El trasegar de los humanos por el planeta, está lleno de vicisitudes. El camino no es precisamente un sendero de rosas, pero muchas de las veces, los humanos nos las sabemos complicar, pues luego de dar algunos pasos hacia adelante, salimos con las sorpresas de desandar los pasos y perder así el tiempo y la experiencia invertidos y adquiridos, en el entendido que cada cual, ve la realidad y se aproxima a ella, de acuerdo con sus intereses. Por lo tanto, los comentarios y reflexiones que vamos a plantear son obviamente, subjetivos.Después de varios decenios de ser declarada como Museo y además Patrimonio de la Humanidad, y después de haber sido aceptadas estas condiciones por todas las religiones interesadas, el controvertido gobierno turco de Erdogan, declara que Santa Sofía (Aya Sofya) en Estambul, vuelve a ser mezquita después de 86 años, volviendo a alborotar el avispero de los fanáticos de todas las religiones, fanatismo que siempre ha estado ahí y que no requiere sino de una buena excusa para explotar. La buena excusa está servida. ¡Amanecerá y veremos!En lo local, la nueva Constitución Política abrió la posibilidad de la dosis mínima de consumo de marihuana, el actual gobierno la frena a través del nuevo Código de Policía y hoy los altos tribunales vuelven a aceptarla. ¡Qué pérdida de tiempo y qué falta de sindéresis!Se anuncia por parte de EPM que su planta piloto Jepírachi en la Guajira, funcionará hasta el 2023, noticia, que nos deja apesadumbrados, ya que la energía eólica es una de las mejores alternativas para la producción de energía limpia. Razones técnicas y financieras debe tener EPM para tomar esta decisión que esperamos sea compensada con el montaje de un nuevo campo eólico ya no como piloto, si no como planta de producción de energía limpia en propiedad.Como periódicamente sucede, el actual contralor general de la Nación recorre el país “descubriendo” elefantes blancos, es decir, obras inconclusas que están ahí, a los ojos de todo el mundo, sin que hasta el presente se hayan tomado las medidas y las acciones necesarias para culminarlas, que sería lo obvio, o para tumbarlas.Debería existir un punto dentro de un Plan de Desarrollo serio, para destinar los recursos necesarios para que este tema sea resuelto y obviamente los responsables asuman las responsabilidades de todo orden que les competan. No es suficiente la alharaca mediática, si no se toman las decisiones apropiadas y oportunas dentro de la extemporaneidad.Un ir y venir de discursos se pronuncian por kilómetros, alrededor del problema de la deforestación y de los programas de reforestación. Lo cierto es que a la fecha no hay un control efectivo contra la deforestación generada por parte de cualquiera de los varios actores involucrados que la provocan, como tampoco un proyecto serio y continuado para recuperar y ampliar la extensión forestal en el país.Ojalá aprovechemos la nueva producción de nuestro grande Carlos Vives, CUMBIANA, para volver los ojos hacia la Ciénaga Grande de Santa Marta y hacer lo que haya que hacer para intervenir las infraestructuras viales mal diseñadas y volver a permitir mediante obras apropiadas, la circulación de las aguas del mar y del Magdalena para que renazcan los manglares y reviva ese maravilloso ecosistema destruido por imbéciles.Por último, ya aparecen las pilatunas legales para evitar o demorar la demolición del Edificio Aquarela construido cerca al Castillo de San Felipe en Cartagena, el cual no debió haber recibido nunca licencia de construcción, entregada en su momento por otros imbéciles. Ya la UNESCO dio como plazo hasta el 2021 para que la construcción sea demolida, o sino Cartagena y Colombia perderán la calidad de Patrimonio de la Humanidad que hoy posee el Castillo de San Felipe.Excelente el programa que ha emprendido la Alcaldía de Medellín para aprovechar estos nuevos días de cuarentena para intervenir zonas en estado de deterioro y recuperar el espacio público que se había perdido. Las acciones inicialmente emprendidas en los sectores de La Bayadera y el Sagrado Corazón o Barrio Triste, son ejemplarizantes y deben servir de estímulo y de ejemplo para intervenir otras zonas en franco deterioro. ¡BRAVO!Como una cosa es planear y otra planificar, y otra cosa es no planear y no planificar, es prudente que aquellas construcciones de vivienda subsidiada que se entregan en obra negra después de muchos trámites y una alta dosis de paciencia por parte de los beneficiados, -que en la mayoría de los casos se originan por una tragedia previa como un derrumbe, una inundación, un incendio, un temblor u otra calamidad-, sean dotados de los servicios públicos elementales, entre ellos, ya no como cosa marginal, sino estructural, la conexión a INTERNET. Pongo como ejemplo la urbanización La Cabañita en San Cristóbal, una Unidad de 9 bloques de 6 pisos ocupada recientemente por sus nuevos dueños, un poco más de 50 familias cuyos niños no tendrán como acceder a la educación virtual forzada, a la cual nos tiene sometida la bendita pandemia.NOTA 1: Mi completa solidaridad con el Señor Gobernador Aníbal Gaviria Correa y su distinguida familia.NOTA 2: Mis agradecimientos a la casa EL MUNDO por haberme permitido comunicarme con ustedes a través de las 900 columnas que ajustamos hoy y que coinciden con la suspensión de actividades para el Periódico y mil gracias a ustedes por tomarse el tiempo para leer esta Columna de Opinión.Es un golpe duro para el fortalecimiento democrático y para el ejercicio de la pluralidad y la tolerancia, pero esta es la realidad que nos corresponde enfrentar, en un país como el nuestro. Una última invitación, a que vayamos siempre, con prudente optimismo, ¡DE CARA AL PORVENIR!
