Venezuela llegó tal vez al punto más sombrío del tenebroso túnel que atraviesa desde que el chavismo se instaló en el poder, hace dos décadas. Eso porque la esperada jornada del pasado domingo, 5 de enero, fecha en la cual, por mandato constitucional, se debe elegir y juramentar cada año a las nuevas autoridades de la Asamblea Nacional (AN), máximo órgano del Poder Legislativo del país, concluyó con dos gobernantes juramentados: Luis Parra, apoyado por el oficialismo, y Juan Guaidó, ratificado por la oposición un año después de su primera designación.

Mientras efectivos de la Guardia Nacional impedían ese día la entrada del líder Juan Guaidó y demás disputados opositores al Palacio Legislativo, donde se realizaba la votación, al interior el diputado Parra, expulsado el pasado diciembre del opositor partido Primero Justicia por temas de corrupción, era juramentado como el nuevo presidente de la Asamblea Nacional (Congreso) de Venezuela.

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Según los legisladores chavistas, al Hemiciclo asistieron 140 diputados para participar en la votación del nuevo presidente, en la que 81 votaron a favor de Parra. “Juan Guaidó para nosotros es el pasado y tenemos que abrirle las puertas al futuro”, dijo Parra en ausencia del líder opositor.

Pero afuera era otra historia. Ante el blindaje militar del Parlamento, los diputados opositores se reunieron en la sede de un medio de comunicación y allí reeligieron a Guaidó como presidente de la AN para el periodo 2020-2021: “Juro ante Dios y ante el pueblo de Venezuela hacer cumplir esta Constitución y los deberes inherentes al cargo de presidente del Parlamento y presidente encargado de Venezuela, para hacer valer los derechos de nuestros hermanos venezolanos”, proclamó Guaidó al ser ratificado con 100 votos.

“Lamento profundamente el bochornoso show, impulsado por la dictadura, para tratar de prevenir lo inevitable”, expresó Guaidó en referencia a la votación de la junta directiva en el Palacio Federal Legislativo.

Poco alentador

48 horas después, es decir el martes, Guaidó, acompañado de parlamentarios opositores, logró superar el blindaje militar e ingresar al Hemiciclo: “Esto no es un cuartel”, gritó a militares sobre los hombros de sus colegas, mientras el diputado Luis Parra, autoproclamado presidente de la AN, dirigía la sesión dentro del Congreso, en Caracas.

“Aquí estamos dando la cara”, exclamó Guaidó al invitar de nuevo a todos los sectores de la oposición a salir a las calles “a vencer la dictadura”, y, tras su juramentación, celebró haber derrotado “contundentemente las pretensiones de la dictadura”, en referencia al régimen de Nicolás Maduro.

Es decir, Venezuela es hoy el único país que tiene dos presidentes de la república y dos presidentes de la Asamblea Nacional: Guaidó, electo presidente encargado de Venezuela el 23 de enero de 2019 por la Asamblea Nacional, y Nicolás Maduro, anclado en el poder desde la muerte del comandante Hugo Chávez y ratificado en unas elecciones fraudulentas de mayo del 2018; y dos presidentes de la Asamblea Nacional: Guaidó, ratificado este domingo, y Luis Parra, autoproclamado con el apoyo del chavismo.

Y eso lo único que dice es que el país vecino parece seguir lejos de encontrar la salida a la encrucijada que mantiene acorralado a un pueblo disgregado por el hambre, el desempleo, una exorbitante inflación y la ferocidad de un régimen que, con el uso de la fuerza, acalla cualquier voz disonante.

Todo eso auspiciado por la fragilidad de una oposición dividida y disminuida. De hecho el interinato de la presidencia no ha logrado siquiera convocar a elecciones libres porque el respaldo militar sostiene la llamada Revolución Bolivariana, y a ello se suma la impávida actuación de los organismos internacionales (OEA y ONU), que ven pasar las horas, los días, los meses y los años sin tomar una sola decisión que pueda ayudar a un pueblo que clama asistencia en medio de la desesperanza.

Un panorama poco alentador para el restablecimiento de la democracia en Venezuela. Mucho menos si se observa que este año también, por orden constitucional, se realizarán nuevas elecciones de diputados para el periodo 2020-2025. Ese día, seguramente, el régimen también ejercerá su poder para instalar a los suyos, mientras la oposición se aferrará con las uñas a la ilusión de que sus tímidos gritos sean escuchados por la comunidad internacional y por esos millares de jóvenes y ciudadanos venezolanos que se fueron y que esperan a la distancia que unos pocos cambien allá la triste historia de su país para poder regresar.

Comunicado del Grupo de Lima

Los gobiernos de Colombia, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Costa Rica, Guatemala, Guyana, Honduras, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía, países del Grupo de Lima, así como Estados Unidos, saludaron la reelección de Juan Guaidó como presidente de la Asamblea Nacional y presidente encargado de Venezuela y reiteraron su respaldo a los esfuerzos realizados bajo su conducción para buscar una solución pacífica, liderada por los propios venezolanos, encaminada  a restaurar la democracia y el orden constitucional en ese país.

De igual forma, condenaron el uso de la fuerza por parte del régimen dictatorial de Nicolás Maduro para impedir que los diputados de la Asamblea Nacional pudieran acceder libremente a la sesión, convocada el domingo 5 de enero, para elegir democráticamente a su Mesa Directiva.

En su mansaje, los países firmantes señalaron que “la Asamblea Nacional tiene el derecho constitucional de reunirse sin intimidaciones ni interferencias para elegir a su presidente y directiva, por lo que desconocen el resultado de la elección de Luis Parra, en la que se vulneraron esos derechos y que se dio sin la plena participación de los diputados que acudieron a la sesión”.

También reiteraron que el Grupo de Lima sigue con extrema preocupación los eventos que se suceden en Venezuela y hacen un llamado a la comunidad internacional para trabajar de manera conjunta en apoyo a la recuperación de la democracia y el restablecimiento del Estado de derecho en ese país.