Contrasta esta patriótica actitud con la cómoda indiferencia o con el candoroso optimismo
En estos tiempos de confusión mental colectiva, estimulada por medios cooptados tanto por la mermelada como por el mamertismo irredento, la generalidad de los ciudadanos llega al cansancio y la indiferencia. Sacudir a las gentes es cada vez más difícil y, por lo tanto, el país, amodorrado, se deja hacer, como ha ocurrido con la pretendida reforma agraria integral, y ahora con la JEP. Al margen de los medios masivos, dedicados en buena medida a la desinformación, van apareciendo medios alternativos en la blogosfera. De estos es mucho lo que se espera, aunque en varios casos sus orientadores también padecen lamentable confusión.
Afortunadamente surgen nuevas firmas no comprometidas con la entrega del país. Va tomando relieve en la red la rúbrica de Luis Alfonso García Carmona. Hace cosa de un año que ese distinguido profesional, en cuya extensa hoja de vida alternan altos cargos oficiales (como secretario de Gobierno, gobernador encargado, fiscal) con amplia experiencia en el sector privado, decidió ponerse al servicio de la democracia colombiana. Dejó de lado su apacible retiro entre libros y música, para estudiar cuidadosamente los grandes interrogantes de un país empujado al abismo por un falso acuerdo de paz, convenido por la tenaza funesta de Timo y Santos.
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Una a una, desde DEBATE y La Linterna Azul, Luis Alfonso ha desarmado las completas maquinarias del engaño, para ofrecer al lector una versión equilibrada, siempre de fácil lectura, sobre lo que realmente se esconde en el NAF y en su dolosa implementación.
Contrasta esta patriótica actitud con la cómoda indiferencia o con el candoroso optimismo de tantos que quieren creer que “aquí no va a pasar nada…”.
Armado de magnífica pluma, García Carmona nos sorprende cada semana con sus comentarios lúcidos, sólidos y didácticos sobre el sigiloso proceso de desarme espiritual del país, del cual todo lo espera la extrema izquierda revolucionaria. Y haciendo un esfuerzo especialmente encomiable, acaba de publicar un libro, excelente y oportuno, “Reconstrucción Nacional”, que tengo el privilegio de haber editado.
Para quien considere los verdaderos indicativos jurídicos, económicos, políticos y de orden público, no queda la menor duda de que el país está asolado, y que si no se emprende una eficaz labor de reconstrucción nacional, pronto quedará convertido en una entidad política fallida.
Excelente, entonces, por lo certero del análisis; y oportuno, porque sale con tiempo de influir en el manifiesto electoral que se espera presenten los movimientos democráticos al pueblo colombiano, cuya última oportunidad para preservar el estado de derecho depende de los necesarios triunfos electorales de 2018.
En el prólogo, el doctor Álvaro Uribe Vélez ha señalado fundamentales aspectos del libro:
“Hay un riesgo que solo la opinión pública puede evitar. El narcoterrorismo, que se reitera como marxista leninista (…) primero amarra las democracias, para que fracasen en lo económico y social (…) y después, apoyados en la profundización de la crisis, se toman el poder para afianzar su modelo. Solamente una decisión política de opinión lo puede impedir”.
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A mi juicio, las ponderadas propuestas que abundan en el libro le confieren especial valor, porque tratan en especial del crecimiento económico, del agro productivo, de la industria y su proyección exportadora, empleo, emprendimiento y cooperativismo, educación para el desarrollo y salud para todos. Pero como esos temas vitales reclaman el perfeccionamiento del estado de derecho, el autor, en el Capítulo 4, se ocupa de la reforma posible del Estado en temas como su reducción y reingeniería, la recuperación de la justicia y del legislativo, sin olvidar los mecanismos electorales.
Las personas interesadas en esta obra de candente actualidad pueden informarse en lugarmed@une.net.co
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