Por decisión de la Asamblea General de Naciones Unidas, adoptada el 6 de diciembre de 2011, el mundo pone hoy su foco de interés en las niñas, celebrando un día para descubrir sus carencias, y cómo enfrentarlas, así como reconocer los avances en la garantía a sus derechos.

Reconocer a las niñas exige descubrirlas en sus realidades complejas, describir su situación con datos exactos y verificados y comprender cómo son sus posibilidades de obtener salud y nutrición, acceso a la educación, protección y victimización, goce de sus derechos recreativos. Ese paso, que es una verdadera necesidad para definir políticas y orientar la solidaridad, es necesario en Colombia, según indicó la Fundación Plan, líder de esta conmemoración en el país.

La precaria y dispersa información sobre las niñas que registra el país no alcanza, por ejemplo, para indicar cuántos de los menores de 5 años muertos son niñas. Menos permite establecer niveles diferenciales de desnutrición entre las niñas y las niñas o de acceso a la atención en salud. A duras penas se cuenta con datos de 2015 sobre su acceso a la educación, que sigue siendo preocupante toda vez que las mujeres apenas cursan 7,8 años de educación y sólo el 24,6% de ellas accede a la educación superior.

En la conmemoración de 2017, las autoridades de la ONU han alertado por las condiciones de las niñas refugiadas, víctimas de conflictos armados, toda vez que el 75% de la población refugiada son niñas. La tendencia es mayor en Colombia, donde de un registro de 3’958.997 mujeres víctimas, a diciembre de 2016, se determinó que 3’369.319 lo fueron por desplazamiento forzado.

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En Colombia, el abuso sexual, la violencia intrafamiliar y los embarazos tempranos se constituyen en los más graves problemas contra los derechos de las niñas. Según el Forensis, la tasa de abuso sexual contra mujeres está en 73,9 por 100.000 habitantes. Los casos de abuso contra niñas se denuncian desde la etapa 0-4 años, con tasa de 85,5 por 100.000 habitantes, siendo mayor la prevalencia de casos entre los 10-13 años, con una tasa de 371,27 por 100.000 habitantes. Igual de dramática es la situación de la violencia intrafamiliar. A pesar de ser una tragedia escasamente denunciada, el Forensis registra una tasa de violencia intrafamiliar de 69,85 por 100.000 mujeres entre 0 y 17 años. La edad con mayores registros es 15 a 17 años, con una tasa de 120,85 por 100.000 personas.

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También en el país preocupa, y exige mantener vigentes acciones educativas y de prevención, la prevalencia del embarazo de niñas (10-14 años) y adolescentes (15-19 años). Las viejas cifras disponibles (2010) en el programa De Cero a Siempre indican que el 1% de las niñas colombianas entre 10-14 años fueron madres. Unas más recientes (2015) de la Encuesta nacional de demografía y salud señalan reconocen que la tasa de fecundidad de las adolescentes (un nacimiento vivo por mil mujeres) es de 75.  El embarazo temprano significa la exposición de madre e hijo a riesgos de agresión sexual, a la preservación del ciclo de pobreza y, generalmente, el abandono de la educación.

Proteger a las niñas garantizándoles las oportunidades es una forma eficiente y segura de abrir oportunidades de equidad y desarrollo equitativo.