Puede ser que algunos de los escritorios en los que nos sentábamos quienes trabajamos en el Periódico EL MUNDO hayan estado ahí desde siempre, desde que lo crearon, a finales de la década de 1970. Sí, caminar hoy por su sala de redacción es como si se apreciara una instalación de Doris Salcedo, la melancolía de esos muebles parece decir que se apaga un sueño que comenzó el 20 de abril de 1979, cuando empezó a circular en Antioquia un diario con ideas fundamentales, como la de la libertad. Esa libertad no podía escapar de la cultura. EL MUNDO fue pilar del inicio de proyectos culturales que transformarían la vida de la ciudad, del departamento y del país. Basta con entrar al Archivo, buscar los folios del Pequeño Teatro, el Matacandelas, el Taller de Artes, La Fanfarria y darse cuenta cómo el Periódico de logo rojo, liberal, entrevistó a miles de artistas, entonces emergentes, creyendo en que nuestra realidad podría existir un sector cultural que se hiciera preguntas importantes.Lea también: Un sector que sigue sacando el sombreroAna María Cano, quien después fundaría La Hoja de Medellín, fue la primera periodista cultural de EL MUNDO. Después la reemplazó Ana Piedad Jaramillo, directora de los Eventos del Libro y exdirectora del Museo de Antioquia y el Teatro Colón. Vino entonces el tiempo de Maryluz Vallejo, hoy doctora en Ciencias de la Información, profesora Titular de Tiempo Completo del Departamento de Comunicación y jurado del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar este 2020. Cuenta Carmen Vásquez, periodista de moda, que cuando Darío Arizmendi era el director de EL MUNDO le dio a cada una su “reino”, le dijo a la periodista cultural que ella se encargara de lo artístico, mientras a Vásquez la mandó a los cocteles, a buscar a la “gente linda”, le permitió tener la primera página exclusiva de moda en estas tierras, guiado en lo que hacía la Revista Hola en España, para que así estuviera clarísimo qué era cultura, qué era entretenimiento, qué era moda y qué era sociedad.Desde sus inicios, EL MUNDO dedicó páginas enteras a la agenda cultural, que eran las más difíciles de editar, porque tenían la agenda de cine, la de teatro, los conciertos, los recitales, las presentaciones de libros, todo, independiente de los artículos periodísticos de una y dos páginas que hacía la sección de cultura.Antes de que su experticia fuera el periodismo político y de opinión, Luz María Tobón, directora de EL MUNDO, fue periodista cultural. Todavía tiene en su oficina una foto de su entrevista a un joven Fernando Botero. Ella, de mamá artista, de familia siempre amante de la cultura, defendió el periodismo cultural hasta el cierre, influyendo, de alguna manera, en que siguiera con cada cambio de dirección. Con la llegada de don Guillermo Gaviria Echeverri, quien respetó lo que hacía el Periódico en este campo, se dio vía libre a que ese saber no se apagara.Nombres como el de Pilar Velilla, exdirectora del Jardín Botánico y el Museo de Antioquia; María del Rosario Escobar, exsecretaria de Cultura Ciudadana de Medellín y actual directora del Museo de Antioquia; la maestra Patricia Nieto, quien guía la Editorial Universidad de Antioquia y es docente de la Alma Mater; o el crítico de cine Pedro Adrián Zuluaga, escribieron una historia cada día, por varios años, en la redacción de EL MUNDO, cubriendo cultura.El Mundo Semanal, el Imaginario y Palabra&Obra fueron los tres suplementos culturales que dijeron cosas muy importantes a la ciudad, al país. Óscar Valencia, jefe de diseño de EL MUNDO, contaba que Imaginario fue osado, despertando muchas molestias en algunos “paisas de Medellín”, cuando su editora puso en la portada la foto de dos hombres homosexuales, desnudos, después de una Marcha del Orgullo. Sus contenidos hablaban de la cultura como lo que somos, reflexionaban sobre la ciudadanía cultural. Palabra&Obra, por su parte, buscaba hacer reportajes de largo aliento con personajes que se destacaban en el campo cultural, teniendo en su portada a importantes creadores como Débora Arango, Gilberto Martínez, Víctor Gaviria, Fernando Botero, Félix Ángel, Cristóbal Peláez, Beatriz González, Alberto Sierra, Antonio Caro, Dora Ramírez, Leonardo Padura, René Uribe Ferrer, entre muchos otros. Una vez, el artista Richard McGuire, reconocido por ilustrar publicaciones como The New Yorker, nos hizo el honor de hacernos una edición especial de Palabra&Obra. Publicamos un especial completo sobre la salvaguarda del patrimonio de Frida Kahlo y Diego Rivera, hecho en Ciudad de México, analizamos muchas veces lo que hacían en el Ministerio de Cultura, cubrimos la Bienal de Venecia, la Feria Internacional de Arte de Madrid (España), Artbo, el Salón Nacional de Artistas, el MDE, la Fiesta de las Artes Escénicas, el Festival de Tango, los diez años de la Fiesta del Libro con edición especial, siempre estuvimos ahí, en cada evento, en cada lanzamiento, en cada nacimiento.Y cometimos errores, muchos, porque EL MUNDO siempre fue una escuela de periodismo cultural. Cómo les parece que una vez, matamos a alguien que revivió. Olga Elena Mattei estuvo muerta durante unos minutos, nos llamaron directamente desde la clínica a contarnos tal suceso. Lloramos, planeamos un especial, llamamos a Héctor Abad Faciolince, él nos dio su declaración sobre la importancia de Mattei para la literatura nacional y corrió a publicar en su Twitter que había muerto.Hasta que, de esas cosas que pasan, los médicos la revivieron, la reanimaron y no se murió. Desde entonces, Faciolince ha sido muy lejano. Es que en el Código Caracol, María Lucía Fernández publicó lo que pasó, en la edición de las 7:00 de la noche: “la inmediatez de las redes sociales le jugó una mala pasada al escritor Héctor Abad Faciolince”. Casi nos ahorca, publicó en su cuenta en esa red: “serán imbéciles los de EL MUNDO”...Vale la pena decir que defendimos causas importantes. Hay que agradecerle a Irene Gaviria y Luz María Tobón que nos permitieron ser autónomos en el contenido cultural. Fuimos nosotros quienes cuestionamos el cambio de vestido que les hicieron a los Silleteros, desconociendo que eran un patrimonio, con lo que hubo polémica nacional, cuando Aníbal Gaviria era el alcalde. No nos censuraron.Fuimos nosotros quienes iniciamos a hablar de los “hipster”, cuando todavía esa manifestación cultural era bastante desconocida.Gritamos duro con investigaciones. Nosotros nos dimos cuenta de que las Bibliotecas Públicas de Medellín habían sido cerradas por el gobierno de Federico Gutiérrez, desconociendo su importancia en la transformación social, con la excusa de ahorrar recursos del presupuesto público. Vaya error de visión política, por eso insistimos con varios artículos en que los Parques Bibliotecas eran la opción que tenía un niño de cualquier comuna de no caer en las redes de tráfico, su puerta de escape muchas veces a la violencia física y sexual. Incomodamos a Sergio Fajardo sobre la responsabilidad en las fallas en la fachada de la Biblioteca España, tanto que salió en portada diciendo “voy a hablar de la Biblioteca España, cuando yo quiera”, los memes no se hicieron esperar en las redes sociales.Cuando iban a sacar al maestro Alberto Correa de la Filarmónica, nosotros lo contamos. Insistimos en que el presupuesto para cultura siempre debía subir en el gobierno nacional, el departamental y el local. Y, sobre todo, le dimos voz a un sector que no encontraba en otros medios un espacio que valorara sus obras, que escuchara sus demandas, que necesitaba, en pleno siglo XXI, más que nunca, una presencia en la agenda pública.EL MUNDO insistió en la importancia de la formación artística para la infancia. Con su proyecto Educar Mientras se Informa y su Concurso Personitas de Colores, invitó a que los niños pintaran sus sueños. Otra cosa que hizo fue premiar con el Mundo de Oro a quienes durante decenios trabajaron por el sector, entre los ganadores estuvieron Graciliano Arcila Vélez, la Emisora HJCK de Bogotá, Guillermo Abadía Morales, Fanny Mickey, la Orquesta Sinfónica de Antioquia, la Cámara de Comercio de Medellín, la Biblioteca Pública Pilotoy la Emisora Cultural de la Universidad de Antioquia, Débora Arango, la Biblioteca Central de la Universidad de Antioquia, Carlos Castro Saavedra, el Instituto de Integración Cultural Quirama, Luis Alberto Correa, Rafael Sáenz Moreno, el Museo de Arte Moderno de Medellín, Luis Alberto Álvarez y la maestra Cecilia Espinosa, su última galardonada.En los comités de redacción, muchas veces nos peleamos con quienes nos preguntaban “y ese, ¿a quién le ha ganado?”, poniendo en duda la idoneidad de los artistas emergentes, peleamos por ellos como el futuro del sector y del arte nacional. La cultura también era un tema para abrir el Periódico, nosotros le dimos la portada al Salón Nacional de Artistas, cuando volvió a Medellín, en su edición 43. Juliana Restrepo y Jaime Cerón, sus directores, llegaron con la edición impresa de EL MUNDO a la apertura de aquel certamen, que durante sus tres meses contó con un cubrimiento diario, detallado, sobre lo que intentaban decir los curadores, que propusieron como tema el oxímoron “Saber-desconocer”.Cuando la notoriedad no abarcaba la obra de Pablo Montoya, cuando parecía que a la crítica local y nacional le faltaba creen en tal talento, nosotros reseñamos su Tríptico de la infamia, sin necesitar que el Premio Rómulo Gallegos nos validara lo grande el autor, porque pudimos verlo.Le puede interesar: ¿Seguro les hace falta la crítica?Que sea el momento para decirles gracias a los cientos de artistas, gestores, investigadores, profesores, curadores, comunicadores y colegas que nos buscaron para pedirnos una opinión, para ofrecernos sus contenidos, así como para criticarnos. Aprendimos juntos, crecimos juntos, hicimos historia juntos.EL MUNDO fue y será la casa de la cultura de Medellín, como quedará para la historia en su archivo, porque aquí pasaron hitos como que Gabriel García Márquez quisiera que la redacción del medio que soñó fundar se pareciera a la del diario liberal de Medellín, donde estuvo dando talleres y compartiendo con los periodistas.Gracias, EL MUNDO, gracias porque nos dejaste soñar que esa utopía que adoptamos, la de cambiar el mundo haciendo periodismo cultural, podía ser posible.
