Una mujer empoderada equilibrada y segura de sí misma, confiada en sus fortalezas y valores, es la mujer que reflexiona y conforma sus personales objetivos
1. Sinónimos de la palabra “empoderamiento”
Investir de poder – conceder poder – apoderarse – apropiarse – adquirir poder – adueñarse de – ocupar – administrar - - tener control sobre – adquirir autonomía – dar poder.
2. Su etimología y evolución semántica
El vocablo “empoderamiento” se fue formando de la palabra inglesa “empowerment”; en español podría decirse: apoderamiento.
En el año 1960, la filosofía de dicho vocablo surge mediante los trabajos sobre educación del brasileño Paulo Freire. En 1970 se amplía su significado para hablar de la necesidad de reducción de la vulnerabilidad, y de las posibles capacidades de los pobres y marginados para conseguir un buen desarrollo humano.
El empoderamiento se produce cuando las personas, sobre todo los pobres, logran tener control de sus vidas, tener confianza en sí mismos y adquirir un mejor medio de vida mediante su capacidad de tomar decisiones, buscar opciones y aprovechar honradamente las oportunidades. El empoderamiento es un proceso de cambio, bien sea individual o colectivo; busca que ninguna categoría social o de otra naturaleza, explote a otra.
3. El auge de su empleo
Desprevenidamente, el vocablo empoderamiento se aplica a todos los grupos sociales víctimas de marginación; pero, su aplicación – desviándose un poco - tiene su auge en los modernamente llamados “colectivos de mujeres”, para expresar su acceso al control de recursos y su protagonismo en todos los planos, ganar influencia y prestigio en los cambios sociales.
4. “Empoderar”
Es un verbo antiguo en la lengua española, que la 23ª edición del Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) recoge con el nuevo significado de: hacer poderoso o fuerte a un individuo o grupo social desfavorecido.
Su empleo empezó en el campo de la sociología política, y cada vez se amplía su aplicación, dando lugar a otras acepciones; ha aparecido, también, en los medios de comunicación, en documentos normativos, o gubernamentales, etc.
5. Colectivos de mujeres empoderadas
Es de esperarse que la mujer en medio de sus luchas profesionales, económicas, sociales, políticas, etc. haga suya la frase de Michelle Obama: “Una de las lecciones con las que yo crecí es que debía permanecer fiel a mí misma y nunca dejar que alguien o algo me distraiga de mis metas”.
La mujer que quiere tener empoderamiento debe poseer: poder de decisión propio; mucha información para tomar decisiones personales; buen número de opciones para poder elegir; ser asertiva en la elección; tener pensamiento positivo; capacidad para mejorar su propio poder; cuidar su autoimagen.
Una mujer empoderada es la que se vale por sí misma; y, no es cuestión de “hacer y hacer”, de “decir y decir”, de gritar, de perorar en foros y manifestaciones, de sacar a flote su natural tendencia controversial. Sentirse empoderada es más bien un sentimiento de alta autoestima. Una mujer empoderada equilibrada y segura de sí misma, confiada en sus fortalezas y valores, es la mujer que reflexiona y conforma sus personales objetivos, y los trabaja con ahínco, porque tiene fe en sí misma y en los demás, y se prepara concienzudamente, no para ser más que el hombre y llegar a opacarlo; sino solamente para no ser menospreciada por la sociedad, maltratada ni herida, y cuidar y enriquecer su esencia femenina: ser sensible pero no débil; ser fuerte espiritual e intelectualmente; tener un corazón valiente; dar amor, acompañamiento y servicio, pero sin permitir que la ofendan o la humillen.
6. El 1995, un año decisivo
En ese año se habló en China, por primera vez de la “Mujer empoderadora”, con motivo de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer. Se empleó esta expresión para explicar el aumento de participación de las mujeres en los procesos de tomar decisiones y tener acceso al poder.
Una de las mujeres más destacadas en el mundo actual, la presidenta de dicha Conferencia, expresó con honda sinceridad y sencillez: “Cuando las mujeres NOS decimos: no estoy segura de poder hacerlo; pero, nos obligamos a aceptar ese momento, a correr ese riesgo, es ahí, precisamente ahí, cuando empezamos a avanzar”.
Lo invitamos a leer: Un poco de morfosintaxis
Al oído del lector:
En su “Crónica”, la Real Academia Española destaca:
“Año 1870: Se inicia la publicación del Prontuario de ortografía de la lengua castellana en preguntas y respuestas.
En las tres o cuatro últimas ediciones de la Ortografía se cambió, en el título, la expresión lengua castellana, por: lengua española”. Y desde entonces se ha llamado lengua española o idioma español, no: lengua castellana. Señores maestros: ya no hay lengua castellana, la de la Edad Media, (como tampoco hay ya letra “ere”, porque la “r” se llama “erre”, y la “rr” es: “doble erre”); lo que debemos enseñar es LENGUA ESPAÑOLA, O: IDIOMA ESPAÑOL.