Universidad – empresa – estado. La oportunidad para retomar el camino

Autor: Ricardo Ernesto Torres Castro
17 febrero de 2020 - 12:02 AM

Trabajar juntos, Universidad – Empresa – Estado, con el único fin de trabajar por lo que nos pertenece a todos, para que la dignidad sea el centro de nuestras instituciones y sociedades.

Medellín

Hace unos días tuve una conversación con el doctor Héctor Arango Gaviria, quien con su larga experiencia y, después de tanto seguirle aportado a esta sociedad, decía con simplicidad y claridad: “el momento no es fácil, sin embargo, tenemos el deber de trabajar por una sociedad que retorna al concepto de comunidad desde estos cinco valores: integridad, solidaridad, confianza, responsabilidad y respeto”. Con una memoria prodigiosa y la convicción de un hombre al que la palabra servicio lo distingue, su reflexión de forjar una nueva sociedad y la urgencia por recomponer el aparato axiológico de las personas, de volver a las fuentes mismas de los valores para cargar de sentido y orientar la misma vida por lo bueno. Cómo hacer eso, con quiénes y de qué manera. Pues bien, sin duda Héctor, quien ha tenido tan cerca al sector empresarial reconoce que las organizaciones son un lugar propicio para ello, como lo es la academia y el sector público.

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Si bien las universidades se han abierto más al trabajo conjunto, aún es apremiante que ellas miren, sin sospecha, a las empresas y las instituciones del estado. Imaginen ustedes una sociedad que sepa retornar a ella misma desde estos lugares comunes, una ciudad o cualquier pueblo de nuestro país que integre en sus políticas publicas a los empresarios, a los comerciantes, a la academia. El lugar común de este país se nutre de la experiencia de las empresas y del conocimiento que transfieren las universidades, por eso, hoy no puede existir un territorio que no busque integrar estos actores en procura del bien común. Por muchos años la academia le dio la espalda al proceso social y político del país, es hora que esta mire hacia el frente y sepa convocar con determinación a los empresarios, comprender sus dolores, integrarse a su estrategia para que juntos puedan proponer al estado canales de solución y oportunidades de desarrollo. Juntos podemos más, es cierto, una ciudad como Medellín puede contar esa historia, ya que hombres como Héctor Arango y otros más, decidieron un día juntarse, abrir el dialogo con los gobiernos regionales, convocar a la academia con el fin ultimo de trabajar por esta ciudad, por este departamento que le enseña al país a levantarse, a que las cosas deben tener continuidad, que las ideas de unos o de otros son igualmente validas, que la ciudad se respeta y se debe cuidar, que las personas pueden ser solidarias porque son capaces de mirarse sin sospecha y confiar, que la integridad sigue siendo ese valor supremos que debemos trabajar y saber que algún día vamos a llegar.

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Trabajar juntos, Universidad – Empresa – Estado, con el único fin de trabajar por lo que nos pertenece a todos, para que la dignidad sea el centro de nuestras instituciones y sociedades, para que el pensamiento diverso enriquezca nuestro proceso social, para que la familia sea en verdad el centro de nuestra sociedad, para comprender que el trabajo es motor del desarrollo y sin este es muy difícil hablar de dignidad y finalmente haciendo que todos podamos contar en este proceso, que las personas son realmente fundamentales porque es hacia ellas y por ellas que orientamos nuestros esfuerzos. No queremos instituciones y estado lejanas a este propósito superior, no queremos más universidades distantes a los problemas reales de la sociedad y menos organizaciones que desfiguren los valores sobre los cuales hay que trabajar.

 

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