Con todo respeto, no comparto el criterio de quienes han venido criticando a la Corte Constitucional por haber declarado la inexequibilidad del Decreto Legislativo 580 de 2020, por el cual se dictaban medidas en materia de los servicios públicos de acueducto, alcantarillado y aseo, por el motivo que condujo a la adopción del fallo y que también expuso la Secretaria Jurídica de la Presidencia de la República: aunque, según el comunicado de la Corte, se dictó y promulgó en desarrollo del Estado de Emergencia Económica, Social y Ecológica, se expidió dentro del término de vigencia del estado de excepción y se encuentra brevemente motivado y lleva la firma del Presidente de la República, no fue suscrito por todos los ministros del despacho. Faltaron las firmas de los ministros de Salud –lo cual llama la atención en cuanto la emergencia fue provocada por la pandemia- y de Ciencia y Tecnología.Lea también: Cumplir la ConstituciónComo señala la providencia,” el mandato constitucional referente a que los ministros suscriban los decretos legislativos que se expiden en virtud del estado de emergencia económica, social y ecológica constituye una condición indispensable de validez de dichas normas, en la medida en que con este se garantiza, el principio democrático, durante el estado de excepción, pues se contrarresta el déficit de deliberación y se limita la facultad discrecional del presidente”.La exigencia constitucional de que estos decretos, además de las firmas del presidente, lleven las de los ministros –todos- no corresponde simplemente a un requisito de forma y sin mayor trascendencia. Por una parte, cuando hablamos de los estados de excepción –entre ellos el de emergencia- aludimos al ejercicio de una potestad extraordinaria del Ejecutivo, que normalmente no tiene a cargo la función de expedir las leyes –atribución que, por cláusula general de competencia, corresponde al Congreso-. Por otro lado, la Constitución es clara cuando expresa (art. 115) que las firmas de los ministros en los decretos los comprometen y por medio de ellas asumen una responsabilidad por las medidas y decisiones que adopta el Gobierno Nacional. Y, además, las normas superiores relativas a los estados de excepción exigen expresamente “las firmas de todos los ministros” y subrayan su responsabilidad. El 215, para el caso del Estado de Emergencia Económica, Social, Ecológica o por calamidad pública, estatuye: “El Presidente de la República y los ministros serán responsables cuando declaren el Estado de Emergencia sin haberse presentado alguna de las circunstancias previstas en el inciso primero, y lo serán también por cualquier abuso cometido en el ejercicio de las facultades que la Constitución otorga al Gobierno durante la emergencia”.Le puede interesar: Sobre las sesiones virtualesDe manera que no estamos ante un mero formalismo. Ni se puede sindicar a la Corte Constitucional de haber sacrificado el fondo de la medida en aras de la forma, o de no haber hecho prevalecer el derecho sustancial, como lo exige el artículo 228 de la Carta. Ella tiene a cargo la guarda de la integridad y supremacía de la Constitución, que exigió, en estados de excepción, las firmas “de todos” los ministros, no de algunos.Y el vicio no era subsanable, toda vez que al momento del fallo el decreto ya había sido promulgado y había entrado a producir efectos. En estas materias no se puede improvisar.
Duele la desaparición de EL MUNDO, después de más de 40 años de actividad ininterrumpida, con periodismo de calidad informativa y pluralidad de opinión. Desde hace dos años, cuando la publicación impresa diaria le dio paso a una semanal, el diario quedó herido de muerte porque había perdido su esencia. La desaparición de los periódicos impresos es una de las consecuencias nefastas de llamada revolución digital; nefasta porque los ha destruido sin sustituirlos por nada mejor.Lea también: Harry Sasson, la renta del suelo y las sopas MaggiLa prensa impresa, que resistió los embates de la radio y la televisión, agoniza en todos los países. Se cuentan por centenas los diarios desaparecidos y los que subsisten lo hacen en formatos cada vez más escuálidos y pobres en contenido. Sin la palabra impresa, la fuerza de la vieja sentencia, “lo escrito, escrito está”, se desvanece y con ella las exigencias del rigor informativo y de la clara separación entre la opinión y la noticia.Estas dos fueron las características señeras de EL MUNDO que nunca ocultó su carácter de diario liberal militante, pero abierto siempre a una amplia diversidad de opiniones, tanto en la época de Don Guillermo Gaviria, como en los últimos años bajo la orientación de su hija Irene y de mi querida amiga Luz María Tobón.El de Don Guillermo fue un liberalismo doctrinario, más bien clásico, cuya orientación intervencionista no lo apartó nunca de la defensa de la iniciativa privada como fundamento de la actividad económica en una sociedad verdaderamente libre. Por supuesto que, como periodista, fue también un liberal en el sentido partidista, aunque, el gran hacedor de empresas que fue, seguramente se habría sentido contrariado por la orientación anti-empresarial que aqueja a sectores amplios del que fue siempre su partido.Quizás a causa de la bancarrota ideológica del Partido Liberal, el liberalismo de EL MUNDO de los últimos años perdió su matiz partidista y se hizo más conceptual y de principios, buscando irradiar los valores de la democracia liberal y la iniciativa privada con responsabilidad social a las gentes de todos los partidos y la sociedad entera.Esa defensa de la democracia liberal se expresó en sus cuestionamientos al proceso de paz por su indiferencia frente a las víctimas de la Farc y las grandes concesiones hechas a lo que no era más que organización criminal que no representaba a nadie, como quedó en evidencia con las paupérrimas votaciones recibidas en las dos elecciones en las que ha participado.Su reconocimiento de la iniciativa privada como fundamento de la actividad económica y de la creación de riqueza, se manifestó recientemente en su insistente reclamo de la reactivación de la economía acompañada de la flexibilización de la contratación laboral.Pero quizás la más firme posición de EL MUNDO en los últimos años fue su incansable y persistente reclamo al gobierno a cumplir su misión fundamental de proteger la vida de los ciudadanos. No importa lo que el gobierno haga en cualquier ámbito, si no protege la vida de las personas está incumpliendo gravemente su obligación constitucional y lo que es en definitiva su razón de ser.Muchos años atrás, cuando, por incompatibilidad con mi actividad profesional, decliné la invitación que me hiciera a escribir en el periódico que acababa de adquirir, Don Guillermo, insistente, me dijo que escribir en EL MUNDO sería un honor.Le puede interesar: Una propuesta ilegal, inconveniente y peligrosa, pero imparableHace algunos años, por invitación de Luz María Tobón, EL MUNDO acogió generosamente mis artículos. Me sentí cómodo y complacido de hacer parte de tan noble empresa periodística y muy honrado, como había anticipado Don Guillermo.
