Más allá del saldo de 26 victimas mortales tras el tiroteo en Texas, el duelo se agrava con la presencia de varios niños y una mujer embarazada entre las personas asesinadas.
Más de una decena de niños y una mujer embarazada forman parte de la lista de 26 víctimas mortales de la mayor matanza de la historia de Texas (EE.UU.), perpetrada este domingo en el templo de la Primera Iglesia Baptista de la pequeña localidad de Sutherland Springs.
A pesar de que no existe aún una lista oficial con los nombres de las víctimas de Devin Kelley, el autor de la matanza, sus familiares y amigos confirmaron a varios medios locales la desaparición de sus seres queridos tras este trágico suceso.
Annabelle Pomeroy, una adolescente de 14 años e hija del pastor de la parroquia atacada, Frank Pomeroy, fue la primera víctima del ataque confirmada por su propio padre, que este domingo se encontraba de viaje con su esposa en el estado vecino de Oklahoma. "Era una niña muy bella y especial", declaró el pastor.
El tiroteo indiscriminado dentro de la iglesia baptista fue perpetrado por Kelley, un joven blanco de 26 años que mató a tiros a 26 personas inocentes e hirió a una veintena, incluyendo a 10 que se encuentran hospitalizadas en estado crítico.
La tragedia se cebó especialmente con la familia Holcombe, residente en Sutherland Springs, que perdió a ocho de sus integrantes de tres generaciones distintas, que como cada domingo habían ido al oficio religioso de una de las iglesias del pueblo.
De hecho, uno de los integrantes de la familia, Bryan Holcombe, de 60 años, era hasta este domingo pastor asociado de la parroquia y se disponía a subir al púlpito para dirigirse a la congregación cuando Kelley empezó a disparar, según han explicado sus padres a los medios locales después de confirmar su muerte.
Junto a Bryan fue asesinada la que fue su esposa durante cuatro décadas, Karla, de 58, y uno de los hijos del matrimonio, Marc Daniel, de 36 años.
La pequeña Noah, de un año de edad e hija de Marc Daniel, también se encuentra en la lista de fallecidos.
Otro hijo de Bryan y Karla, John, sobrevivió al ataque, una suerte que no corrió su mujer embarazada de ocho meses, Crystal, y tres de sus cinco hijos.
Otros niños que murieron en el ataque fueron los pequeños Emily, Megan y Greg, que fallecieron tras ser alcanzados por las balas de Kelley, un exsoldado que había sido expulsado de la Fuerza Aérea.
Además, el tirador acabó con la vida de la abuela de su segunda mujer, Lula White, de 71 años, una devota de la parroquia baptista.
Sin embargo, las autoridades locales indicaron este lunes que uno de los objetivos de Kelley era matar a su suegra, que no acudió a misa este domingo y a quién el asesino habría amenazado por mensaje de texto en el pasado, según avanzó la CNN.
El rango de edad de las personas fallecidas, que va desde los 17 meses hasta los 77 años, según varios reportes, hace evidente que el asaltante trató de hacer el mayor daño posible sin tener piedad de ninguno de los asistentes a la misa que en esos momentos se oficiaba en el templo.