El Bordo, es un corregimiento del municipio caucano de El Patía, localizado al borde de la gran Troncal Occidental colombiana, a dos horas de Popayán y a tres de Pasto.

Desde el exuberante valle del río Patía, en todo el sur del país, 18  niños y nueve niñas, salieron felices y ansiosos de triunfo el pasado viernes a las 5 de la tarde para recorrer los 485 kilómetros hasta Medellín para participar en el XXIX Clásico Infantil de Ciclismo, en su anual fiesta multicolor, familiar y de sueños que se cumple durante todo este domingo en la pista del Aeroparque Juan Pablo II.

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Los peladitos de El Bordo hacen parte de una de las 50 delegaciones, que desde diferentes regiones colombianas y de la geografía antioqueña le dan vida a una de las más bellas y llamativas citas de integración y convivencia sana, alrededor de una de las disciplinas deportivas más populares de Colombia como es el ciclismo.

Los 27 niños caucanos, entre los tres y los catorce años de edad, se prepararon con todo entusiasmo desde enero para correr en las trece categorías o valores, siempre de la mano de los esposos José Gamboa y Yurleny Segovia, quienes junto al padre de ella don Abelardo Segovia, son los orientadores, entrenadores y responsables de esta comitiva que ajusta ya cinco años asistiendo al principal certamen ciclístico del país para niños.

Ellos tres son el alma de la formación ciclística infantil en El Bordo. Ella como monitora deportiva, su marido como mecánico y ayudante, y su suegro como propietario del único “bicicletero” o taller y almacén “El Galápago” de esta actividad deportiva en dicho poblado, al tiempo que la labor conjunta de ellos le da vida al club de ciclismo local, que es el que está representado en el Clásico de El MUNDO.

Con ello contribuyen, con las uñas, pues la ayuda oficial y privada es escasa, a que los niños de El Bordo tengan la oportunidad de salir de su corregimiento, viajar, conocer,  integrarse y relacionarse con otros niños de su misma edad.

Y también a soñar con participar, competir y hasta de ganar, lo que han logrado en los cinco años en que han concurrido. Los esposos Gamboa y Segovia relatan con mucha satisfacción que han conquistado cinco primeros puesto, dos segundos lugares y tres terceras casillas.

La muy contenta delegación de El Bordo ocupaba una de las 50 carpas que fueron habilitadas por los organizadores para comodidad de las comitivas, constituidas por niños, padres de familia y entrenadores,  que arribaron a Medellín de otras partes del país y del departamento.

Vecinos a los chicos caucanos se encuentran los muchachitos sucreños, que vinieron provenientes de Sincelejo.

Es una quincena de pelaos al mando del entrenador Brando Salgado, quien fuera competidor en su niñez  y aún conserva las ocho medallas conmemorativas de su participación en el Clásico Infantil.

Todos hacen parte del Club Ciclo Mary, liderado por su madre que le da el nombre a ese club y escuela de ciclistas, debidamente organizada en la capital sucreña.

Todos los años vienen encantados a correr a Medellín con sus pequeños alumnos y se regresan con las ganas de volver al año siguiente.

Brando y doña Mary recuerdan que de ese club hizo parte muy niño Johan Colón, quien hoy es corredor del equipo Coldeportes Claro, y quien cuando tenía ocho años también corrió en Medellín.

Ambos riéndose reconocen que el ciclismo sucreño, por su geografía plana, no da grandes escarabajos para la montaña, pero si excelentes ruteros en el plano y también pisteros.

El Bananito y Arredondo

Historias similares relatan responsables de otras delegaciones de niños como las de Santa Fe de Antioquia y Ciudad Bolívar.

Jorge Luis Delgado es un veterano asistente al Clásico Infantil de El MUNDO, quien acompaña no solo a los pequeños de la Ciudad Madre de Antioquia, sino también a muchachitos de Giraldo y San Jerónimo.

Le colabora su hija Valentina, hoy de 19 años y quien corrió el Clásico desde los siete años por el Club Nuevo Occidente que lidera su padre.

Igual panorama se registra por los lados de la delegación de Ciudad Bolívar, uno de los municipios más ciclísticos del Suroeste cafetero antioqueño.

Tanto es así que es la delegación más numerosa este año, pues está compuesta por 52 niños que se desplazaron en dos buses.

Esta delegación está al mando del ya muy ducho en la preparación y descubrimiento de ciclistas, como es Óscar Herrera, quien además trabaja para la Liga de Ciclismo de Antioquia, en un aspecto técnico muy interesante de la formación de ciclistas, como es el equilibrio y la habilidad en la conducción del “caballito de acero” en los grandes pelotones.

Herrera es un curtido amigo de El Clásico Infantil de El MUNDO, pues asiste a él desde que se corría por El Obelisco, luego alrededor del Edificio Inteligente de EPM y ahora en el Aeroparque Juan Pablo II.

Es el líder del Club de Ciclismo de Ciudad Bolívar, Cicleb, que le ha dado al pedalismo nacional e internacional a Carlos El Bananito Betancur y a Julián Arredondo,  quienes dieron sus primeros pedalazos en el Clásico Infantil de EL MUNDO.