Hoy he recibido la noticia: EL MUNDO, después de una tarea periodística de 41 años, ha decidido cerrar su fase de periodismo impreso. El entorno es cambiante, la evolución de hechos, tecnologías, épocas, conduce a decisiones y nuevas direcciones en los caminos que nos presentan horizontes distintos y nos hacen dejar atrás paisajes familiares a los cuales habíamos tomado un cariño como el del poeta cartagenero a los zapatos viejos. Algo diferente se abre en las perspectivas del futuro inmediato. Mis mejores deseos para FundaMundo, para la querida y admirada familia Gaviria Correa, y para la buena ventura de sus proyectos y su liderazgo, siempre inspirados en el bien para la comunidad y para Antioquia. Algunos de estos cambios son dolorosos, como lo es, en lo personal, este: se trata de una pérdida para el periodismo escrito en la región, y en Colombia. Pero EL MUNDO cierra este ciclo, como lo manifiesta su directora Luz María Tobón Vallejo, con la satisfacción del deber cumplido.Lea también: Alatriste: la punta de su espadaTermina para Antioquia una tribuna de decencia, de buen periodismo, de compromiso con la verdad. Se culmina la etapa de un esfuerzo colosal en pro de los intereses sanos de nuestro departamento, pionero para Colombia en tantos aspectos de progreso, de desarrollo, de apertura al futuro. EL MUNDO ha cumplido y constituye un gran honor ser parte, modesta y pequeña, de esta locomotora de la honradez y de la opinión crítica y creadora.Después de escribir la columna “Vestigium” durante veinte años -un total de 492 columnas, de periodicidad quincenal, casi ininterrumpidamente- vienen a mi teclado unas palabras que no puedo evitar, pues las asocio necesariamente a esta tribuna periodística: agradecimiento, aprendizaje, disciplina, creatividad.Cada uno de mis textos fue acogido respetuosamente por parte de los editores y de la dirección en estos años. Nunca he recibido la más mínima interferencia respecto a los temas y enfoques para los cuales con total libertad se me ha cedido el espacio. Siempre he sentido la presencia viva y efectiva de un genuino respeto por el diálogo inteligente, por el ir y venir de ideas ordenadas y rigurosas, expresadas dentro del marco de la consideración hacia la verdad y hacia el lector como un interlocutor merecedor de un trato digno y humanizante. Por parte de la dirección del periódico siempre recibí palabras de aliento, de buen criterio, de magnífica atmósfera de ejercicio de la inteligencia.Escribir Vestigium, con la variedad de tonalidades presentes en el entorno de las realidades contemporáneas, fue un hábito de disciplina, de investigación, de contrastes, de búsqueda de fuentes verificables. Una tarea constante de enriquecimiento y educación personal que tuvo que pasar por el tamiz del lector crítico y exigente, a quien también debo expresar agradecimiento. Mi padre, Hernán Gómez Atehortúa, fue el mejor lector, crítico y corrector que tuve. También asumí una tarea constante de aprendizaje en cuestiones de estilo y de forma periodística. No puedo olvidar las didácticas exposiciones de Arturo Giraldo Sánchez.Un “Vestigium” es la señal, la huella, la marca que deja el pie de un viajero sobre el camino. Hay algo relacionado con la memoria, con el registro de los datos de alguien que ha pasado por un lugar y ha dejado su impronta. Es el indicio de que por allí ha estado un “homo viator”: un viajero, frágil, perecedero, fugaz. Es también el rastro de un caminante que se esfuerza por perfeccionarse en una tarea que se ha impuesto. También el investigador es un sujeto que anda tras las huellas; la realidad -variada y múltiple- ofrece ante sus ojos algunas facetas, y es su tarea, la del investigador, hallar la parte de verdad que está inscrita en esas huellas. Para mí ha sido culminación de un rasgo esencial de mi vida: la búsqueda de explicaciones a las cosas que pasan, y de las cuales apenas tengo un entendimiento parcial en un entorno de asombro constante, infinito, inacabable. Mis columnas fueron posibles por aquella conversación inicial con Luz María Tobón Vallejo, cuando acogió, con tolerancia y generosidad, mis imperfectos intentos de practicar el arte de la columna.Le puede interesar: Incertidumbres y certezasTodos somos viajeros. También las instituciones dejan su huella: EL MUNDO deja un vestigio, una huella de decencia, de amistad, de buena escuela periodística: mi abrazo y mi voz de agradecimiento.
Por allá en la Colombia de las guerras de independencia el pueblo usaba el término “godos” para referirse a los españoles. Pasaron años y años y en Colombia se usa el término godos para referirse al partido conservador. Pero también fue muy extraño que poco antes de la Segunda Guerra Mundial existieron corrientes conservadoras que fanáticamente apoyaban las trágicas políticas de los nazis contra los judíos. Pero fue una cosa gravísima que el liberalismo planteara estrategias políticas apoyando fanáticamente las estrategias que planteaban los comunistas rusos y chinos.´Lo invitamos a leer: ¿Izquierda o derecha?Pasada la Segunda Guerra Mundial la izquierda comunista rusa fue mermando su fuerza ideológica y los partidos políticos colombianos dejaron de admirar el izquierdismo soviético al mismo tiempo que las fuerzas políticas internacionales fueron perdiendo fuerza e influencia en nuestros partidos políticos colombianos.El curioso fenómeno que hoy existe es que nuestros partidos políticos se alejan de ideologías extranjeras al mismo tiempo que se dedican a ensalzar la personalidad de sus jefes políticos.Lea también: ¿Para dónde vamos?En los últimos años el partido liberal es el único que ha demostrado que aún conserva un poco de atractivos ideológicos mientras el conservatismo no se basa en ningún fundamento ideológico. El conservatismo sólo se mueve sin exponer ideologías y apoyando la personalidad y características de algunos de sus jefes y es probable que el liberalismo pueda renacer mientras el conservatismo se hunde en un caos con carencias ideológicas. Ojalá en el futuro aparezcan partidos con ideologías bien sustentadas.
