Una pieza maestra de Discepolín y una gran obra de la literatura universal le abren a la autora el camino para esta construcción.
Bandoneón, hoy quiero representar un tango como si fuera una obra de teatro y lo voy a desarrollar en cuatro actos. Elegí Esta noche me emborracho, de Enrique Santos Discépolo, quien lo creó en 1928, con letra y música de su propia autoría.
ACTO I
Aparece el histrión y dice un parlamento a manera de burla, haciendo la caricatura de una mujer que contempló recientemente. Veamos:
Sola, fané, descangayada,
la vi esta madrugada
salir de un cabaret;
flaca, dos cuartas de cogote
y una percha en el escote
bajo la nuez;
chueca, vestida de pebeta
teñida y coqueteando
su desnudez…
Parecía un gallo desplumao,
mostrando al compadrear
el cuero picoteao…
Yo que sé cuando no aguanto más
Al verla, así,rajé
pa’ no llorar.
ACTO II
Reaparece el actor y hace saber al público que esta visión lo devuelve al pasado, y declama el siguiente lamento:
“¡Y pensar que hace diez años,
fue mi locura!
¡Que llegué hasta la traición
por su hermosura!...
Que esto que hoy es un cascajo
Fue la dulce metedura
Donde yo perdí el honor;
que chiflao con su belleza
le quité el pan a la vieja
me hice ruin y pechador…
Que quedé sin un amigo,
que viví de mala fe,
que me tuvo de rodillas,
sin moral, hecho un mendigo,
cuando se fue.
ACTO III
Continúa el actor, como concluyendo:
“Nunca soñé que la vería
en un “requiscat in pace”
tan cruel como el de hoy”
En el mismo acto, el histrión se dirige al público como lo hiciera el corifeo en la tragedia griega, donde se involucraba al espectador en el drama y dice:
“¡Mire, si no es pa’ suicidarse
que por ese cachivache
sea lo que soy…”
ACTO IV
Dice el actor a modo de reflexión:
“Fiera venganza la del tiempo,
que le hace ver deshecho
lo que uno amó…
Este encuentro me ha hecho
tanto mal,
que si lo pienso más
termino envenenao.
Esta noche me emborracho bien,
me mamo,¡bien mamao!,
Pa’ no pensar.
Ahora veamos, ¿Cuál es la venganza del tiempo? Es que él opera como un espejo y refleja las acciones pasadas cuando se mira hacia atrás, aunque en este caso, el sujeto en su parlamento, hace creer que el transcurso de los años ha repercutido solamente en la mujer, por los estragos notorios en su físico, además de atribuirle la culpa por su mal comportamiento de cuando vivieron juntos.
Al culminar la obra, dice en un monólogo “este encuentro me ha hecho tanto mal, / que si lo pienso más/ termino envenenao…(…)”porque claro, al fin ha percibido que ese rostro y esa figura, esa visión, es el espejo en el que se ha reflejado su vida y entonces, decide emborracharse , para evadir la verdad.
Después de escuchar el tango Esta noche me emborracho, me remito a la novela del escritor Oscar Wilde, El retrato de Dorian Gray, cuyo argumento central es la historia de un joven muy apuesto, a quien el pintor (Basil Halward) le plasma la figura en un lienzo para regalársela luego.
Dorian al mirar el retrato se admira y quiere conservar la misma belleza- aunque pasen los años- y desea que sea el cuadro quien cargue con el desgaste producido por la lima de los días y por las tropelías que el pudiera cometer en un futuro.
Luego, de recibir el obsequio lleva el cuadro a su casa, lo exhibe y con el paso de los días, revisa la pintura y allí ve las transformaciones operadas en su imagen a medida que ha incurrido en malas acciones, además del paso del tiempo. Cuando se percata de que el retrato está desfigurado porque evidencia sus errores, entonces lo lleva a un cuarto en desuso y lo tapa con un lienzo, para no darse cuenta, para no pensar.
En este tango de Discépolo, la figura de la mujer es el retrato de su vida, es un espejo que le devuelve su propia imagen, y aunque no puede tapar la visión con un paño, se emborracha, para no pensar, para no darse cuenta, como en la novela del autor irlandés.
Bueno, antes de terminar el artículo, quiero transcribir este apunte de Sergio Pujol, el biógrafo de Discépolo, sobre el estilo de su obra, “el distanciamiento discepoliano, esa original dimensión teatral de sus tangos que los hace ‘grotescos’, pero nunca ridículos, amortigua el impacto de tantas confesiones y malos augurios”.
El recordado Discepolín, como le decían cariñosamente, murió pesando 37 kilos, sumido en una inmensa tristeza, pagando un precio político por su ideología peronista.
Ahora, con una sombra de honda nostalgia, prosigo con las notas del biógrafo, sobre el inesperado final de su vida: “Dos años después de su muerte, cuando las trincheras políticas no lo necesitaban, pero varios de sus tangos seguían golpeando en la conciencia colectiva, Discépolo fue recordado por el escritor Nicolás Olivari en una nota memorable. Allí Olivari aseguraba que el autor de Yira Yira, había sido el perno del humorismo porteño, engrasado por la angustia”
GLOSARIO
Fané: del lunfardo, avejentada.
Descangayada: del lunfardo, maltrecha.
Rajar: del lunfardo, escapar.
Pebeta: del lunfardo, mujer joven.
Metedura: del lunfardo, afición desmedida por una cosa o persona.
Pechador: del lunfardo, pedigüeño.
Requis cat in pace: epitafio latino que significa “que descanse en paz”