El tiempo dirá si el gobierno, la sociedad y todos nosotros hicimos lo suficiente para defender la existencia de una de las genuinas expresiones de la democracia, como es la existencia de un medio de comunicación libre, tolerante y democrático
La última edición del periódico EL MUNDO es un paso atrás en la construcción de democracia participativa, del efectivo ejercicio de los derechos de libre pensamiento y de expresión, y con ellos la pérdida de un espacio muy valioso para quienes creemos en la libertad de opinión y de prensa, en el pluralismo informativo y en el acceso democrático a la información.
Estamos en tiempos de pandemia en el que casi todos perderemos y muy pocos saldrán ganando, muchas serán las pérdidas lamentables e irreparables, muchas personas morirán, como también, muchos de nuestros ideales y en este contexto, veremos extinguir parte de nuestra cultura que en caso, como el del cierre de un periódico como el MUNDO, corresponde a una realidad que afectará no sólo al periódico, sus columnistas, comunicadores, sino además, a toda la sociedad, ya que su aporte a ella ha sido innegable.
Esta columna que generosamente me entregó la dirección del periódico se convirtió por varios años en una extensión de las aulas universitarias y a través de ella he podido hacer públicas mis opiniones sobre temas asociados a servicios públicos domiciliarios, tecnologías de la información y las comunicaciones y en algunas oportunidades a los sistemas de control que pueden ejercerse sobre la administración, lo que me ha permitido tener un centro de referencia que ha podido utilizarse como, fuente de consulta para los estudiosos de estos asuntos.
Fiel a la misión de “educar”, informando, se me brindó la oportunidad de tener un contacto permanente con estudiantes de servicios públicos y de derecho administrativo de todo el país, que mi columna se convirtiera en el texto guía en muchos temas especializados y que, a partir de hoy no contarán con un medio tan amplio y democrático, como el que el periódico nos ha otorgado.
En esta última publicación, mi agradecimiento a la dirección del periódico en manos de la comunicadora Luz María Tobón Vallejo, que tuvo la paciencia suficiente para entenderme durante varios años, a ella, al periódico, a mis lectores, en mi nombre y el de mi esposa Aracelly Arteaga, muchas gracias-.
El tiempo dirá si el gobierno, la sociedad y todos nosotros hicimos lo suficiente para defender la existencia de una de las genuinas expresiones de la democracia, como es la existencia de un medio de comunicación libre, tolerante y democrático.