Lo que estamos viviendo con esta pandemia viral nos enfrenta a una situación de la cual deberíamos salir fortalecidos como especie, de lo contrario se reducirían nuestras opciones de supervivencia
La naturaleza de los virus, desde el punto de vista biológico, nos está enfrentado a una situación en la cual son importantes las preguntas por el valor de supervivencia de los llamados memes como unidades de conducta. En la comunicación virtual se los ha reducido a replicaciones ciegas. Pero los memes han sido identificados como unidades de conducta que han alcanzado un alto grado de independencia y sobrevivencia. El creador del exitoso término, Richard Dawkins, los considera tan fuertes como los mismos genes responsables de la transmisión de información de la vida, hasta el punto de referirse a los cuerpos como máquinas que los genes han diseñado para sobrevivir.
Una situación como la que estamos viviendo puede traer el aparecimiento o el resurgimiento de memes; uno de ellos podría ser análogo al llamado caso Blitz. Después del bombardeo nazi de 56 días contra la Gran Bretaña las autoridades tuvieron temor de saqueos y peleas internas, por los escasos recursos y, en cambio, el resultado fue un aumento del altruismo, feliz surgimiento de formas olvidadas de la compasión y la generosidad. Otro caso reciente es el de Indonesia cuando después del tsunami de 2004 gobierno y grupos insurgentes hicieron a un lado sus diferencias para reconstruir las comunidades destruidas. Quizás estos memes son más antiguos y sólidos de lo que imaginamos.
Lo que estamos viviendo con esta pandemia viral nos enfrenta a una situación de la cual deberíamos salir fortalecidos como especie, de lo contrario se reducirían nuestras opciones de supervivencia. Estamos frente a algo nuevo. Todo se ha detenido y es como si la tierra y la naturaleza hubieran obtenido una pausa y la humanidad también pudiera tomar conciencia ampliada de su situación. Nos enfrentamos desde el siglo pasado a las consecuencias de una extrema irracionalidad, un incremento desmesurado del uso de la energía que nos tenía enfrentados a la extracción destructiva de petróleo y carbón y al uso de alto riesgo de la energía nuclear. Los niveles de destrucción de las selvas y los mares nos estaban llevando a aceptar la contaminación de las aguas como algo inexorable. Un virus nos ha puesto contra el suelo y nos ha llevado a reflexionar sobre lo que estamos haciendo como humanidad.
Podemos tener algunas reservas sobre sobre nuestra propia capacidad de respuesta, hay signos aterradores según los cuales, en situaciones análogas, como colombianos, han dominado los procedimientos tanáticos; pero frente a esta situación los signos son alentadores y podríamos contar con la emergencia de actitudes valiosas que ya son visibles frente a la conmoción enorme que ha traído la pandemia. Esto que acabo de mencionar es entonces un factor memético frente a una situación viral y bueno es explorar las relaciones entre virus y memes para entender y tratar de aplicar la teoría de los memes de Richard Dawkins y comprender el valor de la inteligencia.
Hay que saludar la aparición de conductas que se difunden con extraordinaria rapidez, algunas son impuestas y proceden de un contexto autoritario, otras son de generación espontánea y tienen valor de vida. Lo que vale la pena pensar es la forma como la situación de la pandemia ha permitido el avance en las formas de control social más bizarras y la pregunta por el valor de supervivencia es crucial. Yo creo que es bueno explorar las consecuencias del extremo control, en momentos de crisis tienen valor de vida, pero nos podemos deslizar a una conducta generalizada que destruya las bases de una vida buena, tal como la conocemos.