La mención explícita del femenino se justifica solo cuando la oposición de sexos es relevante en el contexto, ejemplo: El desarrollo evolutivo es similar en los niños y en las niñas de esa edad.
1. La mayoría de, el resto de
"La mayoría de los manifestantes”, “el resto de los alumnos”, “la mitad de los presentes”, etc.
Cuando este tipo de expresiones funcionan como sujeto de una oración, se nos plantean problemas a la hora de conjugar el verbo. En general, es posible poner el verbo tanto en singular (concordando con el sustantivo cuantificador en singular: mayoría, mitad, minoría, resto, etc.) o en plural (concordando con el sustantivo plural que especifica de qué seres se trata: manifestantes, alumnos, presentes, etc.). Es más común la concordancia en plural, ejemplos:
La mayoría de los manifestantes gritaba consignas (verbo en singular) /
La mayoría de los manifestantes gritaban consignas (verbo en plural).
La mitad de los alumnos aprobó / La mitad de los alumnos aprobaron.
El resto de los profesores irá a la huelga / El resto de los profesores irán a la huelga.
Pero si el verbo lleva un complemento (es decir, un elemento que atribuye cualidades o estados a la entidad de la que se habla), solo es normal poner el verbo en plural, pues el complemento debe concordar en plural con el sustantivo plural al que se refieren. Ejemplos:
La mayoría de sus hijos eran altos.
La mitad de los cajones estaban vacíos.
La mayor parte de los excursionistas llegaron cansados.
2. Veintiuna personas, veintiuno por ciento
El numeral uno / una se apocopa en la forma “un” solo cuando antecede a sustantivos masculinos: un libro, un coche; o a sustantivos femeninos que comienzan por /a/ tónica (una vocal es tónica cuando en ella recae el acento prosódico o de intensidad), ejemplos: un águila, un alma, un hacha; pero no se apocopa nunca cuando antecede a sustantivos femeninos que no comienzan por /a/ tónica: una amapola, una mujer, una novela.
Consecuentemente, todos los numerales compuestos que contienen el numeral simple uno / una, se comportan de la misma manera y solo se apocopan ante sustantivos masculinos y ante sustantivos femeninos que comienzan por /a/ tónica. Por lo tanto, igual que decimos: una mujer, una amapola, debemos decir veintiuna mujeres, treinta y una amapolas (y no veintiún mujeres, treinta y un amapolas).
Asimismo, debe decirse: uno por ciento, veintiuno por ciento, treinta y uno por ciento, ciento por ciento (y no: uno por ciento, veintiún por ciento, treinta y un por ciento, cien por ciento).
3. ¿Veintiuna mil personas o veintiún mil personas?
Los numerales compuestos que contienen el numeral simple uno / una, concuerdan en género (masculino o femenino) con el sustantivo al que preceden inmediatamente, por eso debe decirse veintiuna personas, treinta y una toneladas (y no veintiún personas, treinta y un toneladas).
Pero cuando entre el numeral y un sustantivo femenino se interpone la palabra mil, la concordancia de género es opcional, por lo que puede decirse tanto veintiún mil personas, treinta y un mil toneladas, como veintiuna mil personas, treinta y una mil toneladas.
La concordancia en femenino (veintiuna mil personas, treinta y una mil toneladas) se está imponiendo en el uso actual, por influjo de la concordancia que establecen los numerales en las centenas (setecientas toneladas, setecientas mil toneladas, / doscientas páginas, doscientas mil páginas).
4. Los ciudadanos y las ciudadanas, los niños y las niñas
Este tipo de desdoblamientos del sustantivo son artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico (RAE). En los sustantivos que designan seres animados existe la posibilidad del uso genérico del masculino para designar la clase, es decir, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos. Se dice correctamente: todos los ciudadanos mayores de edad tienen derecho al voto.
La mención explícita del femenino se justifica solo cuando la oposición de sexos es relevante en el contexto, ejemplo: El desarrollo evolutivo es similar en los niños y en las niñas de esa edad.
El desdoblamiento del sustantivo en su forma masculina y femenina va contra el principio de “la economía del lenguaje” y se funda en razones extralingüísticas. Por tanto, deben evitarse estas repeticiones, que generan dificultades sintácticas y de concordancia, complican la lectura y la redacción, especialmente en el manejo de los adjetivos en una repetición terca e innecesaria que va contra la estilística, la lingüística y la fonética. Incorrecto, también, el oficio que se le da a @, porque ella no es un signo lingüístico; no es correcto escribir: el alumn@, los alumn@s.
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5. ¡Felicitaciones!
Al profesional VÍCTOR LEÓN ZULUAGA, excelente y discreto periodista y un inolvidable ser humano, virtudes que le han merecido la distinción al “Mérito Humano y Social”, entregada por el Concejo de Medellín en su plausible campaña: “Mis pequeños actos hacen grande mi ciudad”. Como reconocedora incondicional de su ejemplar labor, me uno a todos los aplausos que haya recibido.