Los viajes papales con Francisco cambiaron evidentemente con relación a sus antecesores. Aunque su llegada a un país es un suceso histórico por lo religioso y lo político (el papa es jefe de Estado), el sumo pontífice rehuye de cualquier clase de pompa tanto en los aires como en tierra. Y su llegada y andar por Colombia no serán las excepciones. 

El vuelo alquilado
El papa es un jefe de Estado pero a diferencia de tantos otros no tiene un avión propio para sus viajes oficiales. Alitalia, una aerolínea comercial, ha sido la encargada de prestar servicio para los viajes papales de Roma rumbo a los diferentes destinos. Obviamente, el papa ocupa la primera clase junto con su séquito más cercano, mientras en clase turista viajan los periodistas con dos requisitos: la invitación del Vaticano y pagar un precio por tener el privilegio de hacer una reportería de lujo y de primera mano.
Así que un avión de Alitalia aterrizará con el papa, y casi 70 personas que lo acompañan, a la base aérea de Catam luego de unas doce horas de vuelo.

El Viaje de Esperanza
Una vez en el país, se dispondrán cuatro aeronaves para la visita del papa: dos Airbus A320 de fabricación europea, y dos Boeing B787-8 de fabricación americana. Estas aeronaves tienen en promedio 5,5 años de fabricación y su confiabilidad técnica es superior al 99,5 %, según explicó el presidente de la compañía, Hernán Rincón.
El Airbus A320 se convertirá en el Pastor 1 (denominación de cada aeronave que transporta al papa) en el espacio aéreo colombiano, pues será el encargado de llevar a Francisco y sus acompañantes a las diferentes ciudades. 

“Viaje de Esperanza” fue el título que se le dio al recorrido aéreo del papa en Colombia, y contará con la participación de 120 personas. “Son 38 oficiales, siete pilotos, 26 tripulantes de cabina, tres ingenieros de mantenimiento y dos ingenieros de seguridad, al igual que 30 profesionales de reserva, 10 pilotos y 20 tripulantes de cabina”, detalló Rincón.
Por su parte, el Boeing será el avión que lleve de regreso al papa a Roma saliendo de Cartagena el próximo domingo.

Todos los aviones que dispuso Avianca fueron engalanados con sellos del escudo del Vaticano y fueron hechos en materiales que soportan altas y bajas temperaturas, y son altamente resistentes a la presión del aire para garantizar la seguridad del vuelo.

Al interior, en los asientos, los acompañantes encontrarán su nombre marcado, un recordatorio del viaje y una cobija con el sello del Vaticano. De resto, nada de lujos, fiel al estilo del papa y a diferencia de sus predecesores, no habrá cama ni comodidad parecida. De hecho, la única petición del sumo pontífice fue tener un cuadro con la virgen de Chiquinquirá colgada en uno de los costados del avión para realizar una oración antes de partir hacia Colombia y una vez toque tierra.
En cuanto a la comida habrá una cena de salmón con hierbas, arroz, vegetales al vapor y sopa de auyama, mientras que el desayuno incluirá una “omelette”, acompañado con cereal y frutas.

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Poco protocolo y vuelos tranquilos
Tanto a su llegada como a su partida, la tripulación de Avianca tiene preparados algunos homenajes para el sumo pontífice. Eso sí, aunque se trata del líder de la iglesia católica y jefe de Estado del Vaticano, Francisco no quiere mayores aspavientos. “Estamos preparando algo, pero seguramente lo tendremos en reserva para que sea una sorpresa, pero será algo sencillo porque nos han dicho que a él no le gusta nada extravagante”, comentó el piloto Diego Cerrano, capitán del Boeing B787, piloto que llevará a Francisco y sus acompañantes de regreso a Roma.  “Es el avión tecnológicamente más avanzado del mundo, es un computador con alas. La opción más económica de combustible, reduce ostensiblemente el ruido ambiental y rebaja los niveles de contaminación en forma importante”, explicó Héctor Rincón, presidente de Avianca, sobre la aeronave que llevará a Francisco de nuevo a casa.

Será la tercera vez que Avianca transporte a un papa, pocas aerolíneas en el mundo han tenido ese honor. La experiencia con Francisoco se une a las de Pablo Pablo VI en 1968 y Juan Pablo II (en viajes a Caracas, Bogotá y Ciudad de México). 

La compañía espera poner todos sus recursos humanos y técnicos para hacer posible el peregrinaje de Francisco por Colombia y cumplir así con la bella encomienda que les hizo el Nuncio Apostólico, Ettole Balestrero: “Ustedes van a ser los pilotos del piloto de la Iglesia Universal, van a ser la tripulación de la Iglesia, por favor llévenlo con juicio. Ustedes van a escribir una parte de la historia de Colombia a 10 mil pies de altitud. El Santo Padre, por ser Vicario de Cristo, es un experto en el cielo. Aprovechen esta experiencia para ver el cielo con ojos nuevos, ojos distintos, con ojos de fe”, dijo el Nuncio, quien recordó cariñosamente que a Francisco no le gusta hacer esperar a la gente, por eso espera que los vuelos lleguen a tiempo.