Suky Morgan: Buenos días, Juan David. Tengo una inquietud acerca del uso de la palabra “romboy”/“rompoy”. ¿Está muy mal dicho?En algunas regiones de Colombia, Antioquia entre ellas, es muy usada la palabra “rompoi”, que tiene su origen en la inglesa round point. Es inglesa la palabra e inglés el invento porque aunque en Estados Unidos había un par de vías circulares antes de la invención de estas construcciones, la primera glorieta, tal y como hoy las vemos, fue construida en Inglaterra. Y miren que uso la palabra glorieta, que nos llegó del francés. Otra de las nuestras es rotonda, que nos llegó del italiano.Ahora: ¿es incorrecto decir rompoi/rompoy o romboi/romboy? Puedo decirles que el Diccionario de la lengua española no incluye ninguna de estas. El Diccionario de americanismo solo tiene la palabra romboi. Entonces, les dejo dos ideas: es natural que un idioma alimente al otro, especialmente un idioma cuya cultura inventa artefactos, estructuras y cualquier cosa que haga la vida más “cómoda”. Mejor dicho, si el round point es inglés, es natural que la palabra en inglés se riegue. La segunda idea es que en español tenemos palabras para nombrar ese objeto (glorieta y rotonda son, tal vez, las más usadas. En Ecuador dicen redondel, en Perú dicen óvalo).Así que, elijan cuál les suena mejor. Yo prefiero glorieta.Vea también sobre las palabrasSubbase y reeditar¿Es correcto duplicar letras en español? O mejor: ¿es correcto escribir dos vocales o dos consonantes seguidas? Ustedes saben que “sub” y “re” son prefijos, es decir, elementos que se escriben antes de una palabra para modificar su significado (hay que decir que, en general, se escriben pegados, soldados, a la palabra, y que excepcionalmente se usa el guion o se escriben separados). “Sub” significa “debajo de” e “inferior”, por eso subsuelo es “debajo del suelo” y subbase es “debajo de la base”. Sí se puede duplicar la letra b, aunque se vea raro. Entre otras razones porque si escribo “subase”, ¿entenderían? Yo no entendería, lo confieso, y pensaría que me están diciendo “súbase al carro”.Hay casos en los que sí es correcto escribir solo una: “subranquial[U1] ” en vez de “subbranquial”, por ejemplo. Esta sí la entienden con una sola be, ¿verdad? En el caso de las vocales es más frecuente omitir una, aunque también es correcto duplicar. Puedo decir “reeditar” o “reditar” cuando quiero significar “editar otra vez”. Pero es mejor decir reemitir (volver a emitir). ¿Se imaginan por qué? Simple: porque existe el verbo remitir (enviar a otro lugar, como en las remisiones médicas). Es mejor evitar confusiones.Vea también sobre las palabrasRocambolesco. Algo rocambolesco es exagerado, difícil de creer (aunque real), extraordinario. Un[U2] a persona es rocambolesca, por ejemplo, cuando actúa o se viste estrafalariamente, extravagantemente.
Los magistrados de la JEP se fueron sorprendidos de Medellín. Durante la audiencia pública se conoció que la Alcaldía engavetó un informe sobre La Escombrera del año 2010 y que a la Fiscalía se le perdieron restos de víctimas de desaparición forzada.“A medida que aparece la verdad, esta se convierte en una bola de nieve”, exclamó el magistrado Gustavo Salazar. Hallaron información no consolidada y no cotejada, lo que causó extrañeza a la magistratura puesto que han transcurrido 17 años desde que se realizó la Operación Orión en la comuna 13, San Javier.Lea:Derecho sin derecho. Dos casosPara completar la sorpresa, trascendió que la Fiscalía encontró restos de personas desaparecidas, pero los perdió. Situación irregular que la JEP no investigará, pues no es de su resorte, pero que se encargará de informar oportunamente. “No se trata de atribuir responsabilidades, sino de encontrar la verdad, que es el principal elemento restaurativo, añadió el togado Salazar.No hay avance en las investigacionesEn diálogo con el periódico El Mundo, el economista Jorge Mejía, exsecretario de Gobierno de Medellín, exconsejero para la paz y la reconciliación y docente universitario, recordó que la Administración de Aníbal Gaviria se interesó en que se conociera la verdad de lo ocurrido en La Escombrera.Señaló Mejía que entre agosto y diciembre de 2015 se removieron 35 mil metros cúbicos de tierra en 5.000 metros cuadrados que van desde el corregimiento la Loma, de San Cristóbal, hasta la comuna 13, San Javier, y que se denominó polígono uno. Hacerlo costó $1.500 millones. El resultado: no se halló nada, ni un cabello, según la Fiscalía.Margarita Restrepo, familiar de una de las víctimas desaparecidas, estima que son más de 300 las personas que estarían debajo de los escombros. Dice que gente del bloque Cacique Nutibara llevaba a ese sitio a sus “enemigos” y los obligaban a cavar sus propias tumbas. El Cacique Nutibara era comandado por Diego Murillo Bejarano, alias don berna, quien disputaba para el año 2000 con las milicias de la guerrilla la hegemonía en las comunas de Medellín, comunas como la 13.Como se recordará, La Escombrera se dividió en tres polígonos. En el uno se trabajó durante cuatro meses, en el dos se esperaba que se iniciaran actividades en 2016 y para el tres, el más complicado de todos, se tenía estipulado que arrancara con la búsqueda una vez terminado el polígono dos. Pero la Alcaldía de Federico Gutiérrez le restó importancia a la búsqueda.Aníbal Gaviria dejó listos los proyectos de búsqueda, además de los respectivos recursos ($750 millones) para continuar en el polígono dos. Esa labor tenía como base las versiones de integrantes de bandas y de desmovilizados como Carlos Villa, alias móvil 8, exparamilitar que señaló los sitios donde ellos enterraban los cadáveres. Al parecer, fue en esa zona donde fueron avistados los restos que luego extravió la Fiscalía. Para el polígono tres ya no hubo recursos.“El tres es el triple del polígono uno. Son unos 90.000 metros cúbicos, casi como quitar una montaña y pasarla para otro lado. El trabajo allí es muy complicado, es como buscar una aguja en un pajar, sin contar el riesgo de un deslizamiento que podría afectar viviendas cercanas”, explicó Jorge Mejía.Víctimas como Luz Elena Galeano Laverde, lideresa del colectivo Mujeres Caminando por la Verdad e integrante del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado, Movice, y quien estuvo presente en la audiencia de la JEP, se lamentó por la indolencia del Estado. “En la comuna 13 se realizaron más de 20 operaciones militares, pero las que más nos marcaron fueron la Orión y la Mariscal, en 2002”, dijo Luz Elena. Ella no pierde la esperanza de encontrar a su esposo Luis Javier Laverde, desaparecido desde el 9 de diciembre de 2008.Fue un derroche de fuerza y represión por parte del Estado lo que ocurrió con la Operación Orión, manifestó Fernando Quijano, director de Corpades y Análisis Urbano.Intereses oscuros quieren ocultar la verdadLas víctimas aseguran que la institucionalidad ha querido imponer una memoria que no corresponde con lo ocurrido en ese lugar hace 17 años y que busca favorecer intereses oscuros. “La problemática no se acabó. Hoy en día el conflicto es una constante en la comuna 13 que se mantiene con otras dinámicas”, sostuvo por su parte Adriana Arboleda, abogada de la Corporación Jurídica Libertad.