Protestas, violencia y pandemia, difíciles horas para Estados Unidos y el presidente Donald Trump tras la trágica muerte del afroestadounidense George Floyd, a manos de un policía.
Entre el temor y el asombro de unos, la convicción y la temeridad de otros, transcurren las horas en gran parte de Estados Unidos, donde se cumplen ocho días de protestas, muchas de ellas marcadas por la violencia, tras la muerte del afroestadounidense George Floyd, a manos de la Policía, en Mineápolis.
Decenas de jóvenes, blancos y negros, han salido a las calles, en muchos casos olvidando las medidas de protección para evitar el contagio de la covid-19, para reclamar justicia. Pero algunas de esas marchas pacíficas, incluso siguiendo el mismo patrón día a día, han terminado en violencia, saqueos, anarquía y desorden, que el Gobierno asegura no va a permitir.
Incluso, unas 200 personas fueron arrestadas en la ciudad de Nueva York la noche de este lunes 1° de junio antes de que entrara en vigor el toque de queda decretado desde las 23:00 hora local (10:00 p.m. de Colombia).
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Los arrestados fueron en su mayoría saqueadores que irrumpieron en varias tiendas en el centro de Manhattan, Union Square y en la Quinta Avenida, locales que han estado cerrados por más de dos meses debido a la pandemia.
De hecho, el caos llevó al alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, a imponer un toque de queda que se cumplió la noche del lunes y se repetirá esta misma noche, lo mismo que en Washington, desde las 20:00 hora local (7:00 p.m. de Colombia) hasta las 05:00 de este miércoles (4:00 a.m. de Colombia). Medida que excluye a los trabajadores esenciales, a las personas sin hogar y a las personas que necesiten tratamiento médico, según el alcalde.
“Apoyamos la protesta pacífica en esta ciudad” tuiteó el alcalde De Blasio, pero anotó que “algunas personas salen no para protestar, sino para destruir propiedades y lastimar a otros... Sus acciones son inaceptables y no las permitiremos en nuestra ciudad”.
El gobernador del estado de Nueva York, Andrew Cuomo, y el alcalde De Blasio hicieron una declaración conjunta anunciando el toque de queda para frenar los actos violentos durante las extensas protestas en contra de la brutalidad policial y el racismo, que han surgido tras la muerte de Floyd.
La presencia policial de la ciudad de Nueva York se ha duplicado con un gran número de ellos enviados al Bajo Manhattan y al centro de Brooklyn. Hasta ahora, al menos 1.200 personas en Nueva York han sido detenidas y más de 40 policías han resultado heridos.
Floyd, de 46 años, murió el 25 de mayo después de que el oficial de policía de Minneapolis Derek Chauvin se arrodillara sobre su cuello durante casi nueve minutos. Dos autopsias separadas publicadas el lunes encontraron que su muerte fue por asfixia.
Y ese hecho encendió la llama que hoy crece en varios Estados en contra de la violencia policial, pero no deja de llamar la atención el hecho de que en las marchas se vea a muchos jóvenes blancos participando. No sólo son los negros, por lo que hay quienes advierten que no se trata solamente de protestas contra el racismo, que dicen siempre ha existido en el país del norte, si no que la situación tiene un fondo político, a escasos meses de las elecciones presidenciales, e incluso se atribuyen muchos de esos hechos a grupos terroristas y anarquistas que han permeado la sociedad estadounidense y que aprovechan el difícil momento que vive el país producto de la caída económica y la creciente cifra de desempleo, atribuidos al mal manejo que, dicen, le ha dado el presidente Donald Trump a la emergencia causada por la pandemia de la covid-19.
Militarización
A eso se suman las polémicas declaraciones del presidente Trump, amenazando con el despliegue de militares para sofocar las protestas violentas, lo que sus críticos censuran señalando que, además de ser un racista consumado, no tiene un plan para acabar con las protestas distinto al uso de la fuerza.
Trump hizo esa advertencia ante el aumento de las protestas violentas, que se han extendido a por lo menos 20 ciudades, entre ellas Washington, Atlanta, Baltimore, Detroit, Chicago, Los Ángeles y la misma Mineápolis.
“Si una ciudad o Estado se niega a tomar las medidas necesarias para defender la vida y la propiedad de sus residentes, entonces desplegaré el Ejército de Estados Unidos y resolveré rápidamente el problema para ellos”, dijo Trump desde la Casa Blanca, en su primer discurso tras la muerte de Floyd.
Trump aseguró que podría invocar la Ley de Insurrección de 1807, que rara vez se usa, que autoriza al presidente a desplegar unilateralmente las fuerzas militares en territorio nacional con el fin de hacer aplicar la ley, y afirmó que enviaría a “miles y miles de soldados fuertemente armados, personal militar y agentes de la ley” para restablecer el orden.
Con helicópteros sobrevolando la Casa Blanca y sucesivos estallidos que ocurrían en la cercana Plaza Lafayette, Trump se declaró como “presidente de la ley y el orden” y un “aliado de todos los manifestantes pacíficos”.
En su discurso, Trump calificó previamente a los gobernadores estatales como “débiles” frente a los hechos que se están viviendo e instó a los líderes a “dominar” las calles para evitar más violencia.
El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, condenó las declaraciones de Trump y dijo que sus declaraciones son vergonzosas.