¿Cuál participación?

Autor: Alfonso Monsalve Solórzano
5 enero de 2020 - 12:05 AM

Si algo les falta a los promotores del paro es la lealtad con la democracia

Medellín

Moisés Wasserman escribió el pasado 3 de enero un interesante artículo sobre la importancia de la democracia participativa en la vida política de los países porque fomenta el diálogo social, la comprensión del punto de vista del otro, el conocimiento de las realidades sociales, la posible promulgación de leyes con respaldo y pertinencia y hasta la formulación de desacuerdos entre las partes, que pueden ser enfrentados de manera civilizada.

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Terminaba el exrector de la Universidad Nacional, luego de enumerar todas estas ventajas, expresando su perplejidad por el hecho de que los promotores del llamado paro nacional se negasen a participar en las conversaciones amplias multisectoriales convocadas por el gobierno.

Pero la actitud de esos dirigentes tiene una explicación. El doctor Wasserman en su argumentación tiene varios implícitos o presuposiciones: los ejercicios de participación se suponen en el marco de una democracia de tipo liberal que tiene como base institucional la democracia representativa, en la que los ciudadanos eligen a sus representantes en las distintas ramas del poder, para que los gobiernen dentro de una estructura predeterminada, con funciones y tiempos específicos en el ejercicio de su mandato-

En la historia de la ciencia y de la filosofía políticas de Occidente, se reseñan dos modelos que toman forma en la relación de los gobernantes y gobernados. Históricamente, el estado democrático liberal es el modelo que protege a ultranza los derechos de los individuos de cualquier abuso, especialmente el proveniente del estado, por parte del soberano, sea este un individuo, una élite o la mayoría. Se fundamenta en la idea de la democracia se convierte en una dictadura de la mayoría de la que hay que proteger a los ciudadanos, y para resolver el problema produce el difícil equilibrio entre aquella y estos, limitándola con una alambrada de derechos y libertades individuales fundamentales, que no pueden ser objeto de decisiones mayoritarias.

Una vez establecido un modelo de estado democrático liberal, los liberales de la ecuación piensan, que, una vez salvaguardados los derechos y libertades individuales, el deber del ciudadano estriba en elegir a sus representantes cada vez que el tiempo estipulado en la constitución lo exige, dejando a los gobernantes que hagan su trabajo sin, prácticamente, ninguna interferencia. Si lo hacen bien (los políticos y sus partidos) los reeligen; si no, los cambian. El supuesto es que manejar el estado es una actividad de tiempo completo que exige políticos profesionales que sepan tomar decisiones informadas. Filósofos como John Locke, el barón de Montesquieu, Edmund Burke, David Hume, entre otros, representan esta tendencia.

Pero ha habido quienes piensan que el papel de la ciudadanía debe ser activo en el ejercicio de la política y las decisiones estatales. Pensadores del calibre de Immanuel Kant, J.J. Rousseau y Jürgen Habermas, pertenecen a esta corriente. Ahora bien, todos ellos coinciden en que el ejercicio de la participación se debe efectuar como un complemento y no como un sustituto de la democracia representativa. Esto implica la lealtad al sistema democrático liberal, su fortalecimiento, no su uso para destruirlo. En nuestra época, la globalización de las comunicaciones hace posible, como nunca antes, el ejercicio de la participación directa, pero no deja de ser cierto que las decisiones políticas exigen información necesaria y suficiente y dedicación exclusiva.

 En la realidad, el nivel de participación varía de un estado a otro. Suiza es uno en el que la participación se hace mediante el uso de plebiscitos populares en muchos asuntos que atañen especialmente al ámbito local.

 Colombia, constitucionalmente tiene establecida una democracia participativa, en la que hay plebiscitos (como el que Santos no cumplió), consultas populares, derechas de petición, presupuesto participativas en el ámbito municipal, en un porcentaje determinado; mecanismo de concertación para definir, si hay consenso, asuntos como el salario mínimo, etc. Y si es necesario, se convoca, como es el caso, una conversación nacional para conocer la opinión de primera mano de los sectores sociales, identificar problemas, proponer soluciones.

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Pero si algo les falta a los promotores del paro es la lealtad con la democracia. En realidad, pasan de 12 o 13 peticiones a 104, porque ellos no quieren concertar sino crear agitación y caos social para destruir el sistema. Si se les concediesen todas sus peticiones, recurrirían a otras 200, porque no quieren un acuerdo, sino el poder, para implantar un régimen antidemocrático. Por eso no llegarán acuerdo alguno. Hay que derrotarlos política y socialmente haciendo un verdadero ejercicio de participación en defensa de nuestra democracia.

 

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Comentarios:

Leo
Leo
2020-01-06 10:14:02
Las premisas sobre las que usted funda su argumentación son muy débiles, ya que se basa en ideales democráticos que no tienen ningún fundamento real en el caso colombiano, dado el elevado grado de corrupción de las instituciones que conforman el Estado colombiano, comenzando por el sistema electoral. La corrupción tiene en trizas a Colombia, observemos que en Colombia es tan alta la corrupción y se infiltra tanto en todas las esferas, que un diario del reconocimiento y la importancia como lo es el periódico El Mundo, admite un articulo plagado de errores de escritura como el suyo (en la frase "modelo de estado", la palabra "Estado" se deber escribir con mayúscula, ¿"derechas de petición"? ¿"presupuesto participativas"?, por citar los más evidentes). ¿Que credibilidad puede tener alguien que escribe sobre un tema y ni siquiera sabe como escribir una de las palabras centrales del asunto? Es como si alguien viniera a dar una conferencia sobre recursos hídricos y escribiera "El Hagua es muy importante".
Edgar
Edgar
2020-01-05 09:40:36
Lo que no se han dado cuenta, quienes insisten en paro y marchas, es que si no dejan gobernar al presidente, en éste caso, pues al país le va mal, y claro, si al país le va mal, a todos nos irá peor. Porqué no asisten al conversatorio? Porque, como dice Don Alfonso, no les interesa.
Alejandro
Alejandro
2020-01-05 08:21:46
Totalmente cierto, no hay legitimidad en la participación pues sus promotores terroristas corruptos tienen una finalidad que es el poder a como de lugar, quieren manipular las masa haciendo uso del espíritu grupo que es el mismo usado en los estadios cuando una multitud se mueve al unísono por instinto haciendo actos barbáricos e irresponsables pues el individuo perdió su razón y no puede pensar ni actuar como tal, dígame en qué país desarrollado se dialoga con criminales, solo imagínese a JW Buch dialogando co n Osama Bin Laden y dandole participación a Al Queda en el gobierno estadounidense.

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