo socialista de nuestros vecinos? Porque no hay más alternativas. Si fuese consecuente, no debería aceptar el cargo (a no ser que esté aplicando la máxima leninista de aplicar todas las formas de lucha para combatir al estado desde adentro).
¿Y qué tiene Duque en mente? ¿A quién le está enviando una señal? ¿Cree que los dirigentes del paro se sensibilizarán con ese nombramiento? Si así fuera, es ingenuo de toda ingenuidad.
¿Cree que ganará opinión y posicionamiento en sectores no radicales de izquierda, posando de incluyente? De nuevo, ingenuo de toda ingenuidad. Estos sectores aparentemente moderados son radicales respecto al modelo de gestión de ciencia y tecnología. Para ellos, la CT+I es tabú en una economía de mercado que desee expandirse con base en ellos. No les gusta nada, ni la minería responsable, ni la agricultura masiva; para ellos la defensa del medio ambiente es incompatible con el desarrollo económico. Y los emprendimientos de alta tecnología son incompatibles con el empleo que genera la vieja economía. No se trata de capacitar a la gente para que pueda acceder a empleos más sofisticados y complejos, con mejores ingresos, sino mantener los puestos de trabajo que generan empresas acostumbradas al monopolio y el proteccionismo rampante. Así no se progresa, no se genera riqueza para distribuir. Sólo se conserva el atraso y la dependencia.
¿Cree que el país nacional lo apoyará esta vez? Ingenuo de toda ingenuidad. Los concernidos con la política de CT+I del sector productivo y muchos académicos lo ven como otro error, esta vez, garrafal. No mejorará su aceptabilidad. Al contrario, la afectará.
Ojalá lo piense y reverse ese nombramiento. La doctora Torres representa lo contrario de lo que Duque dice defender. Envía un equivocado mensaje al país: defender el paro para entrar al gobierno. Atacar al sistema para entrar al gobierno.