Se puede decir que es un hombre peculiar. Un hombre con algo propio, no se encasilla, no es de relatos largos, pero es de historias de vida muy variadas. De aquí sus agradables relatos de crónicas que uno toma para leer y no quiere parar: En contravía y por atajos.
A los abogados, señores de las leyes se les llama con respeto doctor. Y me ha tocado en suerte este diálogo con un doctor que relata vida; abogado de la Universidad Pontificia Bolivariana, que sabe mucho de tango y que tiene una maestría en la Universidad Católica de Lovaina, que reconoce su vida de bohemio y que fue Magistrado de la Corte Suprema de Justicia. Ama la ciudad de París, pero es que en esta la ciudad de la Torre Eiffel fue profesor visitante en la Universidad de París. Su bachillerato lo hizo en la nocturna, pero es autor de más de tres obras sobre el Derecho. Ejerce su carrera y es invitado a dictar conferencias. Lógico, sobre su pensamiento de leyes. Pero sería fantástico que no dictara y sí que contara sobre qué fue la bohemia de esta ciudad en aquellos años…
Su nombre es atractivo y tiene fuerza: Francisco Javier Tamayo Jaramillo. De vida muy bien vivida entre el antiguo Medellín de cafés, la plaza de mercado y un barrio de calles destapadas en Envigado. Una vida poco convencional, una educación distinta, una infancia de destino y azar, bohemio a su estilo, muy regular conquistador, tanto que en uno de sus párrafos describe a una mujer bonita que le gustó mucho como si fuera una pieza hípica, “elegante en su caminar como una bestia de paso”. Años 50 y 60 en relatos de él, de su vida. La vida misma que va caminando y mirando de un lado a otro, delicias y angustias, todo aquello que se le quedó en la pupila de sus ojos las va narrando en dos tomos: “En contravía y por atajos”, la pelea, los dos enamorados, la Bayadera, Guayaquil, cómo nacieron las casas disqueras, las emisoras, pero no en descripción y sí un relato de creatividad de su mente que es en donde está la esencia del contenido. Pero además, algo para rescatar son las palabras, dichos paisas, que pueden perfectamente hacer parte de un diccionario. Por ejemplo: pajarilla, se dice de lo que es de mala calidad, en alusión a una víscera de la res que se vende como desperdicio.
Por el lado de su mamá, su abuelo fue un abuelo de muy buenos recursos, el más rico de Envigado; pero por el lado de su papá la pobreza los rondaba, pero se las rebuscaba en “La cómoda” en la plaza de mercado y para rematar de muchacho jovencito por los 16 años en el bachillerato, flojo para estudiar deja sus estudios y su papá le dijo: “O se viene a trabajar conmigo o se va de la casa, porque un vago no voy a tener”. Y en aquella plaza por unos siete años esta es su escuela hasta que se quema; de aquí se va a trabajar a la Colombiana de Tabaco. Comienza su bachillerato nocturno, lo valida e ingresa a Bolivariana a estudiar Derecho. Se va a ejercer su abogacía, trabaja en Uniban, en aquella época consigue ahorros y se va a París, la ciudad hermosa que le hizo saber que de bohemio poco, porque no tenía ni con que comprar un tinto. Muy austeramente es su bohemia. Se va luego a Bélgica, aquí termina su maestría y, adivinen!!! Se regresa en un barco bananero, un viaje lleno de recuerdos.
Ha escrito 12 libros… ¿Es brillante? contesta: “Bruto no soy”.
¿Pero cómo es su vida diaria, qué le gusta, qué disfruta?
“Mi vida es sencilla, tengo poca vida social, solo dos o tres amigos para un café. Disfruta una buena conversación en donde no haya más de tres personas, me gusta comer con buen vino y queso, me gusta Mozart, Beethoven, Liz y el tango, y mi gran frustración es no tocar ningún instrumento. Soy abstemio, pero cosa rara en las comidas tomo licores blancos de 45 o 50 grados…grapa, aguardiente francés, pero el aguardiente de aquí me da mucho dolor de cabeza. Duermo bien, pero según el día porque hay unos intensos en el ejercicio del Derecho. Hoy en día leo literatura y filosofía, Miguel de Unamuno, los estoicos, Albert Camus, leo muchos periódicos.
La información hoy en día es muy escasa, antes había mucha variedad en los periódicos, hoy muchas veces uno no sabe qué pasa en la ciudad. Queda un manto de ignorancia. En cuanto a la prensa de opinión, opino que está muy comprometida o con grupos económicos o con asuntos políticos”.
Lea: Rece, porque él no va a salir de esta
¿Qué es la ley?
“Es el dominio más o menos democrático del comportamiento humano. La sociedad no puede vivir sin ley o la impone despóticamente o en nombre de cualquier deidad o usted la impone y es el estado de derecho. Son unas normas creadas por la sociedad aplicada por los jueces. La ley o permite la convivencia humana o el despotismo humano”.
¿Cree en Dios?
“Creo en Dios y tengo una visión de Jesús como la tenía Renan, filósofo francés. Una obra que me marcó mucho”.
¿Qué es el amor?
No es un querer dar, sino un darse sin querer.
Este hombre o se ha enamorado muchas veces o no se ha enamorado nunca… muchas relaciones sí, pero creo que su vida amorosa fue un poco dolorosa. Con razón las idas a terapias, esos vacios, esos inalcanzables, esas culpabilidades… y lo dice con tranquilidad, “el sicoanálisis no cura”. Seguro que con el tango de sus amores, de su vida, el de ese ir y venir sí le ha dado más tranquilidad, lo mismo que la música vieja, aquella que suena por los 50 y más. Los boleros y la música antillana. Llegó a coleccionar buena música pero el sicoanálisis le barrió con todo…
“Sur” es su máximo tango, otro es “Melodía de arrabal”, uno que lo relaciona con sus padres es “Que nadie se entere”. No sabe bailar tango, pero le gusta ver bailar tango. Y no lo podemos despedir sin preguntarle por Carlos Gardel…
“Es un ser infinitamente triste, el mito no deja ver su importancia.”
EN POCAS PALABRAS
-Le encanta Berlín
-Es de chicharrón, arepa y maduro.
-Es de puro Envigado.
-Le encanta Buenos Aires.
-Gran conocedor de la vida de Gardel.
-Cree en lo afrodisíaco en lugares insólitos.
-Por ahora no quiere más relatos.
-Tiene dos hijos y un nieto.