“La Alcaldía de Federico Gutiérrez no se interesó en la búsqueda, pero la responsabilidad en el avance de la investigación es de la Fiscalía. Para retomar la búsqueda se requiere del apoyo de la Alcaldía, que la Fiscalía retome la investigación y que con la comunidad se elabore un plan de búsqueda con expertos para que pronto cicatricen esas heridas que ha dejado la guerra”, reiteró Jorge Mejía.Este panorama desolador llevó a las víctimas a solicitar a los magistrados de la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP, que realizaran una audiencia en Medellín. Por eso vinieron.En agosto de 2018. El Movice invitó a los magistrados de la JEP a la conmemoración de la Operación Orión. Allí les solicitaron que realizaran una audiencia en Medellín para conocer los avances en la búsqueda de los desaparecidos en La Escombrera.El Movice también pidió que se analizaran y se tomaran medidas en 16 lugares del país en los cuales se presume existen personas inhumadas dadas por desaparecidas en el marco y con ocasión del conflicto armado.Particularmente en la comuna 13, San Javier, las víctimas requirieron que fueran cerradas la arenera y La Escombrera como medida cautelar para reparar a las víctimas, preservar la memoria del conflicto y garantizar así que la Unidad de Búsqueda Ubpd pueda actuar en esos lugares con calma en el futuro.La audiencia, que se realizó los días 17 y 18 de julio de 2019 en el Palacio de Justicia de la Alpujarra, fue de carácter técnico y no se establecieron responsabilidades en ella. Esto porque la JEP no ha abierto un caso que se denomine comuna 13. La audiencia tampoco tenía como objetivo documentar casos de desaparición forzada. Básicamente se realizó para establecer el nivel de riesgo que tienen esos lugares, para indagar lo que han hecho la Fiscalía, el Ministerio del Interior, la Alcaldía de Medellín y a partir de ello saber qué se puede hacer, qué falta, si las acciones fueron adecuadas y suficientes y por qué no se ha avanzado. Y los daños que se han generado por ese no actuar.Conclusiones tras la audiencia de la JEPAdemás de conocerse que información sobre La Escombrera habría sido engavetada por la Alcaldía y que la Fiscalía habría extraviado restos hallados en ese sitio, la JEP determinó que no hay información coherente, que tenga una consistencia y unos métodos claros.También, que hay brechas entre la información que entrega la Fiscalía y la información que entregan otras instituciones. “Hay elementos que nos permitirían suponer inicialmente que la información de la Fiscalía no está consolidada, lo cual es un poco extraño para la magistratura, dado el tiempo que ha transcurrido”, expresó Gustavo Adolfo Salazar Arbeláez, magistrado de la sala de reconocimiento de verdad, de responsabilidad y determinación de los hechos y conductas de la JEP, al término de la audiencia.“Es muy grave saber que restos encontrados han desaparecido nuevamente. De manera posterior y dentro de los trámites que se siguen en la presente medida cautelar tomaremos las decisiones que en derecho correspondan. La JEP no investiga esta clase de anomalías, pero sí se encargará de informar esta clase de situaciones irregulares”, señaló por su parte el magistrado Raúl Eduardo Sánchez.La JEP dio tres días de plazo a la Alcaldía de Medellín para que entregue el informe que tenía archivado, diez días a la Fiscalía para que indique qué sucedió con los restos que desaparecieron y 30 días a la Gobernación de Antioquia para que elabore una propuesta de construcción de memoria para la comuna 13.En un mes se espera que la JEP tome una serie de medidas cautelares que faciliten la labor de búsqueda tanto en la arenera como en La Escombrera. Las víctimas no pierden la esperanza de conocer la verdad y de recuperar a sus seres queridos.Audiencia de la JEP en MedellínLa Sección de Primera Instancia para casos de Ausencia de Reconocimiento de Verdad y Responsabilidad de la JEP realizó en Medellín una audiencia pública los días miércoles 17 y jueves 18 de julio.El objetivo era recoger información e insumos que permitan determinar si se dictan medidas cautelares en la comuna 13 donde habría cuerpos de posibles víctimas de desaparición forzada.En la audiencia participaron entidades como el Ministerio del Interior (Dirección de Derechos Humanos), el Grupo interno de trabajo de búsqueda, identificación y entrega de personas desaparecidas (Grube) de la Fiscalía General de la Nación, la Personería de Medellín, la Gobernación de Antioquía, la Defensoría del Pueblo, la Alcaldía de Medellín, la Comisión de Búsqueda de Personas Desaparecidas (Cbpd), Équitas, la Organización Mujeres Caminando por la Verdad y el Grupo Interdisciplinario de Derechos Humanos.Asistieron los magistrados Reinere de los Ángeles Jaramillo Chaverra, María del Pilar Valencia García, Raúl Eduardo Sánchez, Alejandro Ramelli Arteaga y fue presidida por el magistrado Gustavo Adolfo Salazar Arbeláez.La Escombrera104 restos habría en La Escombrera.80.000 personas han sido víctimas de desaparición forzada en Colombia.46.1% de los casos los perpetradores son los paramilitares.19.9% de los casos el perpetrador es la guerrilla.8% de los casos los perpetradores son agentes del Estado.1.010 municipios tienen casos de desaparición forzada.3 regiones son las más afectadas: Valle de Aburrá, Magdalena Medio y Oriente antioqueño.Con información de Centro Nacional de Memoria Histórica, Secretaría de Gobierno de Medellín.
¿Dulcecito o dulcesito?La construcción de estos diminutivos causa muchas dudas, aunque la norma es de las más sencillas del sistema ortográfico del castellano/español. Miren: el elemento que agregamos al final de una palabra para cambiar su sentido se llama sufijo (¿recuerdan?: prefijos, interfijos y sufijos). Este sufijo que usamos para formar diminutos se escribe con ce: “-ito” se convierte en “-ecito”, “-ececito” o “-cito”.Pero si la base, es decir, aquella parte de la palabra que no cambia, tiene la consonante ese, lo que hacemos es agregar el sufijo “-ito”: oso se convierte en osito, casa en casita, cosa en cosita, porque la otra opción, incorrecta por supuesta, sería, por ejemplo, “cascita”, y no, no funciona así.Lea también: ¿Ultimadamente o últimamente?Ahora, piensen en esto: ¿cómo formarían el diminutivo de clase? Pronuncien el diminutivo. ¿Ya? Notaron que la palabra no sufre ningún cambio y que se le agrega “-cita”. ¿Qué queda?: clasecita. Es muy diferente al caso de osito, que la forman “os” más “-ito”, mientras que a clasecita la forman “clase” más “cita”.De esas que casi nunca usamosFlamear. No es tan tan rara porque usamos palabras como flama o inflamable. Este verbo viene de la palabra latina flamma, que significa “llama”, por eso tenemos la ya citada flama (que puede significar “llama” o “reflejo que la llama produce”), y también por eso inflamable es aquello que se enciende con facilidad y causa, por lo tanto, llamas. ¿Pero qué es flamear? Pues puede ser “echarle” llamas a un alimento usando licor. Puede ser, también, “echarle” fuego a un animal muerto para acabar de quitarle las plumas o los pelos, según sea la especie. O quemar la superficie, por ejemplo, de un recipiente para esterilizarlo.Pero también tiene un significado sin fuego: “Dicho de una bandera: Ondear movida por el viento, sin llegar a desplegarse enteramente” (imagínense una bandera colgada en un barco).
