A sus 90 años de edad falleció Rosita Turizo de Trujillo, tras una intensa y productiva trayectoria pública, política, educativa y como una de las más destacadas y primeras feministas de Colombia.
La siempre lamentada y triste partida a la eternidad este 8 de julio de doña Rosita Turizo de Trujillo, como siempre se le conocía y se firmaba, pero también de Rosita Trujillo Callejas, lleva a recordar o mejor a reiterar, actualizar y revalidar no sólo su enorme grandeza e importancia como luchadora por los derechos humanos, sobre todo de la mujer, sino que fue una mujer que se puede decir que fue la primera en todo en Antioquia y posiblemente en Colombia.
Ella en la década de los años 40 del siglo pasado fue la primera mujer en inscribirse en la Universidad de Antioquia para cursar Derecho y se convirtió en la primera egresada de esa facultad y en la primera abogada en esta región.
Desde el primer semestre se conoció con quien fue su esposo toda la vida, don Bernardo Trujillo Calle, quien fuera alcalde de Medellín, por lo cual Rosita Turizo también fue primera dama de la ciudad.
En las diferentes materias académicas de Derecho, en medio del asfixiante machismo que siempre ha imperado en las costumbres antioqueñas, fue la mejor en las calificaciones o en las notas, y casi siempre obtenía un cinco en los exigentes exámenes o pruebas.
Junto a su compañero de estudios, novio y después marido fueron forjando ambos el talante humanista y liberal que los acompañó a lo largo de su batalladora, productiva y meritoria existencia de casi un siglo, pues ella falleció a sus 90 años de edad.
Don Bernardo como un liberal de partido y doña Rosita desplegando un liberalismo en defensa de los derechos, que siempre sacó a relucir como una verdadera líder feminista en las innumerables luchas en contra de la discriminación social, económica y política de la mujer colombiana.
Por eso en política también fue de las primeras mujeres en Colombia en dar la batalla contra la dictadura militar de los años 50 para lograr el retorno de la democracia y al mismo tiempo el derecho al voto, pero con el logró supremo de conseguir, por primera vez, la participación de la mujer en los procesos electorales del país, en el famoso plebiscito de 1957.
Ese trascendental papel en la conquista de los derechos políticos de la mujer colombiana, le será reconocido eternamente, al ser catalogada como una de las primeras sufragistas colombianas y como gran promotora de la participación de la mujer en la actividad política y electoral, en lo que gracias a ella el país, aunque lentamente, ha venido avanzando.
Pero a la par con los logros políticos en favor de la mujer, otra de las grandes luchas de Rosita Turizo fue inculcar a su género la enorme importancia de la educación para alcanzar un equilibro social y económico con el hombre.
Ella después de la crisis de godización de su amada U. de A. se unió a un grupo de libertarios dirigentes y docentes para fundar con un espíritu liberal a la Universidad de Medellín, y cuando esta entró en problemas por inclinarse a tendencias de derecha, no vaciló en acompañar al grupo de profesores que dieron vida a la Universidad Autónoma Latinoamericana, Unaula.
Fue tan importante la educación y la política en la existencia de Rosita Turizo, que su hijo, Sergio Trujillo Turizo, el actual gente de la Reforestadora Industrial de Antioquia, RIA, recordó que a sus padres siempre los escuchó agradecer que todos sus logros y realizaciones personales y profesionales fueron producto de los estudios que les brindaron sus familias y el Partido Liberal.
Su carácter de líder feminista la acompañó hasta sus últimos días de vida, pues hasta muy recientemente, pese a su avanzada edad, siempre contribuyó desde la Unión de Ciudadanas de Colombia a conseguir un mejor porvenir para la mujer.
Cuando le ponían a prueba su feminismo y le reclamaban el por qué se firmaba como Rosita Turizo de Trujillo, inmediatamente respondía que el “de Trujillo”, se lo merecía su esposo por el proyecto de vida que ambos construyeron y que lo llevaría hasta que se le mereciera don Bernardo, como siempre ocurrió.
Un fulminante ataque cardiaco terminó con una existencia colmada de enseñanzas, lecciones, batallas y reivindicaciones, pero el dramatismo en la mañana de este miércoles de julio, fue el desgarrador desconsuelo de don Bernardo al sufrir impotente la pérdida de una mujer con la que compartió durante casi 70 años: Rosita Turizo de Trujillo.