¿Cómo concebir la libertad al margen de la diferencia? La deliberación es con quienes piensan diferente a nosotros
¿No ha notado usted como se ha exacerbado la vocación de secta en las relaciones sociales? Ya no hay ninguna duda, la gente empieza a comportarse con la lógica del ghetto, sólo habla con los miembros de su facción, no soporta que exista la más mínima diferencia.
Este es un fenómeno relativamente nuevo aún a riesgo de la historia de violencia y de desencuentros que identifican a nuestro ser nacional. Haga un ejercicio de memoria nada mas, recuerde qué ocurría en el colegio con aquel que desentonaba, qué ocurría en la universidad con quienes pensaban distinto, piense en la calidad de los debates en clase o en el aula máxima. No era un mundo ideal desde luego, claro que se presentaban excesos, pero no era un sentimiento tan escandalosamente generalizado como el que estamos viviendo hoy.
Ocurre que gracias a unas campañas persistentes de ablandamiento del respeto por la diferencia, en la que han participado sin reparos partidos políticos, medios de comunicación e instituciones públicas y privadas, se ha asumido como cierta, como inexorable, la lógica del fanático. Esa lógica definida en la Enciclopedia de Diderot en el lejano 1751 como “el celo ciego y apasionado que nace de las opiniones supersticiosas y lleva a cometer actos ridículos, injustos y crueles; no solo sin vergüenza ni remordimiento, sino incluso con una suerte de goce y consuelo…”.
Todos los analistas coinciden en que el odio es el alimento del fanático y quien mejor lo explica es Carolin Emcke cuando expresa que para que el fanatismo se consolide, es necesario contar con “una doctrina pura que le sustente su pertenencia a un pueblo ‘homegéneo’, una religión ‘verdadera’, una tradición ‘original’, una familia ‘natural’ y una cultura ‘auténtica’”. (Contra el odio. Taurus 2017).
Ella plantea que el fanático necesita códigos y consignas que no permitan ningún tipo de objeción, ambigüedad o ambivalencia. ¡El reino de la univocidad!
En esas estamos.
Pero contrario a lo que usted puede pensar, en el sentido de que esa descripción define al fanatismo de derecha, no hay duda ya que se trata de una enfermedad que se ha extendido por toda la geografía de las más diversas corrientes del pensamiento. Hay fanáticos y espíritu de secta en todos los escenarios.
Urge un nuevo proceso de aprendizaje. La misma Carolin Emcke recurre a Hannah Arendt para destacar que la idea del plural se conforma a partir de singularidades individuales. Y llama también a Jean- Luc Nancy cuando dice que “lo singular es de golpe cada uno, y por tanto también cada uno con y entre todos los otros”.
Ese es el aprendizaje trascendental: “un nosotros concebido exclusivamente como unidad monocromática no contempla la diversidad ni la individualidad”.
¿Cómo concebir la libertad al margen de la diferencia? La deliberación es con quienes piensan diferente a nosotros, pues con quienes piensan lo mismo, lo único que hay es la certeza de que estamos de acuerdo…