El guitarrista, cantante y compositor Theodore Anthony Nugent fue uno de los actos del hard rock más exitosos de esa década, en gran parte por su extrema actividad en presentaciones continuas de conciertos y además con mucha dosis de adrenalina en escena.
Es de resaltar las bandas y músicos de rock que han persistido en forma continua desde los años sesenta, que aún permiten demostrar que el rock que se hace con ganas y pasión puede trascender décadas impregnando emoción a las nuevas generaciones, siendo un ejemplo además de perpetuidad del arte para la escena restante. Entre algunos actos se destacan The Rolling Stone, Jethro Tull, Alice Cooper, Yes y cabría mencionar al músico Ted Nugent.
Aunque Nugent comienza a usar su nombre como entidad desde mediados de los setenta, es pertinente mencionar que se inició en la guitarra mucho antes y que estuvo en la conformación de la banda The Amboy Dukes en los sesenta. Se le llamó el “loco de la ciudad motriz” por su procedencia de Detroit, cuna de fabricantes de carros, y por su imagen y comportamiento en los escenarios. Con larga cabellera conducía los conciertos con diálogos largos y rápidos a la audiencia, vestido con taparrabos y cola de animal lanzándose en soga por el escenario como un Tarzán, lanzando flechas y sin perder el toque de su robusta guitarra Gibson ni por un segundo. Todo un espectáculo de teatro, comedia y hard rock que lo convirtió en un animal del espectáculo y de la resistencia, viajando con la banda en promedio 300 días al año en dicha década.
Estampa típica de los inicios de Ted Nugent y su gran espíritu salvaje.
En muchas entrevistas manifestó que este ímpetu se lograba al dejar libres las hormonas, que no había drogas ni alcohol involucrados que entorpecieran su mente y su cuerpo, sólo dejaba que la adrenalina trabajara. Musicalmente, Ted Nugent nunca ha permitido que nadie le manipule el sonido de su guitarra en los procesos de grabación, porque Nugent no sólo toca la guitarra, le hace honores, la venera. Enfatiza que la guitarra debe sonar real, no como algo electrónico, las cuerdas se deben escuchar cuando se tocan con la pajuela o cuando tus dedos las golpean, así es que debe sonar la música. La confianza en su creación musical le ha permitido seguir en la escena por tantos años.
Y con este preámbulo es interesante repasar los trabajos de sus inicios: Ted Nugent (1975), Free-for-All (1976), Cat Scratch Fever (1977), Weekend Warriors (1978), Double live Gonzo! (1978), State of Shock (1979), Scream Dream (1980). De allí ha sacado su mejor repertorio de canciones: Stranglehold, Stormtroopin, Motor City Madhouse, Free-for-All, Dog Eat Dog, Wango Tango y Cat Scartch Fever entre otras. Las carátulas hablaban de su poderío, como la guitarra convertida en metralla, o sus brazos convertidos en guitarras o vestido como indio americano, siempre resaltando su extrovertida energía y pasión escénica.
Ted Nugent en los ochentas tuvo modesto éxito y a finales de esta década pasó a ser parte de la banda Damn Yankees. En los noventas pasó más desapercibido, ya como solitario de nuevo, y lanzando un solo álbum en este período. Pero en este siglo se ha visto al músico muy activo como en sus inicios, editando unos 4 trabajos, y resaltando sus videos en concierto oficiales que muestran su aún vital energía cuando ya se es veterano, como el Motor City Mayhem del 2008 y celebrando su concierto número 6000, o el Ultralive Ballisticrock del 2013.
El año pasado se lanza al mercado el álbum “La música me hizo hacerlo”, que viene con DVD
En el aspecto personal, Ted Nugent es muy controvertido por sus opiniones radicales acerca de los animales, la política y la sociedad. Defiende toda normativa legal para ejercer la cacería, el uso de armas y apoyar el partido republicano. Ha realizado conferencias y programas de TV, pero nada se compara, dice el músico, a coger una guitarra, conectarla a un muro de amplificadores y atacar musicalmente a miles de espectadores con ferocidad salvaje. Hoy Ted Nugent sigue muy activo a sus 70 años y conservado como un roble.