En la Homilía del domingo 27 del tiempo ordinario, reflexión sobre la fe.
Es conveniente que cuando nos encontremos en la liturgia con algún texto de Pablo, como segunda lectura; leer primero a Pablo para ver de qué manera tan estupenda el apóstol sirve de contexto para comprender el evangelio. Al contexto se le suma la experiencia del tiempo porque Pablo terminó sus cartas mucho antes de ser escrito el evangelio de Lucas. La carta es un estilo de testamento a un compañero inseparable quien representaba la juventud y la fe en la evangelización: “Querido hermano: Recuerda y reactiva el don de Dios que recibiste por mi medio cuando te impuse las manos; porque Dios no nos ha inspirado cobardía, sino valentía, amor y dominio propio. Confía en el poder de Dios y toma parte conmigo en los duros trabajos del evangelio. Sigue el ejemplo de sana predicación que viste en mi dado por la fe y el amor que nos hace cristianos. Y con la gracia del Espíritu Santo que habita en nosotros, guarda el tesoro de la fe que recibiste en depósito” (Segunda lectura)
En esta raíz sembró Lucas
La raíz, el kerigma, fueron las comunidades de Pablo que los discípulos quisieron profundizar “Señor enséñanos a orar” (Lc 11); y en la misión como apóstoles pidieron; “Señor auméntanos la fe” (evangelio) “Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicomoro, arráncate y plántate en el mar, y os habría obedecido” (Evangelio). Pablo nos comparte esta experiencia: “Aunque yo tuviese la fe capaz de trasplantar montañas si no tengo amor yo no soy nada” ( 1 Cor 13,2)
Actitudes en la misión
Después de estar en la misión que el Señor nos confió, ¿debe el dueño agradecer al siervo, aunque solo haya cumplido con sus deberes? A los siervos del Señor bien sean laicos, bien religiosos nos basta con haber cumplido, con la compasion para ser humanos sirviendo a los demás, sobran requerimientos de mayores o menores gratitudes. “No somos más que servidores sin mérito alguno, no hemos hecho sino cumplir con nuestro deber” (Evangelio). “No he venido a ser servido sino a servir” dice Jesús es uno de los principales temas de su testamento. (Lc 12,35-37, Jn 13,2-16).
Pongan por escrito
Pablo y Lucas en la segunda lectura y el Evangelio son respuesta a nosotros identificados todos en Habacuc Antiguo Testamento, por no estar cimentados en las raíces de la fe: ¿Hasta cuándo pediremos auxilio sin que tú nos escuches? ¿Hasta cuándo nos quejaremos de la violencia sin que vengas a salvarnos? ¿Por qué nos dejas ver tanta maldad y sufrimiento? Y el Señor ya nos respondió: pongan por escrito lo que voy a revelarles; Pablo y Lucas son una profecía que aún tiene plazo, el plazo de la fe, pase lo que pase llegara sin falta. “Perecerá aquel que no tiene un alma recta, vivirá el inocente que confía en mí” (primera lectura). Hagámosle caso al Señor que nos dice “Ojalá escuchen hoy mi voz, no sigan endureciendo el corazón, como cuando estaban en el desierto; cuando sus padres me pusieron a prueba y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras” (Sal 94).
Evangelio del domingo 27º del tiempo ordinario - ciclo c Santo evangelio según san Lucas (17,5-10):
En aquel tiempo, los apóstoles le dijeron al Señor: «Auméntanos la fe».
El Señor dijo: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: “Arráncate de raíz y plántate en el mar», y os obedecería.
¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo: “Enseguida, ven y ponte a la mesa”?
¿No le diréis más bien: “Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú”?
¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid:
“Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer”».
Palabra del Señor