En noticias relacionadas con las drogas, un dealer es un traficante, distribuidor o vendedor.
1. Literalmente
El adverbio literalmente se emplea a menudo con un valor enfático que no siempre le es propio y del que, en ocasiones, se abusa.
Su significado es, según el Diccionario académico: ‘de manera literal’, y a su vez, literal es: ‘conforme a la letra del texto, o al sentido exacto y propio, y no, al figurado de las palabras empleadas en él’, como en: «No traduzcas literalmente».
En los medios es frecuente encontrarla en oraciones como «Kiss incendia la plaza de toros literalmente». «Literalmente, todos en el mundo saben que ahora IHOP está vendiendo hamburguesas», en los que simplemente parece estarse empleando con un valor enfático.
Lo recomendable (RAE) es restringir el empleo de la voz literalmente a aquellos casos en los que sea inequívoco que las cosas suceden tal y como se dice, y optar, en los otros, por alguna alternativa o reformulación.
El anglicismo dealer, presente en multitud de contextos, y sobre todo en noticias sobre tráfico de drogas, cuenta con alternativas preferibles en español.
En los medios de comunicación pueden verse frases como «El dealer de Demi Lovato culpó a la cantante por el tipo de drogas que compró», «Robots que hacen la función de dealer y reparten cartas reales», «Una intensa lluvia arrastró los vehículos de un dealer en Little Falls» o «El dealer no solo compra activos financieros para las empresas que se lo encargan, puede hacerlo para él mismo».
En noticias relacionadas con las drogas, un dealer es un traficante, distribuidor o vendedor.
En los casinos, el dealer es el crupier o el repartidor.
En el sector automovilístico, en países como la República Dominicana, Puerto Rico o Venezuela, un dealer, adaptada como díler, es un concesionario.
En el comercio de obras artísticas, un dealer es un marchante.
Y en informaciones sobre la bolsa, dealer equivale a operador por cuenta propia.
Así pues, en los ejemplos iniciales lo recomendable habría sido escribir «El distribuidor (de drogas) culpó a la cantante por el tipo de drogas que compró», «Robots que hacen la función de crupier y reparten cartas reales», «Una intensa lluvia arrastró los vehículos de un concesionario en Little Falls». «El operador por cuenta propia no solo compra activos financieros para las empresas que se lo encargan, puede hacerlo para él mismo».
Si desea emplearse la voz inglesa, lo adecuado es redactarla en cursiva o, si no se dispone de este formato, entre comillas.
3. Un total de…
La expresión: un total de, si bien es adecuada cuando se indica el resultado de una suma o un resumen o conclusión, es muchas veces una construcción innecesaria de la que se abusa en los medios de comunicación.
Un total de, se emplea para dar el balance final de una cantidad que, a menudo, ha ido aumentado progresivamente hasta ser alta, y precisamente sirve para concluir o recapitular la cantidad final. Así se usa, por ejemplo, en: «Rescatan a un total de 223 personas en aguas de Alborán».
Sin embargo, frecuentemente se utiliza también en contextos similares a este, pero en los que ni la suma es cuantiosa ni remarcable, ni se trata de una información progresivamente actualizada, como en «Un total de cinco provincias tendrán hoy riesgo por vientos, lluvias y oleaje». «La sentencia le impone un total de tres años de prisión por un delito de descubrimiento y revelación de secretos».
En estos ejemplos, en los que el empleo de esta construcción no aporta ningún matiz, puede omitirse sin que la oración pierda sentido: «Cinco provincias tendrán hoy riesgo por vientos, lluvias y oleaje» y «La sentencia le impone tres años de prisión por un delito de descubrimiento y revelación de secretos».
Es habitual iniciar una frase o un titular con dicha expresión. Así, son comunes ejemplos como «Un total de 7000 prensas falsificadas incautadas en el aeropuerto». En estos contextos, si lo que se quiere es evitar que la cifra quede en la primera posición, suele ser posible omitir un total de y anteponer el verbo: «Incautadas 7000 prendas falsificadas en el aeropuerto».
Se recomienda, por tanto, no abusar de esta forma expresiva que, aunque no es incorrecta, suele ser innecesaria en la mayor parte de las frases en las que se emplea.
Tengamos siempre en cuenta que el lenguaje oral o escrito exige precisión, claridad y economía de palabras.