La nueva miembro del Gobierno de Uruguay, quien actualmente está como presidente encargada por el viaje de Tabaré Vázques a la Asamblea de la ONU, Lucía Topolansky, manifestó que su nuevo cargo “es una circunstancia no deseada”.
La nueva vicepresidenta de Uruguay, Lucía Topolansky, asumió su cargo como vicepresidenta el pasado miércoles, luego de la crisis política que se formó cuando Raúl Sendic se vio envuelto en un escándalo por realizar compras de ropa, joyas y electrónica con una tarjeta corporativa de la petrolera estatal Ancap.
Esta renuncia, que anunció una tormenta política y una posible ruptura de la mayoría del Frente Amplio en el poder legislativo, fue recibida por la esposa del expresidente José Mujica, quien actualmente está como presidente interina por la visita de Tabaré Váquez a la Asamblea de la ONU.
Topolansky (Montevideo, 1944) asumió tal responsabilidad varias veces en la anterior legislatura, por haber sido la senadora más votada en las elecciones de 2009 y encontrarse determinados días tanto Mujica como su vicepresidente, Danilo Astori, en el extranjero.
Vivió entonces "la soledad" de la Presidencia, para la que dijo no tener vocación y ser una "tarea difícil" que no desea a nadie, según expresó a finales de 2014.
La misma soledad que ahora volvió a sentir, sin ir más lejos, a partir de este sábado y hasta el 20 de septiembre en ser la Jefe de Estado por la ausencia de Vázquez.
La exguerrillera del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T) inició su carrera política en 1995 como edil suplente de la Junta Departamental de Montevideo, ya dentro Movimiento de Participación Popular (MPP).
Elegida diputada años después, y senadora desde 2005, Topolansky es ahora la presidenta de la Asamblea General del Parlamento uruguayo, cargo ligado en Uruguay al de vicepresidente de la República, por ser la segunda senadora titular más votada después de Mujica, inhabilitado para tomar el cargo de vicepresidente por haber sido el anterior mandatario.
Su asunción es vista como un aumento de poder del MPP, sector político que integra la coalición oficialista, el Frente Amplio (FA), y que lidera Mujica, y que a las cuatro bancas de senadores que tiene suma el puesto de la presidencia de la Asamblea General, nexo fundamental para negociar con Vázquez la prioridad y discusión de las iniciativas que llegan al Parlamento desde el Ejecutivo.
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"Será un refuerzo fundamental e importantísimo para la gestión de Gobierno", dijo Vázquez, quien destacó también que Topolansky tiene "una vastísima experiencia legislativa" y es "una profunda conocedora del sistema político y de la realidad del país".
Hija del ingeniero Luis Topolansky Müller, de ascendencia polaca, y de la uruguaya María Elia Saavedra Rodríguez, Lucía tuvo una hermana melliza junto a la que ingresó en 1967 en los Tupamaros, donde conoció a Mujica.
Al igual que él, pasó 13 años encarcelada por su oposición a la dictadura cívico militar uruguaya (1973-1985).
Al regresar la democracia, ambos salieron de la cárcel dispuestos a recomponer su relación tras tantos años de alejamiento forzoso.
La pareja se mudó a una pequeña finca rural a las afueras de Montevideo, donde se dedicaron al cultivo de flores y hortalizas.
La austeridad, sencillez y sobriedad fueron, según Topolansky, una "enseñanza" de los años de clandestinidad y prisión, "donde se conoce al ser humano desnudo", y se convirtieron en las señas de identidad de la pareja.
Topolansky se casó con "Pepe", como se conoce coloquialmente a Mujica, en 2005, y como primera dama siempre se consideró que tuvo una influencia importante sobre él.
Ahora, y pese a haber anunciado en alguna ocasión estar cerca de abandonar su banca en el Senado, como militante y mujer de partido que reconoció ser, asume el reto de ser la primera vicepresidenta de Uruguay con el bagaje y la experiencia de quien sabe lo que es gobernar.