En estas seis semanas de retiros espirituales con el yo, con los hijos, el marido, la tía y la mascota, la mirada al espejo puede ser todo un bálsamo, pero también una mirada de terror. El primer pensamiento que viene a la mente es esa pregunta que todavía no tiene respuesta: ¿Cuándo será que voy a la peluquería?
-¿Pero hemos pensado lo que están sufriendo en estos momentos los peluqueros, las estilistas, la manicura, el barbero, la especialista en diseño de uñas, la pedicura, el especialista en tintura?
Claro que los hemos pensado. Si el solo hecho de entrar a esa peluquería, a esa sala de belleza, a la barbería preferida a la que siempre vamos es ya la entrada triunfal a una “terapia psicológica” en donde la peinilla y la tijera son los instrumentos utilizados en manos de ese “amigo fiel de la belleza”. Además de salir al día con todas las noticias, chismes, cuentos e historias sociales, políticas y de farándula. Porque eso sí… peluquero que se respete sabe exactamente cuántos años tiene la bella Amparito Grisales, sabe el número del tinte que se está poniendo doña Martha Lucia, la vicepresidente de Colombia y hasta quién es el peluquero del Arzobispo…
-El primer impulso fue llamar a mi peluquera preferida y digo preferida porque ella es de las que tiene la colección completa de nuestra revista Mundo Cocina. Al contestar el teléfono dijo: “Qué emoción de llamada”. Ella es una de las reconocidas de la ciudad, de las que hace de todo, de las que con el primer golpe de ojo ya sabe lo que necesitas. Ella, ama su profesión de peluquera y se ríe de eso de que muchas que empezaron con ella ahora se ponen de cara templada porque dicen que no son peluqueras, que son “personal-estilistas”.
-¿Y cómo vas viviendo esta situación?
Se me para el pelo de solo pensarlo porque tengo a mi cargo cinco empleadas y además a una persona que quiero mucho en un ancianato. Y con nosotros el Gobierno no ha dicho nada, nada de arriendos, nada de ayudas y lo peor, casi me desmayo con la cuenta de servicios públicos, porque cómo es posible que la peluquería la tengo cerrada y los servicios llegaron altísimos. Claro que soy muy juiciosa, ya le mandé hacer la desinfección a mi peluquería, los de Smart Clean son los oficiales, los que están haciendo todo en las clínicas, llegaron, desinfectaron todos los rincones y todas las peinillas, teníamos que dejar todo quieto por cuatro días y luego ir y limpiar. Estoy totalmente purificada. No veo la hora de recibir de nuevo a mi fiel clientela a la que espero que venga muy saludable.
-¿Cómo así que muy saludable?
Si porque con este encerramiento el cabello y el cuerpo están más propensos a producir más grasa, por el ejercicio en casa, por el estrés que se está viviendo, por estar más cerca de la estufa, los folículos están más alterados. Aquí mi primer consejo, el cabello se debe de lavar todos los días, aplicarle buenos tratamientos y lavarlo con buen shampo y agua fría, nunca con agua caliente. Esta es época de no plancha, no secador, solo al natural para que respire sanamente. Si usted se asoma vera que hoy los arboles están con las hojas más verdes, es la naturaleza que respira. Por eso espero a mi clientela para hacerle innovaciones en el cabello y la piel. Ya no podemos trabajar con aceleres.
-¿La han llamado mucho a pedirle consejos?
Sí, mucho. Pero yo no puedo dictar cursos de peluquería ni por celular, ni por internet, nada de eso de que cómo me tinturo el pelo. Yo no puedo llamar al chef del Inter a preguntarle por sus secretos de cocina… Lo único que yo hago virtual es rezar y estudiar mis seminarios de alta peluquería. Además, me han llamado para ver si se lavan el pelo con jabón El Rey… ¡Dios mío! Es buenísimo para espantar las malas energías de la casa, para las hormigas y buenísimo para blanquear la ropa. Los jabones no hacen milagros, la fe en Dios es lo único que nos sostiene. ¿Porque sabe una cosa? Lo único que me ha dolido es el no comulgar en la Semana Santa, porque eso sí, a mí me pareció la Semana Santa más bella con todo lo que dijo el Santo Papa para ayudarnos a estar tranquilos. No tuvimos necesidad de tocar la cruz, porque la cruz nos tocó a nosotros.
-Una profesional como usted nos puede dar ciertos consejos para cuidarnos en este confinamiento.
Claro que sí. Para tener la piel del rostro perfecta, miel de abejas, si no tiene raspe panela y en su mano hace un emplasto y se la aplica, es como si se aplicara ácido glicólico. Igual si quiere hacerse una exfoliación casera la mejor es de hojuelas de avena y yogur, o también hojuelas de avena y azúcar morena. Una cucharada de cada una en la palma de la mano y hacer una suave mezcla que se aplicará en el rostro en círculos muy suaves. Todo esto en su momento de baño. Y luego hielo. El secreto de la Grisales es el hielo… El cristal de la penca de sábila, pero no revuelto con todo lo que le están inventando ahora, que hasta gallina le ponen. No, el cristal de sábila es perfecto para el cabello y la piel. Si tiene granitos o poros muy abiertos, puede lavarse el rostro con agüita de caléndula porque la caléndula es cicatrizante. Y para que las uñas de las manos no se le quiebren y se le debiliten ahora con tanta lavadera de platos, aplíquese el limón. Igual para los hongos de las uñas de los pies, el limón es bendito. Para tener las manos suaves haga una mezcla de avena y miel. Hay que ser perseverantes en toda rutina y más ahora, cuando verdaderamente nos tenemos que cuidar. No hay porqué hacer las cosas a las carreras. En las mañanas al levantarse puede hacer los ejercicios que ayudan a la no formación de arrugas, abra y cierre la boca como si estuviera pronunciando la letra A y la letra O, infle sus cachetes de aire, saque la lengua, gire los ojos hacia arriba y hacia abajo. Aplíquese todos los días su crema humectante y que no le falte el protector solar, porque el viento y el trajín marchitan la piel. No se afane por tener y verse “pelos” por todas partes. Si no se sabe depilar las cejas no lo haga, déjelas al natural, no se depile con cera si no lo sabe hacer. Una quemada… puede dejarle cicatriz.
-Y dígale a todas las amigas que a los maridos y a los niños también hay que tenerlos saludablemente bellos. No es ser vanidosos, es cuidarse. Claro que hoy en día a mi peluquería van iguales mujeres y hombres. Yo tengo amigos con unas barberías de lujo en donde a sus clientes los reciben con una bebida para que se relajen… los hombres también lo cuentan todo, se desahogan y se fijan más que las mujeres. Con decirle que yo no me había dado cuenta que el gordito con cara de bueno, el ministro de salud, se tiñe… ¿ya le vio las raíces blancas en la televisión? Un cliente fue el que me hizo caer en cuenta. Porque eso sí la vicepresidente sale cepillada perfecta, como de peluquería. Y al pobre Jorge Alfredo no le han podido cuadrar la base. La televisión en casa lo revela todo.
-¿Qué es importante en estos momentos?
Amiga… es el alcanzar el bienestar, la armonía entre el cuerpo y la mente. Es un tiempo para buscar la belleza interior.