El mandatario peruano agregó que los mandatarios de la región tienen el desafío compartido de atender y luchar contra la corrupción y de recuperar la confianza ciudadana en las instituciones.
La VIII Cumbre de las Américas arrancó esta noche en Lima con los discursos del presidente de Perú, Martín Vizcarra, y del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, en los que llamaron a la región a actuar contra la corrupción y la impunidad.
Vizcarra destacó que la cumbre se realice en Perú “en un momento en que comenzamos a recuperarnos de una crisis política”, derivada de la renuncia del expresidente Pedro Pablo Kuczynski por una denuncia de vínculos con la empresa brasileña Odebrecht.
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“Hace tres semanas que asumí el gobierno y en esta crisis ha quedado claramente establecido que la corrupción tiene enormes consecuencias sobre la gobernabilidad, el crecimiento económico”, expresó Vizcarra.
El mandatario peruano agregó que los mandatarios de la región tienen el desafío compartido de atender y luchar contra la corrupción y de recuperar la confianza ciudadana en las instituciones.
“La corrupción genera pérdidas cuantiosas y nos impide atender con eficiencia los problemas de la sociedad”, afirmó Vizcarra.
En tal sentido, el gobernante señaló que el Compromiso de Lima que será firmado por los mandatarios en la cumbre alcanzará acuerdos sobre acceso a la información pública, potenciar la participación de la sociedad civil, consolidar el respeto a la libertad de expresión y la protección de informantes.
Igualmente, avanzaremos en la consolidación de la educación con base en valores democráticos, y en el empoderamiento de la mujer, intercambio de información y cooperación judicial, adelantó Vizcarra.
Por su parte, Almagro afirmó que la corrupción es una enfermedad “hereditaria e inmune, que no reconoce fronteras de ningún tipo”, pero que no es debido a la democracia que se presenta, sino que “gracias a la democracia se ventila” y se puede combatir.
Almagro dijo que las naciones deben concentrar sus esfuerzos en defender la democracia, los derechos humanos y las garantías fundamentales como antídotos contra la corrupción.
En opinión del secretario general de la OEA, “el corrupto y el opresor son parientes cercanos, pues el corrupto navega con toda comodidad en las aguas de la corrupción”.
Almagro citó como “un ejemplo extremo”, del corrupto en un ambiente de dictadura, “el ataque con armas químicas del gobierno sirio contra su propia población”.
El secretario general expresó que “no podemos aceptar la corrupción, ni la aplicación de modelos mesiánicos” y que “la justicia obviamente debe combatir la impunidad, lo que tampoco significa linchamiento” de los procesados por esos delitos.
El acto de inauguración se inició en el Gran Teatro Nacional de Lima con la presencia de menos de la mitad de los presidentes de los 34 países invitados a esta cumbre.