Mientras el asesor de seguridad de la Casa Blanca dice que hay pruebas de la intromisión rusa en las presidenciales de su país, el ministro de exteriores del Gobierno Putin aseguró que es solo palabrería.
Washington y Moscú chocaron este sábado en la Conferencia de Seguridad de Múnich (MSC) en torno a las presuntas interferencias rusas en las elecciones de EE. UU. tras las acusaciones formalizadas ayer por el fiscal especial, Robert Mueller.
El asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Herbert Raymond "H.R." McMaster, calificó en este foro de "incontrovertibles" las evidencias presentadas por Mueller contra trece ciudadanos rusos y tres entidades rusas, a las que el fiscal especial acusó de lanzar "una guerra informativa".
El ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, aseguró por su parte en esta conferencia, aunque en un acto separado, que las acusaciones sobre la implicación rusa eran mera "palabrería" ante la ausencia de evidencias.
McMaster fue más allá y acusó al Gobierno ruso de tratar por distintos medios de "socavar las democracias en occidente".
A su juicio, las evidencias de la implicación rusa son ahora "públicas" e "incontrovertibles", gracias a los avances técnicos, que han permitido atribuir las actividades en Internet y trazar los ataques hacia atrás hasta llegar a su origen.
El asesor de Seguridad Nacional subrayó además dirigiéndose al Gobierno ruso que su intento de polarizar a las sociedades occidentales promoviendo a grupos extremistas tanto en la derecha como en la izquierda "no funciona".
Lo que está provocando, prosiguió Mueller, es que se esté uniendo la inmensa mayoría del espectro político contra Rusia, como sucedió en el Senado estadounidense cuando se aprobaron de forma mayoritaria las últimas sanciones contra Moscú.
Lavrov, por su parte, solo se refirió a esta cuestión al ser interrogado al respecto después de ofrecer un discurso y entonces se limitó a decir que no tenía una respuesta y que hasta que no se presentasen "hechos" todo era "sólo palabrería".
El ministro ruso denunció en su discurso la difusión del "mito irracional de la amenaza rusa" en occidente que se ha propagado en los últimos años y apuntó que se quería ver la huella del Kremlin en todo tipo de acontecimientos, "del 'brexit' al referéndum catalán".
Lavrov atacó el conjunto del relato occidental sobre la situación actual de las relaciones exteriores, de Siria a Ucrania, y acusó a la Unión Europea, EE. UU. y la Otan de mentiras y violaciones de la legalidad internacional.
Asimismo aseguró que Rusia es la primera interesada en acabar con el "conflicto interno" de Ucrania y que desea una UE fuerte dentro de una arquitectura internacional equilibrada donde EE. UU., la EU y Rusia cooperen en el ámbito de la seguridad.
Mueller, encargado de investigar la trama rusa, acusó ayer a trece ciudadanos y tres entidades de Rusia de haber lanzado "una guerra informativa" en Internet para dividir a la sociedad estadounidense e influir en las elecciones de 2016.
"Los acusados supuestamente llevaron a cabo una guerra informativa contra EE. UU. con la meta establecida de difundir desconfianza contra los candidatos y contra el sistema político", aseguró en una rueda de prensa el "número dos" del Departamento de Justicia, Rod Rosenstein, que supervisa esta investigación.
Según las pesquisas, los acusados comenzaron a operar en 2014 y su objetivo era "sembrar la discordia" en el sistema político de EE. UU., incluidas las elecciones,
Entre las supuestas operaciones figuró, por ejemplo, dar apoyo al ahora presidente, el republicano Donald Trump, y perjudicar a la candidata demócrata, Hillary Clinton.
El escrito de acusación establece que algunos de los implicados interactuaron con estadounidenses asociados con la campaña de Trump, cuyos nombres no menciona, y que no se dieron cuenta de que estaban siendo manipulados.
Mueller ocupa desde mayo de 2017 el cargo de fiscal especial, desde donde investiga la injerencia rusa y los supuestos lazos entre ese país y la campaña presidencial de Trump.
Hasta el momento, la investigación de Mueller sobre la trama rusa ha llevado al enjuiciamiento de cuatro personas relacionadas con Trump: su exasesor de seguridad en la Casa Blanca, Michael Flynn; su exjefe de campaña, Paul Manafort; su "número dos" en la campaña Rick Gates; y otro exasesor, George Papadopoulos, que trabajó para el magnate durante las elecciones.