¡Oh! Navidad, ¡Oh! Navidad, tus días son mi ensueño, ¡Oh! Navidad, ¡Oh! Navidad, cuan bello es tu recuerdo, en ellos tantas veces fui, a visitar el viejo hogar, ¡Oh! Navidad ¡Oh! Navidad, cuan dulce es tu recuerdo.Realmente, la Navidad es un período del año que está muy marcado en nuestras gentes, con un gran significado para todos. Es el tiempo para darle un verdadero valor al amor incondicional y a la paz verdadera.Pero, es también el momento para los recuerdos y la nostalgia, para la reflexión detallada sobre la realidad de nuestras sociedades, en donde los principios fundamentales del diario vivir fueron modificados sustancialmente.Hay que volver la mirada atrás, recuperar el verdadero significado de la familia, su trascendencia como la célula que estructura verdaderamente nuestras sociedades.La sociedad de consumo ha incorporado una serie de costumbres durante estas celebraciones, no siempre las mejores, que reflejan el nivel de desarrollo cultural de las comunidades y su teórica capacidad económica; que han prendido las alarmas sobre el futuro de las mismas. Los cambios han sido muy rápidos, muchos de ellos no mejores, para la realidad deseada.Lea también: Los hospitales como espacios de solidaridad en NavidadSegún cuenta la historia bíblica, fue en un pesebre donde José y María debieron refugiarse como último recurso ante el inminente nacimiento del Niño Jesús..Más adelante, San Francisco de Asís, incorporó la bella costumbre, que ya es tradicional, de la elaboración de los pesebres, que recrean las jornadas previas al nacimiento del Niño JesúsQuiero invitarlos a que celebremos esta Navidad, repitiendo la oración de San Francisco de Asís, que tanta profundidad y significado tiene, sobre todo en los momentos actuales:¡Oh! señor, haz de mí un instrumento de tu paz: Donde hay odio, que yo lleve amor. Donde hay ofensa, que yo lleve el perdón. Donde hay discordia, que yo lleve la unión. Donde hay duda, que yo lleve la fe. Donde hay error, que yo lleve la verdad. Donde hay desesperación, que yo lleve la esperanza. Donde hay tristeza, que yo lleve la alegría. Donde están las tinieblas, que yo lleve la luz. Oh Maestro, haced que no busque tanto: A ser consolado, sino a consolar. A ser comprendido, sino a comprender, A ser amado, sino a amar. Porque es dando, como se recibe, perdonando, como se es perdonado, muriendo, que se resucita a la vida eterna.Digamos además: ¡Oh, Divino Niño, ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios.El pasado nos interroga sobre la fe que debemos tener, para lograr el futuro mejor que merece Colombia, mediante el aporte de verdaderas acciones positivas de cada uno.
Óscar Domínguez GiraldoApúntenlo en un papelito: escribir crónicas prolonga la vida. Los escépticos pregúnteselo al santandereano de Málaga, Gonzalo Castellanos, quien marca con el 9 adelante desde el 6 de noviembre, día de los santos Severo, Demetrio y Leonardo.Su vitalidad no prescribe. Lo constaté cuando lo llamé a felicitarlo por sus primeros noventa, de ellos setenta y pico dedicados al periodismo. Tiene memoria de ajedrecista para recordar detalles que al resto de los mortales se nos escaparon o se nos borraron del disco duro. Es explicable, en el detalle está el meollo de la crónica. Y Castellanos es cronista del gajo de arriba así su pluma esté en hibernación hace rato.El escorpión Castellanos Martínez, el único que ha cubierto su propia muerte, se inició en 1944 en El Siglo (hoy El Nuevo Siglo) como linotipista. Como el azar se da sus licencias, también en noviembre (el 11) los linotipistas – alquimistas del plomo- celebran su fiesta anual.Su destino de reportero lo sorprendió el 15 de junio de 1979 a bordo del avión FAC 001 que fue ametrallado desde tierra cuando estaba próximo a aterrizar en el aeropuerto de Managua, en los estertores de la guerra entre sandinistas y somocistas. El aparato que llevaba 25 personas entre tripulantes y periodistas tenía la misión de repatriar a 83 colombianos asilados en la embajada en la capital nica.Mientras los periodistas de a bordo nos despedíamos de la vida y del amor y volvíamos a creer en Dios, Castellanos y su camarógrafo Dagoberto Moreno, activaron cámara y micrófono, y el Loco más cuerdo empezó a transmitir dentro del avión para nadie, para el olvido. Esa reacción solo la tiene un reportero purasangre.Terminó narrando un trozo de historia porque tuvimos una segunda oportunidad: el aparato, con más de 20 impactos de ametralladoras calibre 20 y 50 aterrizó chorreando gasolina. Castellanos se apuntó una gran chiva para su noticiero TV Mundo recordó su director de entonces, Manuel Prado, quien lamentó la pérdida de ese y de otros archivos.Al día siguiente de la pesadilla en Managua regresamos salvos a casa. Los nuestros nos recibieron con besos, no con gladiolos. Mejor estar vivos que ser héroes.Menos mal se conserva una famosa entrevista que le hizo en México a su amigo de tinto en el centro de Bogotá, un tal García Márquez, días después de que anunciaran que se había ganado el Nobel de Literatura. Castellanos cubriría en la fría Estocolmo la noticia de la entrega del premio. En la capital sueca fui testigo también de su condición de reportero fuera de serie.Puede interesarle: Jaime Jaramillo Escobar: La poesía no es para todosDesde su retiro bogotano ratifica que no volvió a escribir. Mientras estuvo en servicio activo se lució en radio, televisión y prensa. “No redacto un vale, no tengo computador, ni máquina de escribir, ni celular, no escribo ni a mano, se me olvidó escribir; sé hablar, medianamente”, insiste el hombre que nunca ha tenido relaciones incestuosas con internet y yerbas afines.Practica la gimnasia de leer, leer, leer, su pasión de siempre.Escuchar música clásica es otra de sus pasiones. Porque todo es pasión en el extrovertido aplastateclas. Levita cuando habla del Mesías de Haendel. Lo tararea. Regala a su interlocutor conciertos silbados de Beethoven, Bach, Mozart, Isaac Albéniz. “Eso es monumental” dice con todo su cuerpo cuando termina cada ejecución.Porque Castellanos habla hasta con la silla turca. No solo con las manos que en sus mocedades de cronista taurino utilizaba para torear… a un perro que murió en un lance. La pared nunca se quitó y el mísero can terminó allí su periplo.Desnudos al periodismoLaboró 16 años en El Tiempo. Su editor, Enrique Santos, le dio la clave: no escriba sobre economía, fuente que tenía asignada: lo suyo es la crónica. Y el abuelo Castellanos dejó su huella de cronista en Cromos, Vea, El Espectador, Hit, Antena.Viudo inconsolable de doña Luz Alba Valenzuela con quien vivió - y discrepó- durante 63 años, es mimado a morir por un matriarcado que le cuela el aire: sus hijas Esther, Nubia, Pilar y Jimena. Les hace la segunda el único varón, su tocayo, también columnista de El Tiempo, otra feliz coincidencia. Gonzalo Júnior, ducho en derechos de autor, se ha convertido en el guardián y recopilador de su legado periodístico. De niño lo seguía a todos los cubrimientos.