Así lo expresó este domingo César Basso, entomólogo del Departamento de Protección Vegetal de la Facultad de Agronomía de la Universidad de la República, centro que lleva a cabo este proyecto junto a la Agencia Nacional de Investigación e Innovación.
Un proyecto uruguayo para la producción de soja (soya) no transgénica mediante un control biológico de plagas, evitando el uso de insecticidas químicos, entrará el próximo mes de noviembre en su segundo año tras obtener unos resultados "muy positivos" en su primera temporada.
Así lo expresó este domingo César Basso, entomólogo del Departamento de Protección Vegetal de la Facultad de Agronomía de la Universidad de la República, centro que lleva a cabo este proyecto junto a la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (Anii), la empresa uruguaya Barraca Erro y la francesa Bioline.
La idea de este proyecto, enfocado a exportar su producción al mercado europeo, es "generar un producto diferente", pues teniendo en cuenta el tamaño de Uruguay y su volumen exportable "no se puede competir nunca en términos de cantidad", explicó Basso.
El segundo año de este proyecto de soja no transgénica abarcará apenas 500 hectáreas.
"Es un ensayo aún en pequeño tamaño, pero la idea es que si los resultados se confirman pasemos a miles en la temporada siguiente", dijo el entomólogo.
La experiencia se llevará a cabo en tres lugares concretos, uno en el departamento de San José, otro en una zona cercana a la ciudad de Dolores y la restante en el departamento de Río Negro.
Según explicó Basso, estos lugares fueron elegidos por tener realidades distintas en cuanto a plagas.
Para el control biológico, en vez de insecticidas de estas plagas se utiliza una técnica que "consiste en liberar pequeñas avispas que miden menos de un milímetro y parasitan los huevos de las mariposas e impiden que nazcan larvas que se alimenten del follaje del cultivo", relató.
"Se llama control biológico porque se utiliza con el mismo criterio que el químico, se libera en los momentos adecuados para que actúen controlando a las plagas", explicó Basso.
Respecto del primer año del proyecto, dijo que "los resultados fueron muy positivos porque en los lugares donde se liberó (la avispa) no hubo ataque, no hubo daño, fue comparable con aplicaciones químicas" y "desde el punto de vista del resultado se puede decir que la tecnología funcionó".