Ellos mantienen una memoria feliz de las necesidades reales, son la memoria activa de la ciudad. Sin la labor de esos funcionarios los alcaldes y gobernadores no tendrían en quién apoyarse
Tanto va el cántaro al agua y el agua al molino que terminamos por confundir a la dirigencia política con el enorme grupo humano que desde sus responsabilidades lucha y se esfuerza para que las cosas funcionen correctamente. De tanto criticar, quejarnos o simplemente despotricar, a muchos periodistas y columnistas se nos olvida el trabajo, la dedicación y el empeño de miles de funcionarios y trabajadores correctos y creativos que han pasado por dependencias gubernamentales, sistema educativo etc. dejando huella, creando planes de desarrollo e implementándolos. Es un grupo de paz y convivencia que no solamente cumple órdenes, sino que aporta la creatividad y el ingenio para buscar soluciones a los problemas que les corresponden.
Nadie parece recordarlo, pero además de escribir sus originales libros, el pensador Fernando González trabajó en la creación de un Estatuto de Valorización de importancia en su momento, por varios años elaboró celosamente y no como un cumplimiento ciego sino aportando soluciones, construyendo el proyecto, poniendo lo mejor de su inteligencia y su saber al servicio de la comunidad. Igual podríamos recordar del maestro Pedro Nel Gómez y de otros artistas y seres humanos de genio e ingenio que han puesto su grano de arena en la construcción social.
Es justo resaltar a todo ese conglomerado humano que ha dedicado buena parte de su vida al servicio y desde su formación, sea básica, tecnológica o universitaria y su inteligencia, amplían la gama de las soluciones para construir mejores entornos humanos. Están también en los pequeños poblados caseríos y ciudades intermedias. Padecen los vaivenes del poder estoicamente, saben que las cabezas del poder político van y vienen como veleros pero ellos guardan memoria de las metas, de los proyectos necesarios, de las necesidades, muchos saben, además, jerarquizarlos.
No solamente quienes escribimos en la prensa ignoramos o minimizamos esa tropa silenciosa que proyecta, realiza y ejecuta lo que se ha planteado como necesario, ellos mantienen una memoria feliz de las necesidades reales, son la memoria activa de la ciudad. Sin la labor de esos funcionarios los alcaldes y gobernadores no tendrían en quién apoyarse y estarían huérfanos en un poder solitario que no sirve por sí mismo. Empleados y funcionarios de carrera, lo mismo que maestros, obreros y operarios merecen toda la consideración y el recordar que sin ellos la ejecución de los proyectos no existirían, las obras no se ejecutarían y se corre el riesgo de extraviar el norte.
Y pasa así no solamente en la administración pública, también en las empresas y en muchos organismos que mantienen viva la sociedad y nos permiten albergar esperanzas para la continuidad del progreso y al mejoramiento. Los sueños varían de acuerdo con la persona, de hecho, todos soñamos cosas distintas, mientras algunos piensan en relaciones afectivas, otros piensan en lo económico o en lo profesional, ese ejército está, mientras tanto, pensando en el desarrollo de sus ideas, si viajan lo hacen pensando en su localidad y mantienen un cuidado con lo público que hay que resaltar.