“Fui un peón de brega; un reportero a sueldo. Nos le entregamos desnudos al periodismo”, me comentó Gonzalo viejo en una de las charlas en las que solíamos “empanadear”, un verbo sobre el cual reclama paternidad absoluta.El periodista-antologista Juan José Hoyos incluyó una de sus crónicas en su obra La pasión de contar-El periodismo narrativo en Colombia 1638-2000 (Universidad de Antioquia), al lado de los grandes cronistas de todos los tiempos. Gonzalo fue uno de los invitados especiales al lanzamiento (prefiere la voz presentación, le parece más castiza. Lo dice un lector de Benito Pérez Galdós).Sobre Castellanos comentó Hoyos : “Me parece importante como cronista porque siempre fue un reportero de la calle”. En un bar (Serenata, cerca de la Catedral) consiguió la chiva de la visita de Pablo Sexto a Colombia.También sabía conseguir chivas en los altos cenáculos. Tenía el palito para entrarle a los personajes, aunque Alfonso López Michelsen no le perdonó que lo llamara una madrugada a su refugio del edificio Antares, al lado del hígado de la plaza de toros La Santamaría, cuando Castellanos trabajaba en Caracol.El compañero jefe se quejó de la impertinencia ante el presidente Fernando Londoño, quien lo destituyó. Los colegas caracoleros intercedieron por el defenestrado, y Gonzalo fue reintegrado. No quiso regresar. Consideró chuleado el período Caracol. También laboró en Todelar.El maestro Antonio Pardo García le dio la alternativa en 1962 en Caracol. Causaba furor su programa Cinco reporteros y el personaje de la Semana. El santandereano le cargaba la maleta. Pardo, reconoce Castellanos, le enseñó el ABC del oficio. Completó su exquisita educación consumiendo teletipos de AP, France Press y UPI, atento a la campanilla que alertaba sobre las grandes noticias. Y leyendo siempre. No concibe el periodismo sin lecturas intensas, estudio y dedicación absoluta.“Pocos reporteros como él conocen el alma de los colombianos de manera tan honda: desde el campesino de Nariño hasta el indio guajiro, desde el cachaco santafereño hasta el llanero del Orinoco o el costeño de las sabanas de la costa Atlántica”, redondeó Hoyos a quien le encantaría volver libro el talento del cronista Castellanos. Gonzalo, alejado de las vanidades, nunca quiso volverse libro.Cuenta Castellanos que disfrutó del premio Simón Bolívar a la vida y obra que le acaban de otorgar a su amigo Juan José. No se perdió el discurso de Hoyos que leyó íntegro en El Tiempo.Me dio una orden: indagar en pleno centro de Medellín por los lados de los hoteles Embajador y Miramar, si todavía existe la tienda de Luis, “adonde solíamos ir a tomar trago”. Una crónica suya estuvo colgada en la pared del negocio.En Medellín estuvo por instrucciones de sus jefes del santoral con un encargo perverso: sacar al entonces corresponsal Jaime González. “Cómo iba a echar a un periodista de las calidades de Jaime”, comentó el desobediente reportero.“Amo a los paisas” comentó a manera de resumen de su tránsito por la Bella Villa.En el principio fue la palabraGonzalo, un campesino más los fines de semana en Sesquilé, Cundinamarca, donde “se reencaucha” espiritualmente con el aire muisca, en palabras de su hijo, siempre trabajó como si se fuera a acabar el mundo diez minutos después. En cada párrafo se jugó el pellejo. Vivió en eterno período de prueba.Pero ahora, como no escribe, habla. Convirtió la conversación en una de las bellas artes. Una charla suya no solo es una lección magistral de periodismo, sino una crónica hablada tal vez porque piensa que “irse del periodismo es como irse de uno mismo”. Es periodista para quien quiera oírlo. Abre la boca y está dando cartilla, sin ínfulas, como quien no quiere la cosa.Lo invitamos a leer: Reencarnar en un pájaro“No todo lo importante es lo importante”, suelta un tanto enigmáticamente el hombre que escribía en El Tiempo sobre cosas comunes, simples, pequeñas, agradables. “Mal genio porque…”, era uno de sus secciones. Eduardo Mendoza Varela le publicaba cuentos en el Dominical.“El periodismo es un oficio que nunca se acaba de aprender”, pontifica el hombre que alguna vez lució corbatín, como su hermano menor, Alfonso, otro gran heliotropo del periodismo.Aprendió los rudimentos de la escritura en su terruño santandereano. En casa, (“éramos pobres, no miserables”, aclara), leían la Biblia, Genoveva de Brabante, y uno que otro libro más.Su padre, todero, sabía escribir a máquina. Los campesinos lo visitaban para pedirle que les escribiera cartas de amor. El virus de la escritura se le fue pegando al pequeño Gonzalo, quien también levantaba textos en oficinas de abogados y en notarías. Se estaban activando los dedos y la imaginación del cronista.En sus ratos de ocio, le hacía la segunda a su taita en la zapatería. Como veloz mensajero entregaba telegramas, todavía más certeros que el tuit de la revolución digital. Claro que prefería ser portero del cinema paradiso de Málaga. Veía la misma película hasta quince veces. Se aprendía todos los créditos.Con su cuarto de bachillerato en su terruño, emigró en busca del insomnio bogotano. En la capital lo acogió El Siglo de Laureano Gómez a quien veía en los talleres donde hizo los primeros pinitos en armada y en el linotipo. Luis Segura le enseñó las vocales de la linotipia.También trabajó en ese oficio en El Liberal que dirigió el viejo López Pumarejo.“Él y yo trabajamos allí. Gonzalo hacía los titulares del periódico en la máquina lulow. Tuvimos una compañía de teatro. Él declamaba y yo hacía magia. Una vez terminó su presentación nadie lo aplaudió… porque yo le había desaparecido el publicó”, contó el mago-linotipista Guillermo El Mago Dávila, apenas dos años más joven que su colega. Aprovecho para desaparecer a partir del próximo punto.(Fotos del archivo familiar)