En mi admirado municipio de Titiribí, vive y trabaja la Unión Fraternal de Titiribí-Ufrati-, verdadero ejemplo de fraternidad, y que por estos días está celebrando 50 años de existencia, amor y servicio por Titiribí, Antioquia y Colombia.
En una columna anterior, habíamos dicho que nuestros municipios antioqueños guardan tesoros, y nos dolíamos un poco de que esos tesoros no eran conocidos, y, los que lo eran, poco reconocidos, no obstante su labor desinteresada, profesional y edificante, de muchos años. Pues bien. En mi admirado municipio de Titiribí (terruño al cual le guardo verdadero cariño por aquella amistad inmerecida que tuve con el mejor sonetista de Colombia, el poeta Jorge Montoya Toro, a más del afecto compartido con doña Lucila Gonzáles de Chaves, cuya infancia transcurrió allí), vive y trabaja la Unión Fraternal de Titiribí-Ufrati-, verdadero ejemplo de fraternidad por Titiribí, Antioquia y Colombia, y que por estos días está celebrando 50 años de existencia, amor y servicio.
La historia, es la siguiente: el Pbro. Miguel Betancur Betancur, un incansable y bondadoso servidor de la iglesia católica, fallecido hace más de treinta años, llegó a Titiribí el 29 de junio de 1968, y estuvo allí hasta el 20 de noviembre de 1971. Desde su posesión empezó con la recuperación del cementerio y continuó con una gran labor pastoral y de servicio a la comunidad, junto a la congregación de las Hermanas Vicentinas, que llegaron a Titiribí el 31 de octubre de 1968. Simultáneo a ese eficaz trabajo, el sacerdote, las Vicentinas y un grupo de entusiastas habitantes del pueblo, tuvieron a bien fundar una benemérita institución, el día 13 de noviembre de 1968, que se dieron en llamar Unión Fraternal de Titiribí, Ufrati, una entidad sin ánimo de lucro, encargada de educar, ayudar y capacitar, a niños y jóvenes de menores recursos económicos.
El acto oficial de presentación en sociedad de la hoy cincuentenaria entidad, fue el día 13 de diciembre de 1968, donde llevaron la palabra el sacerdote Miguel Betancur Betancur y el primer presidente de Ufrati, el señor Carlos Arturo Vélez Wolff, quienes invitaron a la comunidad titiribiseña a sentir como propia la naciente institución y a vincularse activamente con generosidad y servicio. La reunión se inició en el templo parroquial Nuestra Señora de los Dolores, con una eucaristía, y continuó con un almuerzo para los asistentes, en una sede que la entidad recibió en arrendamiento, y que incluyó velada musical y entrega de aguinaldos para todos los niños del municipio. Es decir, Ufrati, nació fuerte y haciendo honor a los postulados que la animaron.
Adicional, en ese feliz año de 1968, llegó a Titiribí, doña Amanda Posada Vélez, una dama carismática que vino con su familia desde Concordia, para servir con fervor a los más necesitados; ella, hizo parte de la fundación desde su comienzo, y con el grupo de colaboradores, se dieron a la tarea de conseguir recursos económicos y el trabajo “ad honorem” de maestros con vocación, que empezaron a dictar clases de mecanografía, modistería, artesanías, culinaria, a más de otras actividades creativas y recreativas para los niños y los jóvenes de la época, ansiosos de obtener conocimientos adicionales a su formación académica.
Honor y reconocimiento para los fundadores, entre los que contamos: la Hermana Sor María Luisa Ruiz (fallecida), Sor Ligia Lugo (fallecida) y Sor Ligia María Gutiérrez (quien hoy vive en Medellín), todas vinculadas a la Comunidad de las Hermanas Vicentinas. Inolvidable, también, el poeta y hombre cívico Octavio Quintero Villa, su primer secretario. La división administrativa, hasta hace unos años, se encargaba de realizar cursos de bordado, artesanías, modistería, pintura, mecanografía, culinaria y tejidos. En la actualidad, las instalaciones de Ufrati son utilizadas por el Servicio Nacional de Aprendizaje -Sena-, para hacer todo el trabajo de capacitación que brinda esta entidad oficial, donde los jóvenes asisten a clases de peluquería, marroquinería, panadería, modistería y preparación de alimentos.
En su época de penuria, doña Amanda Posada Vélez, en compañía de la Hermana Sor Ligia Lugo, otra de sus fundadoras, se presentaron en demanda de apoyo ante el empresario Gustavo Toro Quintero: “¡Las obras de Dios no se acaban!”, fue la respuesta inmediata de don Gustavo.
Sentimiento de gratitud y admiración a los fundadores, a los directivos anteriores y a sus actuales, compuestos por doña Amanda Posada Vélez, en calidad de presidente, quien ha estado trabajando con cariño y en forma gratuita durante cincuenta años, porque “mi servicio a la comunidad, me lo paga Dios”; la secundan: Gabriel Gómez Garcés, tesorero; Beatriz Tobón Taborda, secretaria; Marina Estrada y Daisy Gil, vocales.
Celebremos con el corazón y con la sana alegría que da el servir, los 50 años de Ufrati, la Unión Fraternal de Titiribí, tierra de mi recordado Jorge Montoya Toro, y mi querida doña Lucila González de Chaves.
Puntada final: A propósito de Titiribí, el próximo sábado 24 de noviembre de 2018, a las dos de la tarde, en su recinto, el Honorable Concejo Municipal entregará la condecoración Día de la Municipalidad Titiribiseña, a don Ricardo Vera Pabón, Miembro de Número de la Academia Antioqueña de Historia, por sus aportes al desarrollo físico, cultural y espiritual del municipio. ¡Nada tan merecido, apreciado Académico!